Pasó la tan esperada fecha de clásicos del torneo argentino de 30 equipos, la número 24, y como se esperaba fue vivida con tanta o más pasión que cualquier otro fin de semana. Cómo no iba a ser así si uno de ellos era el superclásico entre River Plate y Boca Juniors en el estadio Monumental. Y sin duda que Boca fue el triunfador de la jornada, no sólo en el resultado de tres puntos y demás victorias en otros muchos desafíos propios y ajenos frente a su archirrival, sino que de esa gran forma recuperó la punta del campeonato perdida una semana antes en su cancha ante San Lorenzo, su escollo más duro hasta aquí, en el último minuto. Fue el hecho de las grandes luces de esta fecha de siete derbis sobre quince encuentros, más allá de otros grandes triunfos como los de Huracán ante el Ciclón o Independiente sobre Racing Club.
Comencemos con los reales partidos con larga tradición. En otro superclásico desteñido en la cancha de River, Boca sacó pecho ante las adversidades previas (dudas sobre la continuidad del entrenador Rodolfo Arruabarrena, críticas de exjugadores sobre su rendimiento como Blas Giunta o Juan Román Riquelme) y especialmente la dura lesión de Fernando Gago, quien a los 24 segundos se rompió el tendón de Aquiles y ha dicho adiós a todos sus compromisos de la temporada. Pero el ingresado Nicolás Lodeiro no sólo le dio un mejor andar al equipo sino que se transformó en el héroe con su gol victorioso, teniendo su desquite personal de aquel escándalo de Copa Libertadores en el que no pudo entrar en el segundo tiempo por los graves incidentes acontecidos. Lo mismo para el otro uruguayo del conjunto, el ascendente Rodrigo Bentancur, confirmado entre los once a pesar de su error que provocó la derrota anterior. Y sobre todo Agustín Orión, de una muy polémica campaña este año, quien sin embargo ratificó con sus atajadas claves por qué es el dueño del arco xeneize. Aunque Carlos Tévez no brilló, generó el rebote del gol y fue importante para amedrentar a un River que se vio sorprendido por el dominio boquense y que demostró que sus ausencias entre ventas y lesionados pesaron en los momentos decisivos, y tal vez su relax tras la obtención de la Copa Libertadores. El oficio y la jerarquía individual de Boca lo llevó a tomarse las revanchas que necesitaba. Del traspié del domingo pasado, de la punta perdida, de las novelas de la semana, de los últimos tropiezos ante su histórico enemigo, del duro golpe de Gago. Y así volvió a la famosa paternidad que le dan sus 72 triunfos a 63 en el historial desde 1931. Pero sobre todo, porque un campeonato no se gana sólo con una batalla, lo puso otra vez arriba de todo, ayudado por los resbalones de sus perseguidores.
El otro derbi más notorio fue el de 24 horas antes, el sábado, de San Lorenzo en cancha de su eterno contrario Huracán, que con el golazo de Patricio Toranzo confirmó la levantada de las últimas jornadas y sacó su primer halago desde la llegada de su hasta hace poco defensa Eduardo Domínguez. El “Globo” también se desquitó de su pasado adverso (había perdido con el azulgrana 1-3 en la jornada cinco y 0-3 en el Clausura 2011) y dio un paso enorme en su impensada lucha para eludir el descenso. Por su parte, los de Edgardo Bauzá no contaron con la misma fortuna de los últimos partidos y ratificaron un bajón experimentado en los mismos, una irregularidad que le puede jugar en contra próximamente. Ni hablar del desliz del fuerte Racing, que venía bien hasta que se topó el mismo sábado con este Independiente renovado en resultados y rendimientos de la mano de Mauricio Pellegrino y que le propinó una goleada impiadosa y una actuación contundente que también amplió su dominio histórico (72 triunfos a 63 de la Academia) y que, si bien lejos de la parte alta lo pone con la expectativa de entrar en la Liguilla Pre-Libertadores al quedar sexto, donde serán cuatro que la jugarán tras el torneo. Los otros tres reales clásicos arrojaron empates bastante oscuros, los cero a cero de los de la provincia de Santa Fe entre Rosario Central que igual sigue tercero y Newell´s Old Boys y Colón-Unión, con pesado clima previo y actitudes antideportivas en ambos, lo mismo que el 1-1 entre los gigantes de La Plata, Estudiantes y Gimnasia, que confirmaron sus altibajos. Mientras tanto, en el del sur de Buenos Aires, Banfield le cortó la racha positiva a Lanús venciéndolo tras cuatro años y colocándose cerca de la Liguilla más importante, aunque por ahora entra en la de la Copa Sudamericana.
La jornada 24 entre viernes y lunes se completó con otros símiles de clásicos. Por ejemplo, Tigre goleó a Vélez tres a cero y siguió con su buen momento que le permite estar cerca de los puestos relevantes y confirma las debilidades del demasiado juvenil equipo de Miguel Ángel Russo, que ocupa un raro puesto 22 para su rica historia. Buenos fueron los trabajos de Defensa y Justicia, que mantiene su regular andadura con el exasistente de la selección argentina femenina de hóckey sobre césped Ariel Holan tras su 1-0 a Arsenal; el de Quilmes, sin perder hace ocho partidos gracias a su técnico Facundo Sava y su 0-0 ante Témperley; el de Aldosivi de Mar del Plata, que sueña con un lugar más arriba del puesto décimo octavo para la Liguilla Pre-Sudamericana con su 2-0 sobre Crucero del Norte, y sorprendente lo de Godoy Cruz de Mendoza, que en el encuentro de la zona de Cuyo (oeste del país) derrotó al siempre difícil San Martín de San Juan como visitante, todo un logro para el equipo actualmente dirigido por el exinternacional argentino Gabriel Heinze. Hablando de sorpresas, Olimpo de Bahía Blanca lo hizo en Junín ante Sarmiento, bajó en su nivel tras un buen arranque de campeonato. Otro derby del interior fue el empate 1-1 entre Atlético Rafaela y Belgrano de Córdoba, éste siempre expectante con Ricardo Zielinski, su entrenador hace nada menos que cinco años. Y tanto Nueva Chicago como Crucero del Norte de Misiones continúan con su caída libre hacia la B Nacional (la Segunda División), ocupando los dos últimos lugares de la tabla de posiciones y la de promedios de descenso.
Párrafo aparte merecen varios episodios oscuros propios de este embravecido fútbol argentino. El regular arbitraje de Darío Herrera en River-Boca, al no expulsar a Leonardo Ponzio que una vez más se preocupó de realizar encontronazos que llevar la pelota. Dos que ocurrieron en Huracán-San Lorenzo, donde antes del inicio el juvenil del ‘Globo’, Cristian Espinoza, arrojó y pateó un banderín de San Lorenzo, mientras el lateral huracanense Carlos Arano le dijo una irreproducible y repudiable provocación al mediocampista Héctor Villalba sobre su novia, hija del exjugador y entrenador de larga trayectoria Antonio “Turco” Mohamed, la que es hincha de Huracán. En Avellaneda, el delantero de Racing, Ricardo Noir, fue reemplazado y les hizo un gesto provocativo a los hinchas de Independiente frotándose los brazos aludiendo al supuesto “frío” del estadio y de la parcialidad roja. Jesús Méndez, el excelente mediocampista de Independiente que hizo un golazo, dio un codazo a Acuña pero el árbitro Patricio Loustau no lo expulsó, y sí en cambio al de Racing minutos después por un golpe a Méndez en la boca del estómago. También se vieron agresiones entre jugadores en Rosario (Javier Pinola de Central y Hernán Bernardello de Newell´s), Santa Fe (el campeón de todo con Boca, Clemente Rodríguez, le pegó a Brítez y dejó a Colón con 10), en La Plata (lío porque Estudiantes no devolvió afuera el balón ante la lesión del arquero de Gimnasia, Navarro, además de no salir juntos al campo cuando así lo habían preparado pero Estudiantes no quiso) y en Lanús-Banfield, con diez amonestados y un expulsado, el lateral Carlos Araujo. Partidos con mucho ambiente pero sin tanto vuelo, como estamos acostumbrados, aunque con los condimentos que dan ese puñado de clásicos que nos retrotraen a los antiguos torneos Nacionales de la AFA. Y que a falta de seis jornadas dejan a dos candidatos máximos, Boca y San Lorenzo, peleando palmo a palmo el primer torneo largo desde 1990 y a un pelotón de seguidores cerca. Lo que quedó más claro fue que el xeneize fue el líder, o mejor dicho, el puntero de los superclásicos.