A priori, la historia de Pablo Gállego puede ser muy parecida a la de muchos jóvenes que sueñan con ser futbolistas. Esos chicos a los que en su vida siempre les rodea un balón y tienen claro cuál es su aspiración y que para conseguirlo van a poner todo su empeño. Podemos decir que en España y también en el mundo hay cientos de miles de niños o de adolescentes que tienen esas metas. Esos que empiezan jugando en su barrio o en su colegio y poco a poco van avanzando hasta encontrar su lugar en el mundo. Eso sí, siempre con un balón en los pies y, claro, no a todos les cuesta el mismo tiempo saber que han llegado a su sitio.
Pablo Gállego (Huesca, 1993), empezó jugando en equipos de Huesca, y aunque pasó por la cantera del Real Zaragoza, también perteneció al gran club de su ciudad natal. Gállego llegó a debutar en el primer equipo. Podríamos decir que esa es la aspiración máxima de cualquier joven, y lo será, pero aún no había encontrado su lugar en el mundo. Se marchó al Sariñena y también pasó por el Cacereño y el Lealtad. Comenzando así una carrera muy habitual en el fútbol de bronce español: cambiar de equipo con mucha asiduidad. Pero, tras acabar su periplo asturiano tomó una decisión muy importante. Pablo se marchó al fútbol griego donde han desarrollado su carrera otros compatriotas como Manolo Jiménez.
Salió de España por primera vez, rompiendo así una barrera que sería vital para él. Gállego se une al AE Larissa, equipo en el que estuvo algo más de medio año, y fue ahí cuando tomó una decisión que le cambió la vida: ir a jugar a Nicaragua. El oscense firmó por el Real Estelí y sus goles llegaron a Centroamérica. A pesar de estar solo unos meses alcanzó el subcampeonato de la liga local y destacó en muchos partidos. Con la moral llena volvió a Europa, y tras pasar por la liga albana y jugó en la Segunda B española de la mano del CD Teruel.
Pablo Gállego, ‘Gallegol’, se estaba convirtiendo en todo un trotamundos del fútbol, en un incansable luchador de su sueño, pero a este viajero del deporte rey le añoraban en un país en el que recordaban sus goles y el nivel mostrado allí. Fue ahí cuando el Managua FC lo reclutó para su causa, su buen hacer en su corto periodo en Nicaragua había dejado huella.
Sin duda, esa huella ha ido en aumento con el gran rendimiento que está dando en el Managua desde su llegada hace más de dos años (se convirtió en su primer goleador en un partido internacional). No para de hacer goles y pelear por títulos, tanto a nivel colectivo (aunque no les ha ido bien en este Apertura) como individual. Tanto es así, que en Nicaragua no lo quieren dejar ‘escapar’ y está muy cerca de debutar con su selección. Ídolo en el país centroamericano ya ha estado en sesiones de entrenamientos de ‘Los Nicos’. Y aunque la posibilidad de acudir al mundial es harto improbable, por qué no soñar con estar en el grupo final de la CONCACAF.
El pasado abril de 2020, Pablo llegó a oídos del gran público español por ser el único futbolista del país que seguía compitiendo cuando el Covid-19 paralizó todas las competiciones. En ese momento muchos conocieron que el fútbol había llevado a un español hasta Nicaragua, pero lo que muchos no sabíamos era que tras un largo periplo recorriendo equipos, este oscense había encontrado su lugar en el mundo. Ese en el que puede desarrollar su pasión sintiéndose como en casa. Nicaragua, fútbol y Pablo Gállego han resultado ser una combinación perfecta. Huesca y Managua están más cerca de lo que se puede ver en un mapa.