Manolo Jiménez nació en Arahal (Sevilla) y ya era sevillista casi antes de nacer. Precisamente al Sevilla es al club al que se le identifica. En Nervión triunfó como futbolista y llegó a dirigir a su equipo en la Champions League. No nos podemos olvidar de su paso por el filial al que llevó de Tercera a Segunda División. También disputó el Mundial de Italia 90 y salvó, con la mayor escalada de la historia de Primera División, al Zaragoza del infierno de Segunda, aunque no pudo evitar ese final la siguiente temporada. Su carrera le llevó al extranjero y ha dirigido al Al Rayyan de Catar y al AEK de Atenas en dos ocasiones. En estos momentos está disfrutando de su segunda etapa en el club griego. Tras una remontada increíble pelea en el playoff del país heleno por estar en la próxima previa de la Champions. Entiende el fútbol como lo jugaba y como es, con mucho carácter y con mucha hambre, de ahí que en el Pizjuán le cantasen aquello de «Jiménez, Jiménez…», seguro que saben cómo acaba. Amablemente Manolo Jiménez atendió la llamada de La Paradinha
Pregunta: Tras ganar al PAOK Salónica, una victoria ante Panionios os habría acercado mucho a la primera plaza del grupo y por ende a la previa de la Champions. No sé si quizá está un poco decepcionado…
Respuesta: Sí, fue un partido difícil, tenemos pocos días de recuperación igual que todos los equipos, por supuesto, pero Panionios vino a defenderse, puso los once hombres detrás del balón y en un descuido nuestro, en un córner a favor nos montaron un contragolpe y nos metieron un gol. A partir de ahí estuvimos todo el partido intentándolo. Fue uno de esos partidos en los que sabes que si haces el gol clave ganas. Fue un mal partido y no supimos cómo hacer daño a Panionios que hizo su partido muy bien y eso nos costó la derrota.
P: Ahora estaréis muy pendientes de lo que pase con el Panathinaikos-Paok, después de la agresión al entrenador del PAOK y ser el Panathinaikos vuestro próximo rival, ¿no?
R: Parece que han decidido que dan el partido por concluido con derrota por 3-0 del Panathinaikos ante el PAOK por el incidente que hubo. Ahora nos viene un partido complicado ante Panathinaikos, bueno, igual que todos porque la liguilla para meterte en Champions es entre los mejores. Para los que han quedado por detrás de Olympiakos. Es una sola plaza y no va a ser nada fácil porque además llegan los equipos muy mermados físicamente. Nosotros hemos hecho una segunda vuelta de sumar muchos puntos para llegar a la cuarta posición y ese hecho le puede estar pasando factura ahora a los jugadores.
P: ¿Precisamente por llegar desde abajo en estos momentos la Champions es un objetivo o una aspiración real?
R: Un equipo debe aspirar a todo y si te consideras un equipo grande no puedes despreciar ninguna oportunidad. En la primera vuelta se hicieron pocos puntos, en la segunda hemos sido el equipo que más puntos ha hecho, hemos llegado hasta la final de copa en la que perdimos. Todo eso requiere un gran esfuerzo y además vas a contrarreloj, estás a muchos puntos de tu objetivo, están por delante de ti equipos a los que tienes la obligación de sobrepasar, todo eso explica que haya un desgaste, pero un equipo como éste tiene que aspirar a todo e intentar sacar fuerzas de flaqueza, de donde no las hay. En estos últimos partidos vamos a intentar meternos en esa primera plaza del playoff que nos daría la opción de jugar la Champions League
P: ¿Conseguir la plaza Champions podría quitaros la ‘espina’ de la copa o son diferentes?
R: Son diferentes, en una liguilla juegan todos contra todos. Es decir gana el que mejor lo haga, en una competición del K.O. un mal día te puede dejar fuera. Nosotros en la final no fuimos inferiores al PAOK pero tuvimos la desgracia de no tener suerte con las decisiones arbitrales. Es una obligación decir que es muy difícil arbitrar. Pero si tienes la mala fortuna de que en tres decisiones las tres fallen contra ti pueden determinar una final y eso ocurrió contra el PAOK. Fue una mala final, ninguno de los dos equipos jugó bien, estábamos, quizá, condenados a prórroga y penaltis. Al final faltando dos o tres minutos en el último error grave que tuvo el árbitro pues fue determinante. Esto es pasar página, una mala decisión, un fallo, cualquier cosa puede ocurrir dentro de un partido que determine si ganas o pierdes. Por eso lo importante es intentar hacerlo tú bien y optar a todo. Esa es la obligación que tienen que tener los grandes equipos como éste.
