Recientemente ha colgado las botas en un modesto club de Tercera División como es el Coria CF, Víctor Salas llegó a disputar más de noventa partidos en Primera División e incluso consiguió marcarle un gol al todopoderoso Barcelona. Santo y seña del Sevilla de principios de este siglo y con una prolífica carrera en varios clubes de Segunda, Víctor recibe a La Paradinha en su despacho para charlar sobre su trayectoria y la actualidad futbolística.
Pregunta: ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de fútbol?
Respuesta: Pues fue en el campo de albero de la Unión Deportiva Morón donde hice las primeras pruebas, junto a ciento y pico niños, y en ellas me seleccionaron, de cuatro equipos que había, en el equipo A con varios amigos del cole. Así que esos inicios pasaron disfrutando, jugando con el Morón, disputando campeonatos internacionales como el de San Gabriel. En las categorías inferiores del Morón estuve desde alevines hasta cadetes y unos años fui a la selección sevillana y otros, como en infantiles y en cadetes, a la andaluza. Desde alevines sembré el interés de varios clubes, incluso del Barcelona que estuvieron hablando con mis padres, o en el Sevilla o el Betis, hasta que ya en cadetes me fui a jugar al Sevilla compaginándolo con los estudios del instituto. Allí jugué en todas las categorías desde cadete hasta que debuté en el Sevilla Atlético. Y a partir de ahí busqué mi suerte y a los diez u once partidos con el filial, me subieron a entrenar al primer equipo y me agarré a la oportunidad y logré quedarme y mantenerme durante cinco años y medio. Sin duda, una satisfacción de haber aprovechado el momento y haber buscado mi suerte cuando se me ofreció la oportunidad
P: Fuiste subcampeón juvenil con el Sevilla en 1999 al perder ante la Real en la tanda de penaltis, ¿esa ha sido la derrota más amarga de tu carrera?
R: Pues de las pocas veces que he llorado en el fútbol, he llorado en tres momentos puntuales y ese fue uno de ellos. Los juveniles fuimos campeones de la zona sur, después fuimos al campeonato de España y ya en la Copa de campeones logramos llegar a la final. Aquella final fue bastante accidentada para nosotros, incluso me anularon un tanto en la prórroga, pues el linier dijo que había salido el balón de la línea de fondo antes de un pase atrás que materialicé en gol, cuando no salió completamente. Recuerdo que también nos hicieron un penalti también en la prórroga y no nos lo pitaron y ya en la tanda de penaltis fallamos los dos primeros, yo lancé el tercero, metí y los demás también, pero como ellos marcaron todos pues quedamos subcampeones. Ya echando la vista atrás fue una enorme satisfacción, pues de ese equipo subimos catorce al Sevilla Atlético algo que normalmente no pasa, ya que según el año deportivo pues suben seis, siete, diez, pero eso de catorce… Sin embargo en ese momento, con dieciocho años, fue una derrota amarga y que queda en el recuerdo.
P: Debutaste en Primera el 4 de diciembre de 1999 ante otro grande como el Valencia, ¿qué sensación experimenta un jugador en ese momento?
R: Pues fue una satisfacción plena el hecho del día antes en el entrenamiento en el Sánchez Pizjuán que te dijera Marcos Alonso “Oye ven chaval, tú si mañana juegas de titular, ¿te cagarás?” al que le contesté de forma natural “Míster, eso es lo que estaba esperando, jugar” y me responde “Muy bien, pues mañana vas a jugar de titular”. Entonces saber el día antes que vas a ser titular, y vas a debutar en Primera División, es una enorme satisfacción. Llamé a toda mi gente y mis padres fueron verme a jugar. Debuté en Mestalla y, dentro de lo que cabe, estuve totalmente sereno, muy a gusto y disfruté mucho de mi debut. Me acuerdo que hubo un apagón de veinte, treinta minutos en el descanso. Jugué los noventa minutos y después al final del partido el entrenador contrario (Héctor Cúper) me destacó como que parecía que llevaba jugando diez años en Primera. Perdimos dos a cero que por cierto el otro día estuve con Juan Sánchez en la selección andaluza y le dije que el día de mi debut nos clavó el primer gol y que todavía me acuerdo. Lo recuerdo todo como si hubiera pasado ayer y sin duda fue una alegría tremenda.
