Puede ganar un doblete, puede bajar a Segunda, puede ganar dos Europa League, puede perder dos finales de Champions ante el eterno rival, puede ganarlo en una final de Copa en su estadio, puede tener un administrador concursal, puede devorar entrenadores, puede encumbrarlos, el Atlético de Madrid es capaz de muchas cosas, pero lo que irremediablemente no varía es que su delantero centro es de los mejores, sino el mejor, del mundo.
Pasan los años, los entrenadores, los jugadores, no pasan los presidentes, pero el que porta la casaca con el número 9 (o el que hace sus funciones) en la ribera del Manzanares siembra el temor entre las defensas rivales. Puede tener grandísimos equipos o puede tenerlos mediocres pero la afición colchonera sabe que en el área rival tendrá un ‘killer’ que marca diferencias. En algunas ocasiones, incluso dos, formando duplas para el recuerdo. Es un amor que suele ser efímero, pero muy intenso.
Los ‘nueves’ del Atleti
Lubo Penev: El búlgaro sólo estuvo una temporada en el Atlético de Madrid, pero fue uno de los héroes del doblete formando una pareja impresionante con el gran Kiko Narvaéz y siendo asistidos por Milinko Pantic. Sus mejores años fueron en Valencia donde padeció una grave enfermedad y ya no volvió a ser el mismo. Sus últimos coletazos en nuestra Liga los dio en Galicia, entre el Compostela y el Celta de Vigo. Siempre estará en la historia del Atleti por formar parte de la mítica plantilla del doblete. Su puesto lo ocupó Juan Esnáider la campaña siguiente, pero no tuvo éxito y acabó señalado por su penalti fallado ante el Ajax en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League que les apeó de la competición. El bueno de Juan también estuvo sólo una temporada, recalando en el Espanyol al concluir la 96/97.
Christian Vieri: El nombre del italiano aún causa respeto entre los que lo sufrieron. Su impacto en la liga fue brutal y con Juninho Paulista devolvió la alegría a la afición rojiblanca. Nómada por naturaleza, sólo estuvo una campaña en el club, la 97/98, donde anotó 24 goles y fue el Pichichi. Para el recuerdo quedan sus cuatro goles en El Helmántico de Salamanca, donde a pesar de ello su equipo perdió (puro Atleti) y su inolvidable gol al PAOK de Salónica con el balón pegado a la línea de fondo cerca del banderín de córner dibujando una parábola perfecta. Tan brillante fue el gol que hasta el propio jugador, poco dado a las celebraciones, lo gritó enloquecido. Y tal como vino se fue rumbo a Roma donde con la Lazio ganó la Recopa de Europa al Mallorca la temporada siguiente.
Jimmy Floyd Hasselbaink: El único rayo de luz de la temporada 1999/2000, la del descenso. Jimmy fue el único jugador que se salvó de la ira de la afición. Con su eterna sonrisa y su potencia infinita intentó por todos los medios evitar la debacle rojiblanca, aportó 24 goles, a tres tantos del Pichichi, Salva Ballesta. Un gol suyo en el Bernabéu significó la última victoria atlética en un derbi hasta la final de Copa del Rey de 2013. Su último gol fue precisamente en una final de Copa, la que perdió ante el Espanyol en Mestalla con el famoso gol de Tamudo a Toni. Hasta el último minuto (nunca mejor dicho pues anotó en el 90′) intentó salvar los muebles de una temporada aciaga. El descenso privó al holandés de jugar más temporadas en nuestra liga y puso rumbo al Chelsea. Como sus antecesores el idilio duró sólo una temporada.
Fernando Torres: Bandera del equipo durante seis temporadas, este rojiblanco de cuna hizo su aparición en el primer equipo allá por el año 2001 con el Atlético peleando por volver a Primera División. Salva Ballesta era la estrella de aquel equipo pero sus 27 goles no bastaron para ascender y el maño puso rumbo al Valencia dejando el ascenso en manos de ‘El Niño’. Fernando no defraudó y el Atlético volvió a Primera. Las cinco temporadas siguientes fueron una lucha continúa del jugador contra el fatalismo que acompañaba al club y no consiguió ningún título. Fue un azote para el Barcelona, al que le tenía tomada la medida, pero no así con el Real Madrid, al que solo consiguió batir en una ocasión con la camiseta rojiblanca. Muchos fueron sus compañeros en punta de ataque desde Jose Mari a Mateja Kezman pasando por Nikolaidis o Diego Alonso, pero un doloroso 0-6 del Barcelona en el Calderón donde el equipo se dejó ir para no darle la liga al Real Madrid fue el vaso que colmó la paciencia del atacante que puso rumbo a Liverpool. El cambio benefició a los dos porque Fernando se ha convertido junto con Juan Mata el único jugador en la historia que ha ganado Champions League, Europa League, Eurocopa y Mundial mientras que el Atlético ha vuelto a ser grande con una Liga, dos Europa League, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey en el Bernabéu y las dos finales de Champions, la última ya con Fernando de regreso a casa.