P: Cuando llega hace unos meses era casi imposible pensar que la temporada iba a acabar así de positiva. ¿Cuál ha sido la clave?
R: Los propios jugadores. La autoestima de ellos, estaban en una depresión deportiva, con resultados muy malos, les costaba tener un patrón de juego, tener la capacidad de mandar en el juego y afortunadamente eso fue creciendo. Coincidió con nuestra llegada, tuvo que ver nuestro trabajo, por supuesto, pero especialmente la necesidad que ellos mismos tenían por su propia autoestima. Eso ha ido creciendo y esperemos que ahora vuelva a aparecer para terminar la temporada como nos merecemos después del gran esfuerzo que hemos hecho.
P: Esta temporada hemos visto a un Olympiakos a un nivel más cercano al resto. ¿Cree que la próxima temporada algún equipo podría arrebatarle el título?
R: Yo creo que sí. Pienso que se trabaja para que la liga griega mejore y sea más competitiva. El esfuerzo de las personas que están trabajando en ello dará sus frutos para que no sea un monólogo, sea más posible. Cuando digo que sea más posible, siempre me refiero a niveles deportivos.
P: Entre sus dos etapas en el club hubo un descenso administrativa. ¿Ha afectado eso mucho al club, ha notado cambios?
R: Hay una diferencia muy grande, antes no se cobraba y ahora sí. Yo llegué con mucha ilusión al AEK, hicieron un gran esfuerzo para contratarme después de haber sido durante dos años consecutivos el entrenador del Sevilla, participando en Champions y demás. El primer año quedamos terceros y campeones de Copa, el segundo año todo parecía que iba a ir bien pero ya, desde un poco antes, por el motivo que fuese dejó todo el mundo de cobrar. Se trabajaba y no se cobraba, el equipo hizo un gran esfuerzo al ganar esa copa sin que jugadores, cuerpo técnico ni nadie del club cobrase su salario.
El siguiente año prometieron que se iba a arreglar todo, comenzó la liga e íbamos primeros pero seguía todo igual y tomé la determinación de irme. Sinceramente yo no podía exigirle nada a mis jugadores cuando desde el club no se cumplía con lo pactado. Eso llevó a que el club terminase la liga como pudo y por decisión administrativa descendiesen a Tercera División, no por vía deportiva. Tras todo esto el equipo pasa a manos del actual presidente, el actual dueño, lo reflotó otra vez a Primera División y el AEK vuelve a ser el equipo que fue hace una década, un equipo con aspiraciones a todo, que poco a poco pues debe ir creciendo.
P: Esta temporada llega en enero y hay un futbolista español, Didac Vila, ¿podemos esperar que este verano llegue alguno más si continúa en el AEK?
R: Primero decir que hay un principio de acuerdo con el AEK, la firma no se ha estampado todavía, nos hemos estrechado la mano el presidente y yo. Ahora tiene que hablar mi representante y mi abogado con los del club para llegar a un acuerdo para cerrar todo. Por supuesto que lo que sí me gustaría es tener un equipo competitivo y con aspiraciones. Hablando en argot futbolístico un equipo ‘con hambre’, que sea capaz de pelear por todo. Eso no te garantiza ganar pero sí te garantiza tener muchas más posibilidades. En ese proyecto son muchos los jugadores españoles que conozco y no se le va a cerrar la puerta a ningún jugador interesante que venga a ayudarnos y si es español y lo conozco pues bienvenido sea, por supuesto.
P: Cuando se habla del fútbol griego siempre se suelen destacar sus ambientes. ¿Cómo se vive un partido en cualquier campo de Grecia?
R: Esto es para conocerlo y para vivirlo, no es sólo lo que se ve. Todo el mundo piensa en un derbi griego y lo primero que se imaginan son bengalas, por decirte algo. Sinceramente el fútbol en Grecia se vive con mucha pasión y por supuesto las autoridades y organismos a las que compete deben ir arreglando que haya más tranquilidad en eventos deportivos o cualquier tipo de evento. Lo que ocurre que en Grecia no mejora todo lo que tendría que mejorar porque hay una pasión extrema. Aquí eres de un club y no tienes simpatía por ningún otro. En ese aspecto lo que puedo decir que a nivel futbolístico es difícil esta liga. No tiene la calidad de la española, aunque tiene calidad, pero sí que los partidos son tremendamente igualados y fuertes porque se juegan a la máxima intensidad. Aquí no hay grises, es o negro o blanco, ir a por todas. Si ganas eres el mejor y si pierdes pasas a ser el peor, no hay término medio.
P: ¿Cómo os tratan los aficionados a vosotros?, sobre todo por las calles.
R: Te acogen con mucha pasión, te dan mucho calor, te protegen, te quieren. Si después tú le demuestras honestidad, honradez te lo siguen dando todo y si ven que no eres una persona profesional y que no peleas por su equipo vas a ser una persona criticada, silbada pero nada más. Después por la calle los griegos son personas afables, cordiales y efusivos. Muestran cariño y respeto. Yo nunca he tenido ningún tipo de problema aquí en Grecia. Estoy muy orgulloso de haber vivido distintas experiencias y conocido distintas culturas y la griega es muy similar a la española. Es un país muy, muy parecido a España.
P: ¿Qué idioma utiliza allí, el inglés o ya se maneja en el griego?
R: No, no, el griego no. Es harto complicado… sé alguna frase, alguna palabra suelta, pero aquí apasiona el español. La mayoría de los griegos que conozco tienen afán por aprender español. Pero sobre todo, tienen muy buen nivel de inglés, ellos ven las películas subtituladas con el audio original y eso les hace aprender otros idiomas. Para mí es un gran acierto esa práctica.
P: Hablaba antes de que había tenido más experiencias, una de ellas fue con Al Rayyan en Catar ¿Cómo fue?
R: Muy distinta todas a las demás. No por ello no una buena experiencia, me enriqueció mucho porque cuanto más conocimientos tienes más puede valorar lo que tienes y lo que quieres. Tienes más conocimientos de una cultura totalmente diferente a la que pueda ser la griega, la española. Fue una experiencia positiva porque trabajé con un equipo con muchísimos medios, ponían a tu disposición la tecnología más avanzada, los medios que tú necesites y exijas para trabajar. Ellos necesitan que les trabajen la materia prima, al futbolista y se influya en su crecimiento. Yo me enorgullezco mucho de haber llegado a un equipo que deportivamente tenía problemas. En la academia había jugadores como allí dicen ‘puros cataríes’, jugadores que son de allí, excepto los tres extranjeros que por norma se pueden tener y la verdad que junto con Aspire se hizo un trabajo interesante, muchos de nuestros jugadores llegaron a la selección de Catar. Fue una experiencia de volver a reciclarte y empezar por lo más básico para que los jugadores progresen. Además había grandes profesionales tanto en los jugadores como en el cuerpo técnico que me ayudó.
P: Y antes su última etapa en España, en el Real Zaragoza. Una salvación milagrosa el primer año pero fue imposible evitar el descenso al siguiente, ¿no?
R: Aquello fue más exagerado que la remontada que hemos hecho en el AEK. La liga española es muy complicada, estábamos a once puntos de la salvación y después de un gran año lo peor de todo, las falsas promesas. «Vamos a hacer un equipo para consolidarnos en Primera, para aspirar a todo», me dijeron. Al final ves que va pasando el tiempo y no mejora nada. Ese segundo año fueron promesas vanas. Desgraciadamente mintieron a una grandísima afición y no se hizo lo que se debía que era dar salida a un proyecto que estaba casi hecho. En la primera vuelta habíamos alcanzado 22 puntos. Nos daba mucho más de la mitad de la salvación y tras las lesiones de tres jugadores importantes perdimos toda la opción de reforzarnos en enero y fue una desastre. Una pena la verdad porque un equipo y una afición como la maña no se merecía tales dirigentes, así de claro. Sin andarme por las ramas.
P: Justo antes habías entrenado al equipo de tu vida. ¿Qué significa para ti haber entrenado al Sevilla?¿Y haber jugado para el Sevilla?
R: Para mí haber sido jugador, entrenador, formador de jugadores en el Sevilla (esa experiencia para mí fue muy positiva) ha sido para mí lo más grande. Es lo que más he conocido. Llegué siendo un niño al club y salí para retirarme como futbolista en el Real Jaén, más a nivel amistoso que profesional, y después entrenador de la cantera, del primer equipo… Un orgullo el haber pertenecido durante toda una vida a un mismo club. Hay que ser profesional y tienes que ir allá donde te quieran o creas que te van a valorar. Yo he valorado siempre al Sevilla y nunca tuve la necesidad de salir.
P: ¿Lo sigue desde la distancia?
R: Por supuesto, no hay partido que no intente ver y el que no puedo ver pues me informo.
P: ¿Tiene alguna ‘espinita clavada’?
R: No, ‘espinita’ ninguna, mi momento en el Sevilla fue un momento de transición en el que supe, junto con mis colaboradores, mantener el equipo en lo más alto, tras una gran etapa con Juande Ramos. El equipo necesitaba una transición y se aguantó metiéndolo dos veces en la Champions, llevándolo a una final de Copa que se ganó 2-0 al Atlético de Madrid después de haber eliminado a equipos como el Barcelona, que no es un cualquiera. La verdad que me siento muy orgulloso de esa etapa porque después de esa gran revolución que tuvo que hacer el Sevilla se ha vuelto a ganar títulos.
P: Ya con una extensa carrera en los banquillos. ¿Quién es para Manolo Jiménez el mejor futbolista al que ha dirigido?
R: Eso es algo muy díficil. No estoy de acuerdo con ese tipo de pregunta. Se podría hablar de quién es el mejor delantero, de quién es el mejor portero pero hablar de una persona en concreto… Yo he tenido muy buenos profesionales y muy buenas personas. Hablo de personas porque creo que para ser un buen futbolista también hay que ser una gran persona. He tenido la suerte de dirigir a muy buenos jugadores y sería injusto elegir a uno en concreto pero me quedo con los que he trabajado en la base y han llegado a lo más alto, como pueden ser: Antonio Puerta, Sergio Ramos, Reyes, Jesús Navas, Capel, muchos… Jugadores que en definitiva desde niño han tenido la ilusión de ser figura, han cuajado y tú los has visto trabajar desde pequeño y encima has tenido la suerte de a muchos de ellos dirigirlos como profesionales y a otros verlos triunfar en grandes equipos. Para mí es difícil, cuando he trabajado con tantos, tomar un nombre y decir que para mí ha sido el mejor.
P: Prácticamente siempre vistió la camiseta del Sevilla salvo un año en el Jaén, pero también tuvo la oportunidad de disputar un Mundial. ¿Cómo fue esa experiencia?
R: Tuve suerte, gracias al trabajo de mis compañeros y del club me llegó la oportunidad de ser internacional. Jugué primero en la sub 21, en la olímpica, tuve la suerte de ir a la absoluta y de jugar toda la previa de clasificación para el Mundial de Italia y participé en ese Mundial. Desgraciadamente en aquella época pese a que la selección española tenía grandes equipos y siempre nos quedábamos en octavos o en cuartos, caíamos a las primeras de cambio. Ha cambiado mucho para bien la selección española. Ahora aparte de ser una selección, funciona como un equipo, y la verdad que los últimos años es para estar muy orgulloso del fútbol español y yo estoy muy orgulloso de haber defendido a mi selección y de haberlo dado todo con esa camiseta.
P: Siempre tuvo una gran comunión con la grada del Sánchez Pizjuán, ¿qué sentía cuando le cantaban aquello de: «Jiménez, Jiménez…»
R: ¡Eso! (risas) Bueno el «Jiménez, Jiménez» ya se sabe que en el sur nos gusta ponerle música a todo. Ese cántico era una forma de honrar el trabajo que hacía con el Sevilla. Yo era un jugador que tenía muy claro que me daba igual el rival que tuviese enfrente, era ponerme la camiseta del Sevilla y darlo todo. También a nivel técnico y táctico trataba de dar lo máximo.