P: Estuviste en una etapa algo convulsa en el Sevilla, la que se originó con el fiasco del descenso a Segunda del año 2000 pero que culminó con la salida del bache con la clasificación para la UEFA en 2004, el primer paso del gran Sevilla de los títulos, ¿qué me podrías decir de esa etapa?
R: Sí, la temporada que debute fue la del descenso, y tras ésta hubo una reestructuración del equipo en todos los ámbitos. Arriba siguió Roberto Alés con una línea de trabajo basada en la economía de guerra, y ya en esa temporada en Segunda con Caparrós se formaron unos cimientos desde la base y a partir de ahí fue el crecimiento del Sevilla. Ese año se consiguió el ascenso y se inició un crecimiento que llevaría a la clasificación del Sevilla a la UEFA que fue el año en que yo me fui. Viví la amargura del descenso y dentro de la amargura pues yo logré debutar y mantenerme en el equipo y jugar diecinueve partidos y ya el año siguiente era jugador de la primera plantilla. Me costó trabajo convencer a Caparrós para que jugara de titular pero al final no se resistió y acabó poniéndome. Todos los años era una lucha constante por la evolución del Sevilla, hasta el año que llega Baptista, que yo cuando lo vi me dije ya será menos ‘Bestia’, pero fue una bestia, llegó, marcó y ya no por Baptista sino por otro profesionales que fue incorporando el Sevilla que hacían que el nivel de competencia fuera grandísimo y que me dio motivos para buscar mi carrera profesional por otro lado en otros equipos. Ya en esa temporada me dijeron que me buscara equipo, que iba a tener pocos minutos y yo dije que no, que yo quería seguir que confiaba en mí. Pero cuando un profesional lleva trabajando para acabar jugando de titular y no se da y en ese año llevas sólo dos partidos, pues decidí irme al Almería, porque si decido quedarme, a lo mejor me acaban apartando o no se sabe lo que va a pasar, entonces decidí irme a Almería y el año que quedaba de contrato decidieron rescindirlo y al quedar libre firmé con el Poli Ejido con un nuevo proyecto con Pepe Mel que me animó a ir para allá. Y a partir de ahí comenzó una nueva etapa en mi carrera deportiva, y está claro, me hubiera gustado no estar cinco años y medio en el Sevilla como estuve, sino diez. Incluso antes hubo en alguna ocasión interés del Celta, Atlético de Madrid, Zaragoza y no lo valoré porque me sentía realmente realizado en el Sevilla.
P: Has pasado por clubes de Primera y Segunda, ¿pero alguna vez has sufrido un traspaso frustrado?
R: Siempre tienes la ambición de una vez que estás en el primer equipo y llegas a Primera División de seguir jugando en esa categoría. Evidentemente en la vida deportiva hay elecciones. Yo no soy de equivocaciones, sino de elecciones. Yo elijo irme al Almería y después elijo irme al Poli Ejido y después al Castellón… o sea al final las elecciones son por algo. Frustraciones, pues al nivel de exigencia que a lo mejor me impongo, me hubiese gustado, estando en Segunda haber vuelto a Primera División. Esos objetivos siempre los he tenido latentes. Que no lo pude conseguir, bueno, pero mientras que lo sueñas y luchas está ahí latente. Una vez estando con la Ponferradina en Segunda B tenía el objetivo de jugar en Segunda A y lo conseguí, siendo una de las mayores satisfacciones. Después vuelves a Segunda B con el Teruel, tienes el mismo objetivo. Siempre un profesional o un deportista de élite lo que quiere es reto, objetivo y yo no pienso en frustraciones sino que debes buscar tu objetivo e ir a por ello y al final se van consiguiendo. Ya el último reto que me plantee, una vez que ya no decidí aceptar las oportunidades de irme al extranjero o de firmar por equipos de Segunda o Segunda B porque no tenía la motivación suficiente de irme a esos clubes con esas condiciones, pues decidí jugar en Tercera División. Nunca había jugado en Tercera y era un reto el intentar subir con el Coria Club de Fútbol el cual yo creía en él. Era un objetivo que tuve el año pasado y hasta última instancia lo perseguimos y al final no lo conseguimos, pero había un objetivo, había un reto, de poder contribuir a que ese equipo subiera a Segunda B. Este año no tenía esa motivación, pues al final dejo el fútbol y hay que ser valiente para decir este es el momento de no seguir jugando y perseguir otras motivaciones a nivel familiar o a nivel laboral con mi empresa y mis proyectos.
