Los futbolistas, como cualquier persona, tienen sus vicios y virtudes, sus temores y deseos, sus ideologías políticas y confesiones religiosas. En la conciliación de las pequeñas cosas que forman la identidad de cada uno, hay personas que creen que lo más importante es su familia, otras la profesión que desempeñan, y algunos anteponen a todo, su fe. Esta es la historia de Nidhal Selmi, que dejó una prometedora carrera en el mundo de fútbol para extender la yihad y la sharia.
Nidhal nació en enero de 1993 en Túnez, capital del país del mismo nombre, en el seno de una familia de clase media. Desde pequeño el benjamín de la familia Selmi mostró un talento innato para el fútbol, por lo que ingresó en las categorías inferiores del Étoile de Sahel, uno de los equipos más punteros del balompié tunecino.
En los ‘diablos rojos’ destacaría como un hábil lateral izquierdo con desborde y habilidad para colgar certeros centros, lo que le sirvió para vestir la camiseta nacional de Túnez desde la sub 17 donde se proclamaría campeón del Campeonato de las Naciones Árabes hasta la sub 20.
La temporada pasada su buen comienzo con el filial, donde llega a colocarse entre los máximos goleadores gracias a su acierto en el punto de penalti (cinco goles anotados), le lleva hasta el primer equipo donde poco a poco se hace un hueco y logra su primer título profesional, la Copa de Túnez tras vencer su equipo al Sfaxien por 1-0.
Terminada la temporada, cuando el nombre de Nidhal Selmi se subrayaba como futura promesa del fútbol tunecino, el joven lateral abandonó todo para seguir a su hermano mayor a Siria, para enrolarse en las filas del Estado Islámico (ISIS) y propagar la fe que tanto amaba con sangre y violencia.
El pasado jueves 16 de octubre, la radio siria Shems FM informaba, una vez los hechos fueron confirmados por su hermano, que Nidhal Selmi había muerto en combate en una emboscada en la región de Raqqa. Con tan sólo 21 años de edad, moría Nidhal, el joven que cambió una prometedora carrera como futbolista por las armas y el cobijo de un estado terrorista que en vez de depararle gloria, le obsequió con un trágico final.