Corría el 11 de julio de 201o cuando la selección holandesa, por tercera vez en su historia, disputaba la final de la Copa del Mundo. En esta ocasión su rival sería España y como en las dos ocasiones anteriores el conjunto ‘oranje’ terminó perdiendo el encuentro. Sólo cuatro años después la casualidad hacía coincidir a los dos finalistas de la última edición en el primer partido de la fase de grupos. Como bien es sabido, la Holanda de Louis Van Gaal se auto regaló una pequeña ‘vendetta’ ganando a España por un contundente 1-5.
Con la victoria sobre la selección que dirige Vicente del Bosque el combinado de los Países Bajos comenzó a sacarse una espina que lleva clavada en lo más profundo de su maltrecho corazón. La no consecución de un mundial lleva haciendo mucho daño sobre la afición holandesa desde que en el 1974 Alemania, en Berlín, les venciese en la final por 2-1. Y cuatro años después sería Argentina, en Buenos Aires, la que les arrebatase el cetro mundial.
En aquel tiempo la selección ‘oranje’ era conocida como la naranja mecánica. Un equipo que practicaba un fútbol total en el que buscar la portería contraria más que una obligación era una obsesión. Algo que difería mucho del cuadro que la disputó en 2010. En el choque ante España el narrador de Canal Plus, Carlos Martínez, comentó que «el fútbol no le debe nada a esta Holanda». Para mí con esta afirmación llevaba toda la razón, aquel día España fue mejor, pero como queda claro dentro de ese mismo comentario este deporte le debe unas pocas a los naranjas.
El equipo actual tiene un corte más parecido al de hace cuatro años que al de la década de los 70, eso sí, mucho menos agresivo y contundente a la hora de defender que esa escuadra que perdió en Johannesburgo. Bueno, de nuevo Holanda se ve en unas semifinales, pero en esta ocasión la espina de todo lo acontecido empieza a verse cada vez más a fuera. Y es que como un buen guión de Hollywood, los de Van Gaal se enfrentan en semifinales a Argentina, uno de sus verdugos en una final, y podría verse las caras en la final contra Alemania, su rival del 74 justo el combinado que abrió la herida. 40 años después, Robben, Van Persie, Sneijder y compañía pueden cerrar la historia perfecta. Los holandeses podrían levantar el título mundial por primera vez en su historia y encima venciendo, en un mismo mundial, a los tres rivales que algún día le privaron de hacerlo en el partido final. La espina empieza a salir y el corazón naranja comienza a latir con más fuerza y menos dolor. Sólo queda que el balón empiece a rodar para conocer lo que termina por pasar. ¿Podrá Holanda completar la ‘vendetta’?