P: ¿Nunca tuviste la oportunidad de irte a una liga extranjera? Y si así ha sido, ¿por qué no la aprovechaste?
R: Tuve la oportunidad después de estar en el Castellón de ir a un equipo griego dos años pero al final no estaba convencido con las condiciones del contrato que se me ofrecía. No tenía mucha seguridad y me asesoré con unos compañeros que habían estado allí y que habían tenido experiencias dispares y entonces para vivir una posible mala experiencia pues no me atrevía. Y seguramente en otras circunstancias pues estaría ahora jugando al fútbol en un país extranjero, es decir si me hubiesen recomendado o asesorado positivamente hubiese ido con el reto de implantarme en un equipo como lo han hecho muchos compañeros ya sea en Grecia, en la segunda inglesa, ya sea en Alemania o en Tailandia. Hubiera ido porque a mi me encanta explorar mundo y me encanta jugar al fútbol y afrontar nuevos retos.
P: Cómo has comentado, tu retirada ha sido como tu inicio, en un equipo modesto, ¿por qué en el Coria y por qué ahora?
R: Pues lo decido exactamente una vez terminada la pretemporada y en esa semana valoré que para seguir una dinámica y seguir comprometido con el fútbol debes tener una motivación y si no la tienes pues te engañas a ti mismo. Yo estaría jugando hasta los cuarenta pero yo tengo que tener motivaciones no jugar por jugar. Evidentemente, si yo con mi familia estoy viviendo en Morón, mi retirada hubiese sido allí porque no he jugado en el equipo sénior de la Unión Deportiva Morón. Me hubiese encantado jugar allí si hubiese estado en Morón, pero el vivir en Sevilla y no querer sacrificar ni tiempo ni esfuerzo para poder desplazarme a otro sitio pues vi que la opción de Coria, que apenas eran veinte minutos de coche, era más viable. Y volviendo con mi mi retirada, pues se dieron unas circunstancias y en la vida hay que tomar decisiones y ser valiente, y por el bien de mi familia y por lo que había empezado ya a desarrollar en mi empresa y por otras facetas como profesor en el curso de entrenadores, o entrenador y preparador físico de la selección andaluza no podía estar en siete cosas a la vez, por eso hay un periodo de transición y decido poner fin a mi carrera y volcarme en mi nueva andadura.
P: ¿Quién ha sido el entrenador que más te ha marcado? ¿Y tú mejor compañero?
R: De cada uno de ellos he aprendido algo y lo bueno es que te lleves la suma de todos porque siendo crítico sabes que cada uno tiene algo bueno y con eso creas tu modelo. Pero por destacar a uno, señalaría a Antonio Tapia, un tipo profesional, un señor de los pies a la cabeza, educado, respetuoso con mucho amor al deporte y con mucho rigor a todo lo que hace. No tiene mejor suerte por su personalidad, si fuera mediático estaría todavía en Primera División, y él ha estado en la máximo categoría siendo como es, algo que yo valoro mucho, puesto que no ha perdido nunca su identidad ni se ha vuelto mediático ni extravagante. Caparrós me ha enseñado mucho, más de lo que me imaginaba, y señalaría a Paco Herrera también, un señor que a mí me ha inculcado ciertos valores y una forma de trabajar, sobre todo la manera que tiene él de dirigir a un equipo.
