Hace unas semanas la UD Las Palmas derrotaba al Real Zaragoza en la última eliminatoria de ascenso a la Liga BBVA. El fútbol le debía una a los canarios tras el trágico desenlace de la pasada temporada ante el Córdoba. Trece años han pasado desde la última visita del equipo canario a la primera división del fútbol español. Esta será la trigesima segunda temporada de los amarillos en dicha categoría en la que comenzará su sexta etapa. De esas 32 campañas destaca el hecho de que lo hiciese durante diecinueve consecutivas en el plazo que comprende entre la temporada 1964/1965 y la 1982/1983.
Aquella fue la época dorada del equipo insular. En ese intervalo de tiempo el club alcanzó cotas inimaginables para los tiempos que corren en la actualidad. Un subcampeonato de liga, un tercer puesto y una final de copa, la de la temporada 77/78, en la que caería derrotado ante el Barcelona por tres tantos a uno. Tres clasificaciones para competiciones europeas, una para la extinta Copa de Ferias y en otras dos ocasiones para la Copa de la UEFA.
Aquel periodo comenzó con el ascenso a la máxima categoría de la mano del entrenador valenciano Vicente Dauder. Aquel equipo que pocos años después alcanzaría el subcampeonato liguero tenía una particularidad: estaba plagado de jugadores canarios. Los nombres más ilustres y recordados son los de Tonono, Guedes, Germán y Castellano, jugadores que pasaron a formar parte de la selección nacional que participó en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1968. Era un equipo caracterizado por un alto nivel técnico, buen trato de balón y juego vistoso para el espectador.
La etapa gloriosa tiene un punto de inflexión cuando una de sus figuras, Juan Guedes fallece en 1971, a los 28 años de edad, a causa de un cáncer. Pocos años después el infortunio continuaría con el fallecimiento del central Tonono a causa de una infección hepática.
En esa época, a principios de los 70, la inagotable cantera canaria se empieza a combinar con futbolistas llegados de Argentina. El primero en llegar fue el portero Daniel Carnevali y a este le siguieron Quique Wolff, Carlos Morete y Miguel Ángel Brindisi. El histórico Miguel Muñoz sería el privilegiado en dirigir a aquel grupo de futbolistas.
Sin embargo, paulatinamente los jugadores argentinos comienzan a abandonar la isla, lo que supone el declive del club que desembocará en el descenso pocos años después. El primero en abandonar el club sería Wolff con destino al Real Madrid, a continuación Carnevali y Brindisi que vuelven a anteriores clubes como Rosario Central y Huracán, y por último, lo hace Morete para desembarcar en el Sevilla. Finalmente en la temporada 1982/83 se consuma el descenso y el final a la etapa mágica de la UD Las Palmas.
Si existe alguna analogía entre aquella época y la actual, salvando las distancias, esta viene determinada por la cantidad de jugadores canteranos que se encuentran en la primera plantilla. Nombres como Aythami, Angel, Nauzet, Momo, Roque, Valerón y Jonathan Viera son sólo algunos de los jugadores canarios que conforman la plantilla insular. Evidentemente la Liga BBVA no es la Liga Adelante y el nivel de exigencia requerido es notable, pero el paralelismo existe y no cabe duda que la ilusión de la afición amarilla por rememorar viejos éxitos tiene base aunque sea en el sentimentalismo de unos jugadores que sienten los colores y la camiseta que portan cada fin de semana. La dificultad salta a la vista, pero la motivación y el desafío sirven para eludir obstáculos y, en algunas ocasiones, cumplir unos objetivos y resultados que en un principio pueden parecer inaccesibles o imposibles. La historia está para reescribirla, esa historia de siempre, la vieja historia de la cantera contra la cartera, el guanche contra las multinacionales internacionales que pueblan el fútbol español.