Sergio “Kun” Agüero: Tras arrebatárselo al Villarreal, el Atlético de Madrid juntaba la delantera más prometedora de todo el fútbol europeo junto con Fernando Torres pero, como es tradición, sólo pudo disfrutarla una temporada, la 2006/2007. A partir de ahí el argentino se convirtió en la máxima estrella del club durante cuatro temporadas en las que logró una Europa League y una Supercopa de Europa, amén de 101 goles en 234 partidos. Su salida en dirección Manchester no fue todo lo correcta que debería al pedir en una controvertida carta su traspaso y no despedirse de la afición. De todos, es el que peor sabor de boca ha dejado en el club.
Diego Forlán: El uruguayo deslumbró en Villarreal y el Atleti se rascó el bolsillo para que fuera el sustituto del mito Torres. ‘El Cacha’ estuvo a la altura del desafío y formó con el ‘Kun’ una de las mejores parejas de delanteros de Europa. Su temporada 2008/2009 fue brutal anotando 32 goles y ganando por segunda vez el Trofeo Pichichi (lo había ganado con el Villarreal la temporada 2004/2005). Sin embargo su subida al Olimpo rojiblanco se produjo la temporada siguiente con sus inolvidables goles en la Europa League. Un gol suyo en la prórroga en Anfield Road metía a su equipo en una final europea 24 años después, pero no se conformó con eso y en la final metió los dos goles para derrotar a un correoso Fulham. Su segundo gol en el minuto 116 de partido significó el inicio de esta gloriosa etapa que viven en el sur de la capital de España.
Radamel Falcao: Probablemente el mejor delantero centro puro que haya vestido esta camiseta. Exhibición tras exhibición ‘El Tigre’ se ganó el corazón de la hinchada a base de goles de todos los colores y una educación exquisita. Su Europa League de la temporada 11/12 fue descomunal. Conquistó el Olímpico de Roma ante la Lazio con dos goles en dieciseisavos, conquistó Estambul con un gol que certificaba la clasificación ante el Beskitas en octavos, destrozó al Hannover en cuartos marcando en la ida y en la vuelta y también maltrató al Valencia en la ida de las semifinales con dos goles, uno de ellos precioso en semi-vaselina. Pero todo esto se quedó pequeño al lado de la final que hizo el colombiano frente al Athletic Club de Bilbao en Bucarest, donde con dos obras de arte en media hora sentenció el titulo. Parecía que había tocado techo pero se superó en la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea. ‘FalK.O.’ hizo la mejor actuación individual que se recuerda en una final al anotar un hat-trick ante el campeón de Europa en la primera parte. Esa actuación lo puso en el escaparate mundial y el Atléti no pudo retenerlo al final de ese año. Su última contribución fue la final de Copa del Rey 2013 donde no marcó pero sí asistió para el 1-1 y fue una pesadilla para la defensa del Madrid. La afición jamás le olvidará.
Diego Costa: Ese pase del Falcao a Diego Costa que supuso el empate a uno en la final de Copa simbolizó el relevo en la delantera ya que Radamel ponía rumbo a Mónaco y dejaba al hispano-brasileño como máxima figura. Tras un periplo por Celta de Vigo, Albacete, Valladolid y Rayo Vallecano supo esperar su oportunidad y ganarse la confianza de Diego Simeone a base de trabajo y goles para explotar definitivamente como uno de los delanteros más completos de planeta. Lo tiene todo para triunfar, velocidad, potencia, recursos técnicos, intuición y mucho gol, aunque a veces su carácter volcánico le pierde. Su contribución al último título liguero fue determinante como también lo fue su baja en la final de Lisboa. Se marchó al Chelsea, pero desde el mismo momento de su partida está pensando en volver y nadie duda que más pronto que tarde regresará.
David Villa: ‘El Guaje’ fue el último conejo que de la chistera que se sacó la dirección del club para suplir la dolorosa marcha de Falcao. Formó una dupla muy complementaria con Diego Costa que llevó al Atleti al título liguero. Aunque sus mejores años ya pasaron, su calidad y olfato siguen intactos. El Atlético de Madrid disfrutó de los últimos coletazos del que fue el delantero centro titular en el partido más importante en la historia del fútbol español, la final del Mundial de Sudáfrica, quien, para no perder la tradición, sólo estuvo una temporada en el equipo colchonero.
Antoine Griezmann: La última joya de la corona atlética llegó desde San Sebastián. Simeone ha llevado con maestría el talento del delantero francés hasta convertirlo en uno de los mejores jugadores del continente, como ha demostrado en la pasada Eurocopa donde se llevó el premio al mejor jugador. Pieza absolutamente fundamental en el esquema rojiblanco todavía no ha encontrado el acompañante adecuado. Ni Mandzukic, ni Jackson Martínez ni Vietto han cuajado y han permanecido un año o menos en la disciplina atlética.
Kevin Gameiro: La última inversión tiene pinta de ser la definitiva. Gameiro ha demostrado en el Sevilla una capacidad goleadora y de desequilibro brutal y ya está totalmente asentado en la Liga. La dupla que formará con su compatriota Griezmann asusta y convierten al Atlético de Madrid de nuevo en un claro aspirante a pelear por todos los títulos.
Ahora ya está Griezmann en el escaparate y los clubes más poderosos de Europa están tras su pista, pero la afición está tranquila. Sabe que el próximo año habrá un ‘nueve’ en el Calderón. Entre tanto 9 en el Atleti su mito no podría llevar otro número que no fuera… el 8, HASTA SIEMPRE DON LUIS.