Cayó piedra sin llover. Dicho popular uruguayo que alude cuando a ciertas personas llegan de improviso a un lugar determinado. Algún familiar de Gustavo Poyet debió recordarle este proverbio suramericano cuando fichó a principios de octubre por el Sunderland. El equipo inglés había encadenado los primeros siete partidos de la Barclays Premier League sin conocer la victoria. En estas trece, y puesto que Paolo Di Canio no daba con la tecla, llegó uno de los emblemas más representativos del Zaragoza de los 90.
Gustavo Augusto Poyet Domínguez es la viva imagen del carisma uruguayo que poseen los elegidos al nacer en esta tierra. Inculcar valores como el amor propio, el no dar nada por perdido son características que nos muestran una vez tras otra las figuras más representativas de Uruguay, tales como Luis Suárez, Edinson Cavani o el mismo Diego Forlán. Para el ser uruguayo no existe la palabra rendición, como bien nos demostraron en los cuartos de final del pasado mundial. Recuerden, ganó a Ghana en los penaltis tras aquella mítica mano de Suárez que evitó el gol. Es importante contextualizar en esta característica para entender la inyección anímica que le imprimió Gustavo Poyet a sus jugadores, en una situación que abocaba al exilio de una Premier más disputada que nunca. Salvación algo utópica a pesar de tan solo llevar mes y medio de competición doméstica.
El técnico charrúa debutaba en la Barclays Premier League y no pudo hacerlo de peor forma. Contundente 4-0 que le endosó el Swansea de Michael Laudrup. A la semana siguiente, el que fuera jugador del Chelsea a principios del Siglo XXI, pudo brindarles una victoria a los aficionados del nordeste de Inglaterra. Estrenaba su casillero de victorias en Liga en el derbi local, situado en la cuna de Tyneside contra el Newcastle por 2-1.
Una plantilla totalmente renovada fue capaz de remar a contracorriente para intentar sacar a flote el maltrecho inicio de campaña que tuvieron los del nordeste de Inglaterra. Francamente lo consiguieron, a medias eso sí. En la jornada 24, los del técnico charrúa consiguieron salir de los puestos de descenso por primera vez en la temporada, tras haber conseguido victorias contra equipos tanto de la zona noble, véase Manchester City o Everton, como con rivales directos como el Fulham o Stoke City.
Además, mención especial merece su participación en la Capital One (Antigua Carling Cup) y en la FA Cup. Existe cierta controversia en este sentido. Gustavo Poyet consiguió meter al Sunderland en la final de la primera contra el Manchester City, dejando en el camino a equipos de la talla del Chelsea de Mourinho o del Manchester United. Se convertía pues en una realidad casi quimérica que comenzó a tomar confianza cuando los de Poyet se iban al descanso con ventaja en el marcador 0-1. La respuesta de los citizens no tardó en llegar y en menos de tres minutos le dieron la vuelta al marcador. Se les escapaba así una oportunidad única que se convirtió en realidad una vez que Navas hizo el tercero. Un equipo que a priori, ha flojeado durante buena parte de la competición doméstica llegó a la final del primer título disputado en Inglaterra plantando cara al equipo de Pellegrini, algo cuanto menos curioso. Así como su buena participación en la FA Cup, siendo eliminado en Cuartos de Final por el Hull City.
En esta parcela, los de Poyet se mostraron tremendamente fuertes. Cabe destacar que enero y febrero han sido los meses más gratificantes en forma de resultados para los del nordeste de Inglaterra. El Stadium of Light pudo disfrutar del momento más dulce de la temporada para Adam Johnson, jugador emblemático de la entidad que consiguió el premio al jugador del mes en enero. Además, coincide con la llegad del lateral español Marcos Alonso, jugador salido de la cantera madridista que se ha convertido en hombre clave en los esquemas de Gus.
No obstante, el Sunderland vuelve a dispersarse. El efecto uruguayo que Poyet imprime a sus jugadores cuando llega parece disuadirse una vez que termina la final de la Capital One. Fue el momento culmen de la campaña. Sumar 2 puntos de los últimos 24 ha condenado al Sunderland de nuevo al farolillo rojo.
La situación se antoja complicada. Parece que el efecto charrúa se desinfla. Para más inri, Manchester United, City, Chelsea, Everton son los rivales que aún le quedan a los de Poyet por enfrentarse en este tramo final de temporada. Una serie de factores como un juego lleno de altibajos, pobre en cuanto a creación y soltura ( en numerosísimas ocasiones un juego trabado, rocambolesco o no fluido), así como la debilidad mental hace prever que estos últimos partidos terminarán abocando al equipo de Gus a la Championship.
No obstante, en fútbol todo puede pasar. Ya consiguieron vencer a los de Pellegrini y sus futbolistas son jugadores consagrados que saben de qué madera está hecha la Premier League. Entre ellos, destacamos a Jozy Altidore, Steven Fletcher, el propio Adam Johnson, Giacherinni, o jugadores con futuro aunque sin cabeza como Lee Cattermole, y también experimentados como la pareja de centrales compuesta por Brown y John O’Shea. Incorporaciones en enero importantes como la de Scocco o Marcos Alonso parece que no ha bastado para abastecer y acoplar un grupo que acusa el lastre del inicio de la temporada.
Gus ha reconocido que es difícil pero que no bajarán los brazos. Aún quedan siete partidos, contra rivales directos y los ya comentados anteriormente. La historia nos recuerda que el Sunderland fue el primer equipo en ganar tres títulos de Liga consecutivos allá por finales del siglo XIX. ¿ Conseguirá de nuevo Poyet introducir la inyección moral que supuso su llegada? ¿ Mantendrá la ambición por salvar la categoría? Difícil tarea para un debutante que ‘echan a los leones’ en la mejor liga del mundo.