En esa constelación de veinte estrellas llamada Primera División del fútbol argentino, existen varias que brillan con más luminosidad: Boca, River, Independiente, Racing, San Lorenzo. Y también hay una más pequeñita, humilde, con menos luz que las demás, pero que en este 2014 logró ser parte de la constelación: Defensa y Justicia. El club de Florencio Varela (localidad del sur del Gran Buenos Aires) consiguió el máximo hito de su ya larga historia al ascender por primera vez a la élite del balompié argentino. Pero “El Halcón”, apodado así por el nombre de la compañía de transporte propiedad de su antiguo presidente Ricardo Pérez, hizo un largo viaje para llegar hasta su actual destino.
Orígenes
Ese viaje comenzó aquel lejano 20 de marzo de 1935, cuando un grupo de amigos y fanáticos del fútbol decidieron fundar el club. Según la historia, se reunían a charlar del mismo y pasar el rato en la calle Mitre, donde había una explanada con un coche abandonado, y entonces tuvieron la idea de usarlo para jugar el ‘partidillo’ de los sábados, y allí dar nacimiento a la institución. Que rápidamente fue creciendo en los años 40 y 50 no sólo por el fútbol y el baloncesto (muy fuertes en los campeonatos zonales) sino por sus variadas actividades sociales, como los bailes, que llamaban a participar a la comunidad transformándolo en el más popular de Florencio Varela. Sin embargo, en los siguientes fue perdiendo esa popularidad y cayendo en el ostracismo.
Pero Defensa renació a comienzos de 1977. Otro entusiasta grupo de personas que tenía la idea de formar un equipo para la práctica del fútbol federado se reunió con el presidente Norberto Tomaghello y le propuso afiliarlo a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y comenzar a competir en la Primera D, la más baja de las categorías. Esa idea se hizo más grande y el 8 de mayo, con un festival en el salón La Tranquera, se comenzó a juntar fondos para la realización del proyecto bajo el emblema Azul y Blanco, por ese tiempo los colores del club. El intendente Prefecto Hamilton ofreció un terreno para la construcción del estadio, se empezó a seleccionar jugadores para el conjunto y se ingresó la solicitud a la AFA. Y la dura lucha dio sus frutos cuando el 20 de diciembre ésta, mediante su Comité Ejecutivo, le otorgó la tan esperada afiliación. Pero allí no terminaba la primera parte del comienzo de su vida futbolística; había que trabajar mucho y rápido para llegar a cumplir con los requerimientos para su participación en el torneo que comenzaría en marzo de 1978, entre ellos la habilitación del estadio. En pleno verano austral del 78, el 26 de febrero (a una semana del comienzo del campeonato) se completaron las obras y se inauguró la cancha llamada por esos días Libertador General Don José de San Martín. Una ocasión que se debía festejar a lo grande: la actuación de la banda de la escuela Coronel Ramón L. Falcón, un discurso del intendente Hamilton, la bendición del lugar por parte del Padre Esteban Uriburu, y para completar, un partido entre el primer flamante equipo y el tercer conjunto de Boca Juniors, que contaba con nombres como Carlos Córdoba y Ricardo Gareca, reforzado por profesionales como un joven Mario Husillos, que marcaría los dos goles que le dieron la victoria a Boca (0-2). El halcón ya estaba listo para debutar en el fútbol argentino, concretamente en la amateur Primera D.
El largo sueño de ese grupo de amigos se hizo realidad, y con un triunfo, pues el 4 de marzo de 1978, Defensa y Justicia arrancó el campeonato venciendo 2-1 al Cañuelas con goles de Héctor Cardozo y Jorge Giache. Esa tarde los nombres y apellidos que comenzaron a forjar la historia fueron: Ramón Correa; Benito López, Roberto Lucarini, Raúl Bustos. Alberto Cortez; Horacio Roselli, Jorge Giache, César Echeverry; Luis Briega, Héctor Cardozo y Oscar Bruno, dirigidos tácticamente por Jorge García. Ese buen arranque captó rápidamente la atención de los varelenses, que llenaban el humilde estadio. Y el halcón fue volando alto por ejemplo en 1980, cuando terminó tercero, y sobre todo en su primer momento de gloria, cuando el 27 de marzo de 1982 goleó como visitante a San Martín de Burzaco con un 0-4 (tres goles de Moles y uno de Grisotto) y concretó su primer ascenso, de la D a la C.
En la entonces tercera categoría del fútbol argentino, Defensa estuvo a punto de volver a subir el 22 de diciembre de 1984, cuando se clasificó para la final del octogonal por el segundo ascenso que perdió con Villa Dálmine (1-0 de visitante en Campana y 2-1 como local). Pero no tuvo que esperar mucho para hacerlo, ya que menos de un año más tarde, el 23 de noviembre de 1985, obtuvo su segundo título con otra goleada fuera de casa, un rotundo 7-0 sobre Barracas Central, con tantos del histórico Juan Carlos Moles (3), el gran Horacio Milozzi (3) y Pérez, ascendiendo a la Primera B de la mano de nombres como los ya citados Milozzi y Moles, Montemurro, Fernando Donaires (campeón de la B con Deportivo Español en 1984), y el gran puntero izquierdo Oscar Bartelemi. Ese año 85, además, había asumido la presidencia Ricardo Pérez, propietario de la citada compañía El Halcón, por lo que Defensa cambió sus colores azul y blanco por el amarillo y verde, el de los autobuses de la empresa.
