Es de manual que las grandes figuras del mundo del fútbol se erijan como las piedras angulares sobre las que deben forjarse sus selecciones. Representar al país de cada uno debería convertirse en la más bella de las tareas, en la máxima expresión de la carrera de un futbolista. Ese ardiente deseo de jugar por y para tu gente, disputar un torneo internacional, un Mundial. Algo sólo a la altura de los mejores, de los más grandes. Sin embargo, se completa una larga lista de jugadores que por razones de diversa índole no han llegado a de defender los colores de su bandera en una Copa del Mundo. Los nombres que se van a subrayar en las siguientes líneas dejarán a más de uno, cuanto menos, estupefacto.
Una de las personalidades de mayor actualidad en estos momentos y que, hace poco, decidió coger el barco del Manchester United, haciendo las veces de jugador-entrenador, Ryan Giggs, nunca ha llegado a disputar un Mundial. Su caso es uno de los más conocidos. El escaso potencial con el que ha contado históricamente el país de Gales se convirtió en el principal hándicap del ‘11’ de los ‘red devils’ por representar a su nación en un campeonato de estas características. Una situación muy similar a la que están viviendo Gareth Bale o Aaron Ramsey, hoy en día. El veterano zurdo de Cardiff, reconocido como uno de los mejores (y más puros) interiores izquierdos, tuvo la posibilidad de representar a Inglaterra. De hecho, lo llevó a cabo en los escalafones inferiores, concretamente, en la sub-16, aunque después eligió jugar con el combinado galés. A pesar de ello, Giggs no se privó de disputar un evento deportivo de gran calado, y fue invitado a vestir la elástica de la selección británica en los Juegos Olímpicos de Londres 2012: “La posibilidad de competir en el evento deportivo más grande del mundo era una oportunidad que no podía rechazar».
No ha sido éste el único tropiezo de un crack en la búsqueda por jugar un Mundial. Y es que uno de los baluartes del Liverpool de los años 80, Ian Rush, vivió la misma situación del todavía mánager del ‘ManU’. Es imposible que olviden por Merseyside las 346 dianas con las que fulminó el récord de goles del conjunto ‘red’, donde dejó una huella imborrable, conquistando dos Copas de Europa. Con Gales tampoco se quedó corto y pulverizó la mejor marca goleadora del combinado de su país, tras conseguir marcar 28 tantos en 76 internacionalidades. A pesar de ello, corrió la misma suerte que sus patriotas y no jugó ninguna Copa del Mundo.
Las islas británicas han visto nacer a otros astros históricos del fútbol que nunca han alcanzado un torneo mundial. Irlanda del Norte, otro combinado que no destaca por su buena desenvoltura sobre el terreno de juego, crió a un mago del balón: George Best. Si bien es cierto que el hecho de ser natural de Belfast le perjudicó a la hora de poder disputar un Mundial, el mundo de los excesos hizo también mella en el que fuera jugador del Manchester United. ‘El quinto Beatle’ fue santo y seña de los ‘diablos rojos’ de mediados de los 60, pero acabó siendo víctima de su propio éxito. “Me gasté la mayor parte de mi fortuna en mujeres y alcohol, el resto lo desperdicié”, fue una de sus citas más célebres.
El recuerdo de Bernd Schuster en España puede recaer por ser el único jugador extranjero que ha vestido las elásticas de Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid. Puede recaer en sus tres Ligas, sus seis Copas del Rey, sus dos Suepercopas de España y sus dos Copas de la Liga. Puede, incluso, recaer en sus idas y venidas en las salas de prensa de los equipos que ha ido entrenando. Pero donde seguro no va a recaer será en sus actuaciones defendiendo la casaca de Alemania en una Copa del Mundo. Y es que, cuando contaba con 23 años de edad, renunció a vestir la camiseta del combinado teutón por el inminente nacimiento de su hijo. A partir de entonces, los diferentes seleccionadores alemanes no quisieron (o no volvieron a ver oportuno) contar con los servicios de Schuster.
Los convulsos, pero interesantes años 90 dejaron a otra amplia amalgama de estrellas sin el sueño de jugar una Copa del Mundo. Italia 90 y EE.UU. 94 se quedaron sin ver a dos grandes futbolistas. Uno de los mejores laterales derechos de la década, Jocelyn Angloma, y el fenomenal y mítico delantero del Manchester United Éric Cantona. El poco potencial del cuadro galo les privó de una clasificación para ambas citas mundialistas. Todo lo que consiguieron a nivel de clubes no pudo quedar reflejado en sus actuaciones con la selección ‘bleu’. Aún así, Cantona pudo haber peleado por alcanzar la cita mundialista que su país organizó en 1998. De hecho, el único torneo que poseen los galos en su haber. Pero el carácter duro, díscolo y rebelde del ariete ya le privó de formar parte de la selección gala en la Eurocopa de 1996. Sus rifirrafes con algunos de sus compañeros, como Ginola, y con el seleccionador, Aimé Jacquet desembocaron con el ‘7’ apartado del equipo. Un año más tarde, en 1997, Éric Cantona decidió colgar las botas. Por tanto, se tuvo que conformar con participar en la Eurocopa de Suecia, en 1992, donde no consiguió pasar de la primera ronda.
