Si bien el Real Madrid puede lucir que es el ‘rey de Europa’ con sus doce Copas de Europa, un hito que, quién sabe, puede perder en 50 años, el Barcelona puede presumir de algo casi de por vida (a no ser que la UEFA le dé por resucitar la competición), y no es otra cosa que ser el dominador absoluto de la Recopa.
El club azulgrana tiene en sus vitrinas hasta cuatro entorchados de esta ‘copa de copas’ siendo, además, uno de los cuatro equipos, junto con Chelsea, Dynamo de Kiev, Milan y Anderlecht, que ha repetido la consecución de este título. Si bien es cierto que el Barcelona ha tenido un gran número de participaciones en la Recopa (unas trece, de las que seis llegó a la final), los registros mencionados anteriormente hacen que este récord de participaciones no desluzca su hazaña.
Y entre esas cuatro Recopas destaca la primera que consiguió el conjunto de la ciudad condal, no sólo por ser la que abrió el ciclo victorioso ‘recopero’, sino por lo que significó el título para el club en sí como para el aficionado barcelonista.
Así que llegamos al 16 de mayo de 1979, diez años después de la dolorosa derrota en el St. Jakob de Basilea en su primera final de la Recopa ante el Slovan Bratislava checoslovaco, el Barça logra, y en el mismo escenario que en 1969, su primera Copa de Europa de Campeones de Copa. Nada más y nada menos que 35.000 ‘culés’ viajaron hasta Suiza para apoyar a su equipo en su asalto a su primer trofeo continental, si descontamos, claro, la también extinta Copa de Ferias, por lo que este entorchado tiene un sabor especial para los catalanes.
El Fortuna Düsseldorf de Klaus Allofs era el rival a batir en esa final. El nombre de ese equipo, Fortuna se debe a la diosa romana de la suerte (ya sea buena o mala), y que en ese momento no tuvo a bien sonreír al conjunto renano (igual que tampoco lo está haciendo en las últimas décadas, con el club fuera de la Bundesliga) que claudicó ante el cuadro azulgrana.
Aquella final fue épica. Siete goles, tres en la prórroga, después de un penalti fallado por Rexach y con Hansi Krankl con la mente puesta en otra parte, concretamente en un hospital de la capital catalana (su mujer aún seguía ingresada tras el grave accidente accidente de coche en plena Diagonal que sufrieron ambos), y con un Migueli que terminó el partido con la clavícula inmovilizada. Es Joan Gaspart, por entonces vicepresidente del club ‘blaugrana’, quien intentó estabilizar emocionalmente al austriaco, al mostrarle una grabación de su mujer, ya despierta después de una operación quirúrgica, que le deseaba buena suerte a su marido para el partido.
Punto de inflexión
Por aquel entonces, el Barcelona estaba lejos de ser un grande de Europa y además estaba de capa caída tras la marcha de su gran figura, Johan Cruyff, meses atrás. Eliminado de la Copa del Rey y apartado de la lucha por la Liga por décimo octava vez en los últimos diecinueve años, esta Recopa era la última oportunidad para salvar años tan horrendos. Así, después de haber apeado a Ipswich Town, Anderlecht e Inter de Milán se medía como último escollo al Fortuna Düsseldorf.
«No eramos favoritos ante ese once de ‘cracks’ del Barcelona, lo que se une que más de 30.000 personas habían viajado desde España, y se veían banderas rojas y amarillas por todas partes, era impresionante» Thomas Allofs
El conjunto renano, que disputaba esa Recopa en calidad de subcampeón de la DFB Pokal (a causa del doblete del Colonia, el curso anterior) había sido campeón alemán tiempo ha, en 1933 para ser exactos, y sólo ganaría la Pokal unas semanas después, para luego repetir el año siguiente. Tras ese esplendor en los inicios de los 80, el Fortuna inició un periodo de debacle que sería rematada en 2002, cuando las deudas acumuladas le provocarían un descenso vertiginoso en la jerarquía del fútbol teutón. Tras eso, tuvo una temporada en la élite (2012/13) y ahora vaga cual alma en pena por la 2. Bundesliga.
El espectáculo estuvo en la primera parte
Y ya entrando en vereda, toca de hablar del partido en sí, cuya primera parte fue frenética. A los cuatro minutos, Rexach sube a las inmediaciones del área donde con un precioso pase a un desmarcado ‘Tente’ Sánchez que sólo tuvo que picar un poco el balón para hacer el primero de la noche. Tres minutos más tarde, los alemanes cuelgan un balón al área y ante el desbarajuste Bommer remata como puede un chut que a Artola se le escapó de los guantes con la mala suerte de que le llegara el cuero a Klaus Allofs que materializó el empate.
Cuatro minutos después, el ‘Lobo’ Carrasco iba una como una bala desde la banda izquierda y cuando se introdujo en el área el central Zewe, lento en el cruce, le hizo penalti. Oportunidad de oro para volver a ponerse por delante para los culés, pero… Charly Rexach, especialista en esa faceta, erró el tiro, con un tiro débil y centrado, que no tuvo problemas en detenerlo el meta Jörg Daniel, y la emoción siguió latente en el encuentro.
El propio Daniel volvería ser de nuevo protagonista con una excelente intervención para desbaratar un remate de Asensi tras una buena jugada del ‘tulipán’ Neeskens. Pasada la media hora de juego llegaría el segundo gol ‘culé’ merced al ‘Lobo’ Carrasco que tras un remate de Asensi, reaccionó más rápido que nadie, recogió el rechace y materializó el tanto que volvía poner por delante al ‘Can Barça’.
Esa ventaja duraría poco, exactamente siete minutos, al firmar Wolfgang Seel de nuevo las tablas, tras aprovechar un pase en largo que lo dejar a merced de Artola y mediante un toque de clase de primeras enciende los ánimos de los aficionados germanos.
Después de una segunda parte estéril, de calma, la prórroga sería de tempestad. El conjunto azulgrana llevaba todo el peligro mediante saques de esquina y libres directo, mientras que los alemanes respondían con remates de media distancia de Klaus Allofs. En los instantes finales, todo se precipitaría.
Así, Rexach se redimiría del penalti fallado. El ‘noi de Pedralbes’ recibió un balón largo en el área y aprovechó el resbalón de Zewe para, libre de marca se gira y remata con un zapatazo, que tras rebotar en un batido Daniel, entra con parsimonia en la portería alemana. El Barcelona ponía la directa para no dejar escapar el título.
Tanto es así, que Neeskens hacía gala de su visión de juego y colocaba un preciso balón a Carrasco, que decide fintar en vez de avanzar hacia la portería para, en el último momento , dar un pase entre líneas a Krankl quien no perdonó y puso tierra de por medio con el cuatro a dos.
«Veo que el ‘Lobo’ puede hacer gol pese a que no es un goleador nato. Sabe driblar, pero no marcar goles, por eso decidí acompañarlo» Hans Krankl
A seis minutos del final, Seel, con una reacción eléctrica cristalizó en forma de gol un contragolpe que supuso el tanto de honor para los germanos. Tras unos seis minutos que se hicieron larguísimos finalmente los barceloneses lograron la primera de sus cuatro Recopas.