Una vez terminada la competición futbolística y las vacaciones de la mayoría de clubes, a los jugadores les toca la vuelta al trabajo con el inicio de las pretemporadas. En España, como en otros países de Europa, las grandes entidades como Real Madrid y Barcelona, han impuesto un nuevo modelo de pretemporada que consiste en pasear a sus jugadores por varios rincones del mundo como modo rápido de hacer dinero. Estoy hablando de las conocidas giras.
Ya son varios los años que el Real Madrid elige Estados Unidos como destino de su particular gira. En la entidad blanca saben que sus estrellas valen mucho y, aunque en el país norteamericano no sean acérrimos del balompié, cada vez suman más los ingresos por ‘merchandising’, entradas y demás parafernalia. Además, qué mejor lugar para ganar unos millones extra que en el país del consumismo por excelencia.
Por su parte el Barcelona realizó en 2013 una gira asiática que le llevó a recorrer 30.000 kilómetros en 21 días, pero que llenó sus arcas con nueve millones de euros. Visto este beneficio, no se debería criticar esa manera de llevar a cabo la pretemporada, pero dejando un poco de lado lo material, se deberían analizar las posibles consecuencias de tanto viajecito.
Y es que para ningún cuerpo puede ser sano hacer esa cantidad de kilómetros en tan poco tiempo. Además, no sólo se trata ya de viajar a otro país, sino que de repente los jugadores, como si de máquinas se trataran, tienen que acostumbrarse a la diferencia horaria, el clima, y por supuesto jugar en óptimas condiciones porque para eso los utiliza su entidad, para que se luzcan delante de los que aplauden embobados. A más fervor, más dólares para la ‘saca’.
Es una pena que el fútbol se entienda como algo tan mercantilista. Sí, ya sé que las entidades necesitan vivir de algo y que en particular Real Madrid y Barça tienen fans por todo el mundo que también tienen derecho a ver a sus ídolos de cerca. Pero el club debería pensar que el esfuerzo físico que realizan sus jugadores durante esas giras después puede verse reflejado en Liga y luego llegan los malos resultados, las quejas y los llantos.
Es cierto que Real Madrid y Barcelona cuentan quizás con unas plantillas más amplias que el resto de clubes españoles, pero no por eso significa que a sus jugadores no les afecten igual las cosas. Si de verdad quieren sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas será mejor que estén en óptimas condiciones cuando empiece el campeonato a que ya vengan cansados por culpa de una preparación mal gestionada.
Además, y lo que es más importante. ¿A quién se debe un club? ¿A sus seguidores o a los futuros inversionistas? Es evidente que para la entidad lo primero serán las inversiones, y lo entiendo, pero no se debe olvidar nunca que la afición es la que mantiene a un club a flote. Lo hemos visto en casos como el del Betis esta temporada. A pesar de lo malo y lo peor, la mayoría de los béticos han estado animando y creyendo hasta el último momento y lo seguirán haciendo aunque el equipo esté en Segunda.
Hago esta reflexión porque de nada serviría que un jugador hiciera una pretemporada de lujo en un rincón perdido de Estados Unidos si luego llega a la competición española en unas condiciones pésimas y empieza a decepcionar tanto al público como a su propia entidad. Hay que ser conscientes que las pretemporadas son solo unos pocos días mientras que una temporada conlleva meses, un tiempo mucho más largo en el que el futbolista puede dar más de sí, mostrarse tal cual es y sorprender a propios y extraños con su calidad. Así, si para los profesionales del deporte va ser un estrago el hacer kilómetros innecesarios sólo por engordar un poco más la caja del club en cuestión, creo que sería más sensato que las entidades dejaran un poco de lado su avaricia por el bien de esos de los que tanto les interesa sacar rendimiento. Con jugadores sanos que demuestren su brillantez durante varios meses siempre llegarán más y mejores beneficios.