En cuanto a compañeros he tenido muchos muy buenos y ya fieles te podría decir que en el Sevilla, Inti Podestá y Mariano Toedtli, después Marco Navas en la etapa en El Ejido, en la etapa del Castellón a Xavi Oliva, en la etapa de la Ponferradina a Jano y a Óscar de Paula. Siempre hay algunos en los cuales te apoyan más en cada equipo y esos han sido mis amigos fieles y con los que sigo manteniendo el contacto.
P: ¿Cuál ha sido el momento que recuerdes con más ilusión de toda tu carrera como futbolista?
R: Mi etapa en el Sevilla es la de más ilusión en mi carrera, porque ahí no piensas, salen solas las cosas. Tenía mi equilibrio, que es lo más importante en un futbolista y por eso es la etapa de mayor ilusión. Después el último año en El Ejido, fue también de mucha ilusión porque fue el año que no estaban muy contento con mi rendimiento y me quería rescindir, y decidí actuar y poner las cosas en su sitio. Fue un año de ilusión porque fue el año que más rendí, fue el que más goles metí, más asistencias di, el que estaba más comprometido. Me vino bien que me dijeran que me querían echar. Pero en realidad, cuando amas este deporte todos los años tienes ilusiones incluso la campaña pasada en tercera la viví con mucha ilusión siendo una de las mejores experiencias como profesional. El fútbol no entiende de categorías, entiende de sentimientos.
P: Has puesto en marcha una consultoría deportiva, pero antes pusiste en marcha una escuela de fútbol en tu localidad natal, Morón de la Frontera, ¿sigue en activo esa escuela? Y si es así, ¿cómo le van las cosas?
R: Tuve un proyecto el año pasado que consistía en un campus de fútbol al cual integré mi metodología multidisciplinar con nutricionistas, médicos, charlas a padres, progresión metódica de entrenamiento… y la hice en distintos sitios, siendo una línea de negocio en mi empresa. Esto lo he desarrollado más que a nivel de rentabilidad, a nivel de satisfacción personal, de poder transmitir tus valores y que los niños vayan conociendo hábitos profesionales. El objetivo no es educarlos como deportistas sino como personas, la línea que deberían de seguir todas las escuelas de fútbol.
P: En tu consultoría, ofreces un sistema de Reeducación Deportiva, ¿nos podrías explicar en qué consiste?
R: Se llama reeducación porque ya la gente viene educada de antes, por tanto se trata de volver a educar en los hábitos personales. Es un procedimiento que reeduca en hábitos desde la experiencia a nivel profesional ligada a la formación y la evidencia científica. Primero se entrevista al cliente para saber qué hábitos tiene, por ejemplo a qué hora bebe agua, cómo bebe, etc. Desde un conocimiento personal unido a un chequeo médico, tests previos de nutrición y unas pruebas físicas se empieza a reeducar a la persona. Entonces se procede a aconsejar y a intentar instaurar hábitos saludables, de alto rendimiento, de descanso, qué tipo de entrenamiento hay que hacer y cómo y poco a poco con un equipo profesional se coordina el trabajo acordado para un determinado objetivo. Exactamente la reeducación consiste en que un plazo de tiempo determinado esa persona cumpla el objetivo que se proponga y si una persona se ve que tiene un objetivo que es inalcanzable en ese tiempo, le ponemos en la realidad. Si uno quiere milagros que se vaya a Fátima.
P: ¿Te quedarás en el asesoramiento deportivo, no prevés dar un salto más y convertirte en entrenador?
R: Yo cuando me retiro si que siento que le digo al fútbol un hasta siempre pero sabiendo que nos volveremos a ver en el césped. Yo creo que no es el momento ahora mismo de iniciar mi carrera como preparador físico, ya la he iniciado con las categorías inferiores con la selección andaluza, pero serlo de un equipo profesional o ejercer como entrenador no es mi objetivo. A largo plazo si lo es, y ese objetivo lo voy a buscar y tengo fe en conseguirlo. No es el momento ahora por mi responsabilidad familiar: descansar fines de semana, pasar más tiempo con ellos, etc. Ya cuando inicie mi andadura de preparador en un equipo profesional o semiprofesional pues me dedicaré plenamente a ello y con las ideas muy claras para poder volver a estar en el césped y, por qué no, en Primera División . Es un reto a largo plazo apetecible e interesante y me atrae, y cuando lo tenga claro, iré a buscarlo.