Otro de los nombres que rondan sobre los locos años 90 no podía ser otro que el de George Weah, el mejor jugador africano de todos los tiempos. Su Balón de Oro (único de su continente en conseguirlo) y su FIFAWorld Player, ambos obtenidos en 1995, avalan este hecho. El liberiano desplegó todo su fútbol en el PSG y Milan, con el que conquistó dos ligas. Para el recuerdo queda aquella mítica cabalgada de Verona, donde anotó un soberano golazo, tras recorrerse todo el campo y dejar sentado hasta ocho jugadores. No obstante, y a pesar de que reunía todas las cualidades que un delantero perfecto podía posee, las flaquezas de la selección liberiana le despojó del deseo de acudir a un campeonato mundial. En 2002 estuvo a punto de conseguirlo, pero se quedó a las puertas al quedar en segunda posición en su grupo de clasificación, únicamente superado por Nigeria (un punto).
El Ajax de Ámsterdam de la última década del siglo pasado firmó una de las mejores trayectorias de su historia y curtió a un conjunto de futbolistas que pasaron, por unos hechos u otros, a la historia del balompié. Uno de esos nombres propios, que también pulularon por tierras españolas, fue el del finlandés Jari Litmanen. El que fuera jugador del Barcelona y Liverpool, entre otros, conquistó las grandes competiciones de España, Inglaterra y Holanda, pero no fue capaz de pisar un Mundial por idénticos motivos que la mayoría de sus otros antecesores. A pesar de haberse colgado la medalla de ser el máximo anotador, aún a día de hoy, del combinado escandinavo, merced a los 32 goles conseguidos, no fue capaz de capitanear a una débil selección finlandesa hacia un campeonato internacional. Las reducidas cualidades deportivas de ‘los búhos reales’ apartaron a Jari Litmanen de la posibilidad de pasear por un evento de dimensiones internacionales el nombre de Finlandia. Un país, que, por otro lado, todavía mantiene el sueño vivo de llegar a disputar alguna vez en su historia una Copa del Mundo.
La historia del fútbol evoca hacia el presente la figura de diferentes jugadores de categoría mundial y de reconocido prestigio, cuyas labores sobre el verde han dejado patente la importancia deportiva que representaron. Dos son las personas que faltan por nombrar en esta lista negra. Dos personas que se han dejado una imborrable, imposible de olvidar, en la historia de sus equipos. Y dos personas que, a pesar de haberlo sido todo para los dos principales conjuntos españoles, no accedieron a disputar ningún torneo internacional. Y esas dos personas son Alfredo Di Stéfano y Ladislao Kubala.
La ‘saeta rubia’, historia viva del Real Madrid, se adjudicó de manera consecutiva cinco Copas de Europa, fue galardonado con el Balón de Oro y llevó a las vitrinas de Chamartín hasta diez campeonato ligueros. No obstante, y a pesar de poseer la doble nacionalidad (argentina y española), no pudo codearse con la ‘crème de la crème’ del mundo del fútbol a nivel de selecciones. Con la albiceleste rehusó jugar hasta en dos ocasiones, concretamente, en los mundiales de Brasil y Suiza, en 1950 y 1954, respectivamente. Una vez desembarcó en la capital española y se le otorgó el pasaporte patrio pudo hacer las veces de estrella de ‘La Fueria Roja’ en un Mundial, pero el desacierto del combinado español en la fase de clasificación le dejaron sin posibilidades de acceder al campeonato de Suecia 58. Parecía ser que Chile 62 acabaría con esta especie de maleficio, pero los astros se volvieron a alinear en contra del argentino-español, que debido a una lesión no pudo formar parte del cuadro nacional para esta importante cita.
Por otro lado, uno de los que fuera buque insignia del Barcelona desde 1950 hasta 1961, Ladislao Kubala, llevó a lo más alto del panorama futbolístico a la escuadra culé, anotando la friolera de 280 goles (segundo máximo goleador del club, tras Leo Messi), que ayudaron a conseguir diversos títulos, como las cuatro Ligas y las cinco Copas de España que los azulgranas sumaron a su palmarés. El caso concreto del delantero húngaro es algo paradigmático, pues llegó a defender la casaca de hasta tres selecciones nacionales diferentes, como fueron Hungría, Checoslovaquia y España, con las que jamás llegó a jugar un Mundial. Kubala se enfundó la elástica húngara en siete ocasiones, la checoslovaca en catorce y la española en veinte, pero ninguna fue para disfrutar de un torneo internacional.
Ésta es solamente una breve lista de los grandes jugadores que han pasado sin pena, pero colmados de gloria por el fútbol mundial, pero que no han visto la posibilidad de deleitar al público con sus estilos de juego defendiendo los colores de su país en una Copa del Mundo. Arsenio Erico, Abédi Pelé, David Ginola y un extenso etcétera rellenan una infame lista que quedara para los anales de la historia de este bello deporte.