Uno de los temas candentes de la actualidad deportiva es el grito al cielo que han puesto muchos aficionados por la catalanidad de Gerard Piqué, tanto es así que incluso han exigido que el central del Barcelona no vuelva a vestir nunca más la camiseta de la selección española en lo que resta de su carrera deportiva.
Partiendo de la base de que Piqué ha dado un rendimiento excelso con la selección en gran parte de su trayectoria (a excepción del último mundial) siendo una de las piezas clave de la consecución del Mundial de Sudáfrica 2010 y de la Euro de 2012, por lo que su compromiso con la comúnmente llamada «La Roja» está fuera de toda duda, el fútbol y la política responden a dos realidades distintas y no deberían de mezclarse.
Piqué es un profesional del deporte pero antes de eso es un ciudadano más, por lo que tiene todo el derecho del mundo de tomar cualquier orientación ideológica o de otra índole siempre que no supongan un menoscabo hacia los demás. Es curioso que se forme este ‘follón’ mediático cuando casos similares apenas han tenido repercusión alguna.
Sin tirar de hemeroteca ni nada, me vienen ya dos casos a la cabeza del mismo cuño. Uno de ellos es el de José Ángel ‘el Chopo’ Iríbar, mítico portero del Athletic y defensor en varias ocasiones de los colores de la selección española, que en 1979 fue uno de los fundadores de Batasuna, el que muchos consideran como brazo político de ETA. Es decir, Iríbar se proclamaba defensor de la independencia de Euskal Herria y con ello apenas despertaba atención mediática. El segundo caso es el de Josep Guardiola. El actual técnico del Bayern fue un fijo en la selección española durante nueve años pero durante su primera etapa en el Brescia, concedió una entrevista en la que declaraba no ser español y que defendía los colores de España, por profesionalidad y por no ser oficial la selección de Cataluña. Luego el prestigio obtenido por su etapa de entrenador lo ha utilizado como altavoz para sus ideas nacionalistas y es en este momento donde sí ha creado polémica (que se lo digan a Francisco Rivera Pantoja), polémica que fue nimia en su primera declaración de rechazo a la ‘españolía’.
Por otra parte se sitúan lo que sí mezclaron fútbol e ideología y se negaron a defender los intereses de la selección española, poniendo en entredicho su profesionalidad como futbolista de élite. Es el caso de Kortabarría y Oleguer. Primeramente está el legendario capitán de la Real Sociedad bicampeona liguera en los años 80, Inaxio Kortabarría, que tras disputar cuatro partidos con España, renunció representar más a la bandera rojigualda por sus ideas independentistas. Y a continuación está Oleguer Presas, defensor que se hizo famoso en el Barcelona de Rijkaard que en 2012 reconoció el rumor de que había pedido expresamente a Luis Aragonés que no lo convocara con una nación de la que no se sentía parte de ella. Estos dos casos, si bien son conocidos, no generaron nunca tanta oleada de críticas, apoyos y demás comentarios morbosos que explotan en redes sociales y encuentran acomodo en los programas futbolísticos del ‘late night’ televisivo, así que seamos ecuánimes y valoremos todas las situaciones con el mismo rasero.