En escasos 45 días comenzará a andar el balón en tierras brasileñas e iniciando así el vigésimo mundial de fútbol. En esta cita una de las selecciones que tiene gran probabilidad de pasar, al menos, a octavos de final, es el combinado de Suiza. En los últimos años la selección nacional helvética está viviendo uno de sus mejores momentos debido a la paulatina cristalización de una generación joven que tras ser campeona mundial sub 17 en 2009 está poco a poco haciéndose con los galones del cuadro que dirige Ottmar Hitzfeld. El factor dominante de esta nueva generación pujante es la multietnicidad de la misma, donde muchos de esos futbolistas son hijos de emigrantes que vinieron al estado alpino buscando la riqueza que da la neutralidad y los paraísos fiscales. Pero eso tiene los días contados, pues el sentir de la mayoría del pueblo suizo quiere cercenar futuras generaciones como la actual.
Jugadores de plasmada calidad como los consagrados Philippe Senderos (padre español y madre serbia), Gökhan Inler (padres turcos) o Valon Behrami (emigrante kosovar) y los que conforman la nueva hornada como Ricardo Rodríguez (padre español y madre chilena), Xherdan Shaqiri, Granit Xhaka (ambos emigrantes kosovares) y Josip Drmic (hijo de croatas) no hubiesen llegado a vestir la ‘rossocrociati’ si se hubieran aprobados las últimas medidas antimigratorias que se han refrendado en la confederación helvética años antes.
En 2012 el partido de extrema derecha Unión Democrática de Centro (que en campaña electoral hacía alegorías comparando a los extranjeros con ovejas negras a expulsar del país) consiguió reunir firmas suficientes para que el parlamento suizo decidiera y aprobara una reducción drástica de las cuotas en los permisos de trabajo concedidos a los ciudadanos de Europa del este. El conseguir un permiso de trabajo se reducía para este colectivo a la misma vez que toda esperanza de emigra legalmente al estado centroeuropeo.
Dos años más tarde, la Unión Democrática de Centro, con más peso parlamentario, impulsaba en solitario un referéndum vinculante para imponer cuotas de entrada a los ciudadanos de la Unión Europea. El pasado 8 de febrero se aprobaba por un estrecho margen (50,3%) el referendo que incumplía los acuerdo de la Confederación Suiza con el organismo europeo y vulnera el Acuerdo de Schengen (libre circulación de ciudadanos comunitarios) suscrito por el estado helvético.
Estas medidas migratorias que limitan la entrada de extranjeros en tierras suizas supondrá reveses económicos, culturales y sociopolíticos al estado helvético y en cuanto al fútbol se refiere constituirá un duro hándicap para que nuevas generaciones multiétnicas surjan y potencien un fútbol que se ha visto beneficiado en gran medida por la emigración. Sin los futuros Barnetta, Seferovic, Cabañas, Kasami y demás, se volverá a la endogamia típica del Athletic de Bilbao que a veces funciona y a veces no.
Propaganda de la Unión Democrática de Centro: