Ayer a media tarde se confirmaba la noticia. Mourinho era destituido del Chelsea. Algo impensable hace no tantos años y, muchos menos, cuando el portugués hizo disfrutar y soñar a los londinenses durante su primera etapa en el club. Pero ‘The Special One’ se va “de mutuo acuerdo” y ahora los ‘Blues’ tendrán que salir a flote con otro entrenador.
Se podría decir que esta no ha sido una de las mejores semanas para el protagonista de estas líneas. La empezó conociendo el equipo con el que supuestamente se vería las caras en octavos en Champions. Curiosidades del destino, le iba a tocar volver a enfrentarse con el PSG, ese mismo equipo que eliminó a los suyos en esa ronda la temporada anterior y donde se reencontraría con jugadores a los que tuvo al mando, como Ángel Di María.
Hasta ahora, la competición europea es la única donde el equipo londinense está dando la cara. Con un grupo a priori asequible, formado por Dinamo Kiev, Porto y Maccabi Tel Aviv, el Chelsea partía como favorito para ser primero en esta ronda y así lo han certificado los londinenses.
Sin embargo, en competición doméstica, los ‘Blues’ están firmando el peor arranque de su historia. Actualmente, son decimosextos con quince puntos. Y es que hasta ahora, el equipo de Mou sólo había conseguido cuatro victorias y tres empates, teniendo el hándicap negativo en sus nueve derrotas. Datos que llaman poderosamente la atención si se tiene en cuenta que este equipo ganó la Premier la temporada pasada. Un vigente campeón que actualmente está solo un punto por encima (y dos puestos) de la zona de descenso.
Así las cosas no eran pocas las voces que se habían levantado para criticar la mala racha del equipo y, por supuesto, ‘pedir la cabeza’ del que se consideraba a todas luces responsable, José Mourinho. Unas críticas que incluso le han llegado desde los núcleos internos del club.
Como ejemplo se puede citar el enfrentamiento con su cuerpo médico, liderado por Eva Carneiro. En el primer partido de Liga, el Chelsea empataba a 2 con el Swansea y, en el minuto 92, los servicios médicos del club deciden entrar al campo para atender a Eden Hazard, que se dolía de un fuerte golpe en el estómago. Esto no sentó nada bien a Mourinho, que criticó duramente a Carneiro en la posterior rueda de prensa y, no contento con eso, decidió suspender a todo ese cuerpo médico. Una situación que se ha saldado con la demanda interpuesta por la médica al club por despido improcedente y al propio entrenador por discriminación sexual.
El jugador protagonista de este suceso es otro de los ejemplos de personas descontentas con Mourinho. No eran pocos los medios que hablaban de una mala relación entre el belga y su ya exentrenador y que daban por seguro que el centrocampista ofensivo dejaría la entidad este verano (quizá ahora las cosas cambien).
Otro que tampoco parecía llevarse bien con el portugués es Diego Costa. En este caso se unían los caracteres fuertes de ambos y, en alguna ocasión, se ha visto cómo el internacional español no ha entendido (o aceptado) algunas decisiones de su técnico e incluso él mismo habría dejado caer su interés por volver al Atlético de Madrid.
Del mismo modo, otros compañeros que habrían llegado al Chelsea para mejorar etapas anteriores habrían visto sus esperanzas frustradas. Son los casos de Pedro o Falcao. El primero fue convencido por Mou con la promesa de que en los ‘Blues’ tendría los minutos de los que no disponía en el Barça. El segundo quería olvidar su nefasta etapa en el Manchester United. Pero ni para uno ni para el otro ha supuesto su devenir en el equipo londinense lo que se llama ‘un lecho de rosas’.
Con todo ello, Mourinho no ha sabido explotar al máximo a buenos jugadores (aunque Falcao pudiera venir de una mala experiencia, ha demostrado anteriormente su valía) y además había creado un clima no favorable en su plantilla, algo de vital importancia si se quiere aspirar a lo máximo. La consecuencia se ha visto en los resultados: un equipo que debería estar en lo más alto de la tabla ocupa puestos cercanos al descenso y, además ya ha sido eliminado de la Capital Cup One (trofeo del que también fue campeón el año pasado).
Esa incapacidad se ha reflejado también en la actitud del propio portugués. Tras cosechar el lunes un nueva derrota ante el Leicester (equipo revelación de la temporada), el técnico dejó entrever que sus jugadores no entendían su filosofía. “Siento que mi trabajo ha sido traicionado. Tengo que mirar a los ojos a unos jugadores y preguntarles si sienten al Chelsea igual que yo”. Unas duras declaraciones que lo único que hicieron fue echar más leña al fuego.
Por eso, la película se ha solucionado como suele hacerse en estos casos: con la destitución del entrenador, pero que en esta ocasión en particular, parecía la decisión más correcta ya que, quizá por el paso de los años, ‘The Special One’ no es el mismo que en su primera etapa en el Chelsea y no ha sabido transmitir sus ideas ni a la plantilla ni la entidad, encontrándose con críticas internas y con un panorama que no ha podido solventar.