Temporada 2013/2014. El Mallorca, histórico conjunto de Primera división, planea volver a la máxima categoría del fútbol español. Sin embargo, su primera temporada en Segunda tras dieciséis años se salda con un décimo séptimo puesto, una salvación agónica por no bajar a Segunda B y muchos problemas. Para solventarlos, la directiva traza un plan, una renovación del equipo. Este lavado de cara pasa por dar oportunidad a jóvenes canteranos como Company, Kenechukwu Uche, Álex Vallejo, Abdon o Brandon. Y encabezando esta generación se encuentra precisamente el más joven, Marco Asensio, que con tan solo dieciocho años por aquel entonces, el mallorquín había intercalado catorce partidos (tres goles) con el filial (en Tercera División), con 20 encuentros y un tanto en el primer equipo.
Sus actuaciones como segundo delantero o media punta no pasan desapercibidas, y en enero de 2015 el Real Madrid oficializa su fichaje. Los blancos se adelantaron al Barcelona (una historia que da para mucho), firmaron al prometedor talento y lo dejaron cedido en su club natal el resto de la temporada. Marco Asensio jugó 36 partidos y marcó seis goles en la temporada 2014/2015, pero su consagración llegó en el Europeo sub 19 de 2015. Asensio, al igual que con el Mallorca, fue el referente de su equipo, y esta vez, la selección española se proclamó campeona.
Llega el curso 2015/2016. Pese a sus buenas maneras, el Real Madrid no quiere arriesgarse a destruir un futuro tan prometedor a raíz de la impaciencia. Es por ello que Marco Asensio se marcha cedido al Espanyol, para comenzar a rodar en Primera División y continuar con su formación. Pocas veces un fichaje ilusionó tanto a la afición perica, y eso que se trataba de un chaval de 19 años, sin experiencia en la categoría y sin opción alguna a continuar la siguiente temporada. Sin embargo, al igual que ocurrió con Lucas Vázquez, la jugada le salió redonda al Madrid. Marco disputó 37 partidos (34 en Liga y tres en Copa), en los que anotó cinco goles y mostró su último pase, su creatividad y sus cualidades que le hacían distinto a la gran mayoría de futbolistas.
En la temporada siguiente, Marco Asensio regresa al Real Madrid con las dudas de su permanencia definitiva rondando su cabeza. Dudas que el balear se encarga de disipar rápidamente. Su pretemporada de escándalo solo fue superada por su actuación en la Supercopa de Europa disputada en Trondheim ante el Sevilla, con golazo incluido. Su zurda de oro repartía asistencias y tantos de bella factura a partes iguales (como la vaselina en Anoeta). Su descaro y atrevimiento enamoran a la afición merengue, que ven como ese chico al que no le pesa la camiseta de uno de los clubes más grandes de la historia va para ídolo. Una pretemporada que sirvió para darle un puesto en el primer equipo. Su dorsal 28 se transformó en un 20 a la espalda. Y ahí llegaron las dudas.
Todo jugador pasa por un periodo de bajón. Es casi imposible ofrecer un rendimiento excelente todas las temporadas y en todo momento de cada una. El bajón de Asensio, sin embargo, no fue al uso. Sencillamente, con el paso de la temporada, sus participaciones en el equipo disminuyeron. A su vez, las ocasiones de juego que tenía no parecían ser aprovechadas. Muchas veces Marco parecía divagar por el campo, sin rumbo ni objetivo alguno.
Esto cambió por completo en los cuartos de final de Champions League ante el Bayern de Múnich. Asensio salió en el minuto 64, sustituyendo a Benzema, y dejó un gol para el recuerdo. En el minuto 112, con el Bayern aún recuperándose del golpe que había supuesto el 3-2, el joven veinteañero se internó por la derecha, recortó y anotó un golazo que asombró al mundo. Sus actuaciones continuaron por esa línea, y el que hace dos años luchaba por no descender a Segunda B con el Mallorca, anotó el definitivo 4-1 en la final de la Champions ante la Juventus.
¿Cuál fue la clave de todo esto? El cambio de posición. Asensio había jugado toda su vida como media punta. Esto en el Real Madrid significaba pelear el puesto con Isco y James, algo casi imposible. Sin embargo, Zidane, muy inteligentemente, le reubicó como extremo izquierdo. En esa banda, su única competencia era Cristiano Ronaldo. Parece ilógico decir que Asensio tuviera más oportunidad de lucirse como suplente del portugués. Sin embargo, la temporada de Cristiano ha reflejado una progresiva transformación en delantero centro. Zidane comenzó a repetir una tónica que le ha funcionado muy bien: sustituir a Benzema por Asensio, colocar a Cristiano como delantero y darle la banda izquierda al internacional español.
Porque esa ha sido la otra recompensa de Asensio a su gran temporada, la internacionalidad con España. De madre holandesa, el madridista pudo haberse decantado por los ‘Oranje’, pero destinó su futuro a un país que vive asombrado por él. Su más reciente participación ha sido en el Europeo sub 21, donde ha vuelto a maravillar con regates, goles y asistencias de verdadero genio. Marco Asensio ha anotado en todas las competiciones que ha jugado, de manera similar a como lo hizo Pedro con el Barcelona. Precisamente en la Ciudad Condal se lamentan cada día por haberse dejado adelantar en la contratación de este talento que estuvo a un paso de vestir de azulgrana. Su consagración parece acercarse de forma definitiva, y ya hay voces que proclaman que, en caso de marcharse James, herede el dorsal número 10. El Real Madrid sabe que tiene en sus filas un diamante en bruto. Un chico destinado a hacer historia. O mejor dicho, un chico que está haciendo historia.