P: ¿Qué opinión te merece la situación institucional por la que pasan ahora el Sevilla y el Betis?
R: En los dos hay un cierto caos institucional. Con respecto al Sevilla, éste se ha visto reforzado con los resultados y con la unión de todos los ámbitos, tanto jugadores como el presidente nuevo y la junta directiva, que ha transmitido el mensaje de tranquilidad que está consiguiendo calmar a la afición. Veremos si sigue esa línea, si el Sevilla logra sus objetivos o si realmente en un medio plazo cuando vengan los malos resultados pues esa figura o esos ciertos cambios que ha habido desestabilizan o no la situación. En cuanto al Betis, yo creo que se han precipitado en la destitución de Pepe Mel y ya a partir de ahí ha seguido la vorágine con la dimisión de Stosic y se ha incentivado un caos y un desorden que se ha reflejado en el nerviosismo de la afición y en los malos resultados. Entonces si no llegas a un punto de equilibrio ya el proyecto deportivo se cae y ahora hay que generar ilusión por lo que en este momento el Betis está en un periodo de incertidumbre.
P: ¿Crees que el astronómico salario de los futbolistas más importantes es un insulto para los profesionales de menor calado?
R: Yo soy de los que opino que si un futbolista cobra tanto es porque lo genera y la cuestión radica en que no lo genere y después lo deban a Hacienda o a la Seguridad Social los clubes. Por ejemplo Falcao es traspasado al Mónaco por una cantidad importante y le sumas el salario de millones de euros del jugador y luego ese club no genera tal cantidad pues me parece una falta de respeto al fútbol en sí y a las obligaciones que tienen los clubes como SAD. Si realmente lo generan, está claro que lo deben de cobrar, por ejemplo si tú vas a ver a Miguel Bosé y vale la entrada 60 euros es porque realmente lo genera, pues lo mismo con un jugador. Por tanto se debería regular cada día más desde todos los estamentos, desde la Liga, la Federación, la AFE para que haya cada vez más transparencia en cuanto a los contratos y en cuanto al mercado de traspasos. Aparte debería de haber un consenso para una cierta homogeneización para que no haya tres ‘ligas’, que no esté la Segunda o Segunda B que ofrecen sueldos como para vivir fuera de casa, sueldos para vivir del fútbol pero no para ser profesionales como en otros países como en Alemania. Por tanto debería haber más igualdad y que un equipo de Segunda B esté más profesionalizado no sólo en cuanto a los salarios sino también con los recursos, o sea, que tenga médicos, fisioterapeutas, es decir una base. Si no se lucha por esto al final nuestra competición se va a desvirtuar más todavía
P: Fuiste futbolista del Poli Ejido un equipo que desapareció por deudas en 2012, ¿qué se puede hacer para evitar que los equipos de fútbol caigan en manos de malos gestores?
R: Primero que no se les dé licencias a esas personas y exigir que la dirección la lleven gestores cualificados. En definitiva, igual que el ámbito deportivo, el ámbito institucional debe estar profesionalizado y que se cumplan las obligaciones pertinentes. Si yo como empresa o como dueño de una pyme debo de cumplir mis obligaciones trimestrales o anuales, lo mismo tiene que hacer una SAD. Que haya una gestión acorde que estime un presupuesto para que se cumpla y fomente una buena dirección en todas las áreas, tanto en merchandising, publicidad, contabilidad y demás, para que sea más factible cumplir sus obligaciones como empresa, como puede ser el pago de las nóminas. Ahora mismo las SAD están en una difícil tesitura principalmente porque no hay inversión pero eso es consecuencia de que una mala gestión desde diez años atrás que por ejemplo los alemanes la han visto hace tiempo y han actuado antes y fíjate como están ahora y esto es también es aplicable a la economía general