El mundo del fútbol, como la vida, pasa muy deprisa y en el camino suceden muchas historias, más o menos bonitas, pero en las que lo más importante es cómo se gestionan. En eso el Villarreal es un ejemplo, en los últimos veinte años tres ascensos a primera, dos descensos a segunda, dos participaciones en la Champions League (con una semifinal incluida), más varias en la antigua Copa de la UEFA. Una auténtica montaña rusa la vida más cercana del club castellonense. El pasado más reciente de los amarillos ha sido un sube y baja de sensaciones constante pero ni en las buenas se creyeron más de lo que eran ni en las malas olvidaron lo bueno que habían hecho.
El triunvirato de poder formado por Fernando Roig, presidente del club, Fernando Roig (hijo), coordinador de la cantera, y Manuel Llaneza, secretario técnico, ha sido en todo momento un ejemplo de cómo dirigir a un club. El Villarreal no suele especular con el dinero y no realiza operaciones que dejen a la institución en una situación económica complicada.
Pese a los dos descensos la afición siempre confió en sus gestores y por eso tras el último descenso ni castellonenses ni el resto de españoles dudaron que el conjunto valenciano volvería a la máxima categoría del fútbol español con gran brevedad. Un año más tarde regresó a primera y ahora vive días de felicidad. Al principio de curso su situación era todavía más espectacular. Un recién ascendido luchaba por la cuarta plaza. Ahora su pelea es por conseguir un puesto en la próxima edición de la UEFA Europa League. Algo que no está nada mal y que sería un gran premio tras su paso por el ‘infierno’ de segunda.
Bajo las riendas de Marcelino García los castellonenses demuestran el fútbol que siempre ha caracterizado a los equipos dirigidos por el técnico asturiano. Buen trato de balón, aprovechar los espacios, salir rápidamente a la contra cuando se pueda y hacer trabajar a todos los jugadores del equipo. Con el 4-4-2 tan típico del entrenador amarillo el equipo castellonense rinde y ha hecho grandes partidos a lo largo de la temporada.
Conexión perfecta la que se ha dado en Castellón, un técnico trabajador y una directiva segura de lo que hace porque la palabra trabajador a ellos se les queda corta. Cuando se hacen las cosas con cabeza y seguridad está permitido caer pero no sin luchar por volver a levantarte. Esto ha pasado en Villarreal donde su equipo es un ejemplo a seguir pero sobre todo la labor de sus dirigentes. El fallo está permitido pero el enmiendo es obligatorio.