1986 fue otro año de ensueño para el flamante halcón. Participó en el minitorneo Apertura que daba ocho plazas al recientemente creado Nacional B, parte de la reestructuración del fútbol de ascenso argentino. Y el 1 de junio empataba con Atlanta 1-1 como visitante (gol de Donaires de tiro libre) y terminaba tercero de la Zona A, delante de grandes como Lanús, Atlanta, Colón y Quilmes. Y no sólo entraba al Nacional, donde jugó 23 años, sino que tenía el derecho a luchar por un lugar en Primera División por primera vez en su vida, pero Bánfield se cruzó en su camino en cuartos de final (2-0 y 2-2). Tras la ocasión perdida, Defensa jugó el Nacional B, debutando el 19 de julio con derrota ante Tigre 2-1, siempre acompañado por muchísima gente, más de 50 autobuses de la línea 148 de El Halcón por partido. En resumen, el amarillo y verde había logrado dos ascensos en ocho meses, y en 1986, un ascenso y una oportunidad de ascender a Primera.
Escalada hacia la gloria
En el Nacional B, como se llamaba entonces, Defensa y Justicia fue habitual protagonista con buenos planteles y buen juego, sobre todo como local. El 15 de diciembre de 1990, el estadio Libertador General Don José de San Martín cambió su nombre por el de Norberto “Tito” Tomaghello, el presidente del inicio del halcón en el fútbol argentino. Pero tras siete años, Defensa sufría su primera desgracia deportiva al descender por primera y única vez el 13 de junio de 1993 a la nueva B Metropolitana,a pesar de golear 3-0 a Douglas Haig de Pergamino. Una desgracia que sólo duró cuatro temporadas, porque el 26 de junio de 1997, al batir a Tristán Suárez (1-1 y 2-1, goles de Karabín y Galleguillo) volvía a la ahora denominada Primera B Nacional.
Ya retornado a la segunda categoría, fue nuevamente protagonista y llegó a acercarse a Primera División en 1999, cuando perdió con Chacarita en la semifinal del play-off, con el campeón del mundo Julio Villa como técnico. Ese fue el punto de partida de una larga serie de idas y vueltas. En 2006 se salvó milagrosamente del descenso con dos agónicos empates en la promoción, primero con San Martín de San Juan y luego, tras un épico 3-3, con Deportivo Morón, con dos goles del halcón en tiempo adicional. En 2007 estuvo muy cerca de llegar a Primera, con Ricardo Rezza de entrenador, al vencer a Unión de Santa Fe por dos a cero, pero sería Olimpo de Bahía Blanca quien se llevaría el premio al tener mejor diferencia de goles. Tres años después, el 15 de mayo de 2010, de vuelta el fantasma del descenso lo visitó pero Defensa lo ahuyentó con otro triunfo ante Unión que además envió a Deportivo Merlo a promoción. Y en 2011 hubo la tercera amenaza de descenso en cinco años, que el halcón resolvió con otra hazaña sobre Rosario Central por 2-1 con dos goles de Emiliano Romero en los últimos nueve minutos, dejando en el repechaje a San Martín de Tucumán y Deportivo Merlo.
En 2010, mientras el equipo se salvaba del descenso, el club era ‘gerenciado’ (proceso en el que una empresa privada toma el control del club), y una vez llegados los nuevos administradores, estos se pusieron como meta el ansiado anhelo de jugar en Primera. Y una noche, la del 14 del pasado mes de mayo, Defensa tuvo justicia: derrotó a San Martín en San Juan por uno a cero, con gol de Brian Fernández, y logró el ascenso a cuatro jornadas del final. El halcón terminaría segundo con 75 puntos, tres menos que el campeón, Banfield, y superando a históricos como Independiente o Huracán. Juan Martín Lucero, hoy en Independiente, fue el máximo goleador del club con 23 tantos y Diego Cocca, actualmente en Racing, lo orientó desde el banquillo para llevarlo a la cumbre.
Y el largo viaje desde aquel 1935 sigue hasta hoy, transitando por una ruta de gloria. El sábado 9 de agosto, Defensa, ahora con Darío Franco como entrenador y un plantel renovado, comenzó su etapa más gloriosa como club de Primera. El Tito Tomaghello estuvo repleto para ver al amarillo y verde. La derrota 1-3 contra Racing, con gol del mismo Brian Fernández, fue sólo una excusa para acompañar un momento increíblemente histórico. Un periplo que hasta ahora no ha sido nada floreciente para los de Varela, que se encuentran en la antepenúltima posición del Torneo Ramón Carrillo y en la última de los promedios del descenso. Pero jugó con Boca y River, logró su primer triunfo el 16 de agosto ante justamente Banfield 3-2 (Fernández, Servio en propia meta y Tellechea) y aún tiene muchos kilómetros por hacer hasta el final de 2015, cuando entre en vigencia el ridículo torneo de treinta equipos y vuelva a importar el promedio. Quién sabe, tal vez Defensa, como en toda su vida, vuelva a escribir una historia con justicia.