Torcido, oblicuo, inclinado, que no tiene forma natural… Todos estas acepciones se podían aplicar a la cancha del Club Social y Deportivo Liniers, equipo de la localidad de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires, y que milita en la Primera D (quinto escalón del fútbol argentino). Y es que durante 29 años, el pequeño estadio Juan Antonio Arias fue utilizado sin ningún problemas por el Liniers. Era una especie de ‘caja de cerillas’, pero no hubo polémica alguna sobre las dimensiones del campo.
Todo cambió cuando la tecnología fue avanzando hasta entrar en escena Google Earth. Con esta aplicación de vista por satélite, actualmente integrada en Google Maps, era posible comprobar que el rectángulo de juego del Juan Antonio Arias tenía casi la figura geométrica de un trapecio. La cancha (como se dice en la jerga latina) estaba muy torcida, tanto que esta situación se hizo viral y llegó a los despachos de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que el pasado mes de septiembre decidió prohibir la disputa de partidos en ese estadio, y conminó al Liniers a reformar el estadio si querían ver el veto levantado.
Ante tal tesitura, el vicepresidente del modesto club bonaerense, Miguel Ángel Narváez, llegó a decir que siempre han intentado corregir este hecho, pero que al ser un club «humilde» siempre tenían gastos prioritarios que hacer frente como instalar una bomba de agua, arreglar el graderío o comprar todo tipo de equipamiento… «Hacemos además, mucho gastos sociales y en ese ámbito desempeñamos un papel importante, tanto es así que 400 chavales tienen garantizado un plato más de comida gracias al club», manifestó Narváez quien ha recordado que hace treinta años cuando el club construyó el estadio se hizo «como bien se pudo», sin ingenieros y con mucho voluntariado toda vez que la AFA «sólo exigía que el terreno debía tener siete hectáreas, como así tiene».
Esas medidas tan ‘alternativas’ influenciaba el desarrollo de lo partidos como bien explicó Silvio Fuentes, antiguo extremo izquierdo del Liniers y conocido por sus goles desde los saques de esquina, en el diario argentino La Nación. «Hice nueve goles olímpicos en toda mi carrera, cinco de ellos en cancha del Liniers, donde el campo ayudaba, porque los arqueros perdían fácilmente sus referencias», confiesa Fuentes.
Óscar Romero, medio defensivo que lleva la friolera de 440 partidos con Liniers, cree que, como todo, este particular campo tiene sus ventajas. Así los entrenadores del cuadro matancero decían a sus futbolistas que en la segunda parte jugaran en la parte más pequeña para tener que defender menos terreno en el caso de ir ganando tras el descanso, así como para tener más espacio para buscar el gol en el área rival en el caso de ir en desventaja en el marcador. Además, Romero comentó a La Nación que «como los postes estaban también desnivelados los jugadores rivales perdían las referencias en la cancha en cuestión de segundos, mientras que nosotros nos guiábamos por la posición de las gradas, para mantenerlas».
Así se encuentra el nuevo campo de juego de Liniers esperando el inicio del campeonato. pic.twitter.com/6osZhwn3hd
— Liniers oficial (@liniersoficial) 19 de febrero de 2017
El Liniers en un comunicado en su modesta página web llegó a tildar la decisión federativa como ‘persecución’ incidiendo que llevan casi tres décadas jugando con ese estadio y que hasta ahora nadie se había quejado. La AFA desoyó los lamentos y obligó al club a comenzar las obras de remodelación del Juan Antonio Arias el pasado mes de octubre. Unas obras que terminaron el pasado mes de febrero y que le costaron al club unos 150.000 pesos (nueve mil euros). Y todo por que alguien le dio por mirar el coqueto estadio del Liniers a vista de pájaro con el Google Earth.