Desde hace unos años en España se viene denunciando por parte de muchos equipos que esta Liga BBVA, denominada como la mejor liga del mundo, no es tan buena como se presume, si bien en cambio sí que es una liga donde juegan probablemente los mejores jugadores del mundo. Que en nuestra liga jueguen los mejores no significa necesariamente que sea la mejor de las ligas, sobre todo cuando lo que más se recrimina desde estos equipos es que la competición está adulterada por una serie de factores que hacen imposible a muchos de ellos el poder competir en igualdad de condiciones.
El aficionado de a pie ha asociado desde un principio esta denuncia a hechos visibles en el fútbol de hoy como pueden ser las astronómicas cifras que se barajan en los presupuestos de ciertos equipos, como el Real Madrid o el FC Barcelona. También ha podido comparar las enormes diferencias que existen entre estos dos equipos con respecto al resto, a la hora de ingresar en sus arcas dinero por derechos de imagen, publicidad, o los famosos contratos de derechos de televisión. Las diferencias entre unos y otros se agrandan en multitud de factores y condiciones, y cada vez que uno de estos dos grandes de nuestro fútbol obtiene cierto beneficio arbitral en un partido determinado, la sospecha se expande sobre el “¡Así¡ ¡Así! ¡Así gana el Madrid!” o sobre el “Robar, robar. Sólo robar”. Al final el aficionado es con lo que se queda, y desde hace unos años además, cada vez que el Real Madrid o el FC Barcelona vencen con goleadas de cinco y seis goles, en las gradas, en los vomitorios de salida de los estadios, y entre dientes y resignación se oye algún que otro “Liga de mierda”.
En las redes sociales fue donde más impacto tuvo este concepto. A través de Twitter con el hashtag #Ligademierda muchos aficionados mostraban su enfado e indignación por sucesos que consideraban que hacían de esta Liga BBVA, una liga corrupta. Las razones son de lo más dispares pero hace tan sólo unos días se ha conocido una noticia que reabre un nuevo frente de esta teoría, y que muchos investigadores de nuestro fútbol ya apuntaban hace mucho tiempo que eran las verdaderas bases de la auténtica “Liga de mierda”.
Las informaciones que se han conocido indican que la Comisión Europea ha abierto expediente sancionador a siete clubes del fútbol español por recibir ayudas públicas ilegales. Básicamente estas ayudas las podemos resumir en las más significativas por su trascendencia económica. Una de ellas son las ventajas fiscales que obtienen los clubes que no se han convertido en Sociedades Anónimas Deportivas, y que por lo tanto se ahorran el tributar unos impuestos más altos que el resto de equipos. Uno de los casos más flagrantes que ya supusieron dudas cuando se conoció fueron los beneficios que produjo al Real Madrid la recalificación de sus terrenos bajo el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, y posteriormente Valdebebas. Una revalorización de 3.700% en apenas trece años. Un caso parecido por el que se investiga al Athletic de Bilbao en la construcción de su nuevo estadio, ya que se cuestiona si ha tenido ayudas en su financiación por parte del Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación Foral de Vizcaya y el BBK.
Hay otro tipo de casos que implican a los bancos y que llaman la atención de forma especial por la situación tan complicada en la que vivimos, y en las que los propios bancos declaran estar. Equipos como el Hércules, el Elche y el Valencia están siendo investigados por haber percibido supuestamente un montante de más de 118 millones de euros de Bankia y la CAM. Especialmente hiriente sería lo de Bankia después de haber sido rescatado además con dinero público.
En definitiva quizás no sea concluyente pensar que la adulteración de la competición tiene como base que un equipo una semana descanse seis días y su rival siete, que juegue cada semana en horarios distintos y que otros jueguen más veces en horarios regulares. No es corrupta porque existan unas competencias empresariales de valor de producto y costes, y que en función de ellos se promueva un mercado diferente para según qué clubes. Quizás vaya mucho más allá y tenga más que ver con la burbuja sobre la que se refundó la Liga de las Estrellas allá por 1995, y por la cual muchos clubes gestionaron por encima de sus posibilidades, y otros, por encima o por debajo de la ley, para poder ganar la recién creada, nueva y auténtica Liga de Mierda.