Ya la semana pasada escribí un artículo relacionado con el cumplimiento de las normas y hoy me repito por esos lares. No es que sea yo una experta en leyes e interpretación de las mismas, pero si hay algo que está claro es que si existen normas es para que todos las cumplamos, y cuando éstas no se cumplen, se imponen sanciones, que mira por donde, también deben ser llevadas a cabo.
En esta semana pre-clásico en la que todos están hablando sobre quién marcará más goles, si Cristiano o Messi; o sobre qué equipo llega en mejor forma a este encuentro; también hay un sector de la prensa y de las tertulias que se ha dedicado a discutir sobre si sería posible que Luis Suárez jugara su primer clásico. Opiniones hay para todos los gustos.
Como todos ustedes recordarán, el pasado 24 de junio, en el partido que enfrentaba a Italia con Uruguay en el Mundial de Brasil, el uruguayo Suárez propinó un mordisco en el hombro al italiano Chiellini. Reunida la Comisión Disciplinaria de la FIFA, el organismo decidió imponer una sanción de nueve partidos oficiales con su selección, siendo el primer partido en el que se le aplicó en el Colombia y Uruguay del 28 de junio; y otros cuatro meses de prohibición del ejercicio de cualquier clase de actividad relacionada con el fútbol (administrativa, deportiva o de otra clase), incluyendo, en este sentido, jugar cualquier partido de fútbol. Esta decisión le fue notificada a ‘Lucho’ el 26 de junio, y si tenemos en cuenta que la pena se aplica desde ese día, la misma caducaría el día 26 de octubre (en cuanto a partidos no internacionales).
Posteriormente, el Barcelona ficha al jugador para reforzar su envidiable delantera, pero por esa sanción no se le permite al club culé presentar a su flamante nueva estrella, que Suárez pise sus instalaciones o se entrene con sus nuevos compañeros. Por supuesto, la directiva blaugrana no se iba a quedar de brazos cruzados y apeló la sanción impuesta al jugador. Así, el Barça consigue que el TAS (Tribunal de Arbitraje del Deporte) aligere un poco el castigo y concede que el uruguayo pueda entrenar y jugar partidos amistosos. Preguntado por la fecha en que expiraba esta sanción, este organismo aclaró que era el día 25 de octubre, aunque no tiene competencias para determinar tales asuntos.
Así, llegados a la actualidad, una vez que se sorteó el calendario de la Liga BBVA para esta temporada, a muchos sorprendió que precisamente el clásico recayera en ese día, el 25 de octubre. Quién sabe si por casualidad o por mañas, pero la fecha estaba decidida y ahora que está tan cerca se hacían apuestas sobre si ‘Lucho’ jugaría o no este partido.
Todas las dudas quedaron disipadas ayer tarde cuando la FIFA decidió ratificar la decisión del TAS y considerar el día 25 de octubre como el último para la sanción al uruguayo. “Aunque la resolución no indica la fecha en la que termina la suspensión, parece claro que la sanción de cuatro meses debe terminar el 24 de octubre de 2014 a medianoche. Por consiguiente, el señor Luis Suárez debería estar habilitado para jugar en partidos oficiales desde el 25 de octubre”, explicaba el secretario general de este tribunal, Matthieu Reeb.
No voy a ser yo quien discuta la decisión tomada por la FIFA y el TAS, pero detrás de todo esto parece haber una mano que ha querido favorecer al Barcelona y me cuesta mucho imaginar que se repitiera esta situación con un jugador que perteneciera a un club más modesto.
No voy a entrar a valorar tampoco si la sanción a Suárez es exagerada o no. Los que se la impusieron acudieron a sus propios reglamentos para estipularla. Muchos podrían pensar que, después de este tiempo sin jugar, el uruguayo ya ha aprendido la lección y que no importa si se restan unas ‘horitas’ a su sanción y juegue antes de tiempo. Otros quizá piensen que una agresión como la que él cometió no debería tener rebajas en el castigo. En ese aspecto el debate está servido.
Lo que sí parece más claro es que si los que imponen el castigo son los primeros en no cumplir las normas cuyo cumplimiento vigilan, esto se convierte en un libre albedrío en que otros pueden reclamar el mismo trato, es decir, no se trata precisamente de un buen ejemplo.
Por retorcer un poco más el rizo, el Real Madrid, que aún no se ha pronunciado sobre este caso, podría actuar según el resultado del partido del sábado. Si los madridistas pierden estarían mucho más motivados, por ejemplo, para iniciar acciones legales contra su eterno rival y apelar a última la decisión tomada por la FIFA. Si ganan, esa pequeña bofetada, quizás les sirva más que comenzar todo un barullo legal que además podría dañar la buena relación que ahora existe entre estos dos grandes.
Como ven, demasiadas posibilidades y una duda, que si bien ha sido aclarada, no deja de tener en su trasfondo el arte de la interpretación que, en esta ocasión, ha sido beneficioso para un club de los grandes. Casualidades.