Europa, geográficamente hablando, es el segundo continente (quien lo considera continente, porque hay expertos que dicen que es sólo la cuarta parte de Eurasia) más pequeño del mundo con apenas 10.530.751 km² (7% de la tierra emergida del planeta). En ese aspecto el llamado ‘Viejo Continente’ tiene como fronteras, el Estrecho de Gibraltar, el Bósforo, la cordillera del Cáucaso y los montes Urales. Pero si hablamos del factor político o futbolístico las fronteras de Europa se expanden de manera considerable.
Sólo hace falta circunscribirnos a nuestra península ibérica para ver que nuestro territorio y nuestro fútbol se extiende e incluye en Europa a equipos que geográficamente deberían ser considerados africanos. Y no sólo cabe referirse a equipos como el Ceuta, el Melilla, o el Goyu Ryu, equipos de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, sino también de los equipos españoles y portugueses macaronesios. La Macaronesia es un conjunto de archipiélagos que pertenecen geográficamente a África (aparte de que están integrados en la placa tectónica africana) donde se encuentran Cabo Verde (país geográfica y políticamente africano), las Canarias y las autonomías lusas de Madeira y Azores. De esta manera, Tenerife, Las Palmas, Marítimo de Funchal, Nacional de Madeira o Santa Clara de Ponta Delgada son representantes africanos en el fútbol europeo.
Por otra parte están los países cuyo territorio abarca el continente europeo y el asiático como son el caso de Turquía, Rusia o Kazajistán. Con respecto a Turquía, su territorio principalmente abarca Asia, a excepción de la península del Bósforo, donde se encuentra parcialmente la ciudad transcontinental de Estambul. La ciudad más poblada del país que dirige Erdogan y principal motor de la economía turca, cuenta con cinco equipos en la élite futbolística de Turquía, de los que cuatro tienen sede social en suelo europeo: Kasimpasa, Istanbul Basaksehir, Besiktas y Galatasaray. Sólo el Fenerbahçe está atravesando el puente Galata, es decir, en la parte asiática de la ciudad. El resto de equipos del país, al igual que el conjunto que entrenara el gran Luis Aragonés, representan a Asia en el ámbito UEFA al estar ubicados en distintas partes de la península asiática de Anatolia. Por destacar algunos cabe citar a Trabzonspor, Bursaspor, Gençlerbirligi o Gaziantepsor.
Kazajistán está prácticamente en la misma situación que Turquía, pues esta exrepública soviética (que inicialmente se integró en la confederación asiática de fútbol, la AFC, tras conseguir la independencia en 1991) tiene un enorme porcentaje de su territorio en Asia a excepción de las tierras que se encuentran al oeste del río Ural que pertenecen geográficamente a Europa. De hecho, todos los equipos de la Premier League kazaja se encuentran en suelo asiático, tanto es así que Astaná, principal ciudad del país y sede del FC Astaná, rival en la previa de la Europa League del Villarreal, está dos veces más cerca de Pekín (alrededor de 3.000 km) que de Villarreal (más de 6.000 km). Pudo haber una excepción con el FC Atyrau, el equipo de la ciudad transcontinental de Atyrau, situado en la desembocadura del Ural, pero su estadio y sede social se encuentra en el margen derecho del río, es decir, en Asia.
Con respecto a Rusia, es bien sabido que es un país eminentemente europeo, pues el germen de lo que hoy es el país más grande del mundo fue el Principado de Novgorod, un estado eslavo y ortodoxo de Europa del Este. Ese carácter ruso (es decir occidental) es lo que homogeneiza un territorio de diecisiete millones de kilómetros cuadrados y decenas de grupos étnicos y confesiones. A pesar de su naturaleza europea, el estado ruso tiene dos terceras partes de su territorio en Asia, por lo que por estadística, la liga rusa podría verse llena de equipos asiáticos como en la liga turca o kazaja, pero sin embargo es todo lo contrario. En Rusia, la parte más desarrollada es la parte europea por lo que puede entenderse normal que abunden equipos europeos en la Russian Premier League, tanto es así que en la presente temporada sólo un equipo se encuentre en zona asiática, el Ural Sverdlovsk de la ciudad de Ekaterimburgo, a los pies de la parte oriental de los Urales. Pero esa vasta extensión rusa en el continente asiático aporta de vez en cuando elementos curiosos en forma de equipos enormemente alejados de Moscú, como se vio la pasada campaña con el Tom Tomsk siberiano o en un caso extremo que se dio entre 2006 y 2008 cuando el Luch Energiya de Vladivostok, ciudad bañada por el Mar de Japón y cercana a la frontera con Corea del Norte, participaba en la máxima categoría rusa.
Más casos de equipos que compiten bajo la bandera de la UEFA pero que geográficamente no pertenecen a Europa se pueden dar en los países que cultural y políticamente son considerados europeos pero que en un Atlas hay que colocarlos en otro continente como son Malta (que pertenece a África) o Armenia y Chipre (geográficamente asiáticos). Un caso aislado es el de Israel, asimilado por el organismo futbolístico europeo por razones políticas, tras las tensiones que mantiene con los países árabes vecinos.
Pero el caso más singular es el de Francia. El país vecino tiene varias dependencias de ultramar que están asimiladas como territorio nacional y no como enclaves coloniales, es decir territorios que aportan diputados al Parlamento francés y que ‘de iure’ son regiones pertenecientes a la Unión Europea. En concreto, estos territorios son Guadalupe, Martinica, Guayana francesa, Reunión y Mayotte. Pero si bien en Francia la Ligue 1 y sus escalones inferiores está vetada a equipos que no son del territorio continental (a excepción de Córcega, claro está), la Copa doméstica es algo diferente. En cada departamento de ultramar existe un campeonato local que quien salga vencedor de la contienda tiene el orgullo de disputar una fase previa con un conjunto del continente y si consigue superar ese envite logra acceder oficialmente a la Coupe de France. El año pasado, el US Sainte-Marienne de Reunión ya dio la sorpresa al eliminar al París FC en la fase previa y colarse en la Coupe. La alegría no le duró mucho porque cayó en primera ronda (sesentaicuatroavos de final) ante un ‘tercera’ como el Raon-l’Étape, pero demostró que con un poco de fortuna se puede ver a un grande como el París Saint-Germain o el Lyon jugando la copa doméstica a más de 10.000 kilómetros de Europa.