Cosmin Contra llegaba al Getafe a principios del mes de marzo con la ardua tarea de resucitar a un equipo que esta temporada se ha caracterizado por un declive sorpresivo. Digo lo de sorpresivo, porque, aunque ya quedan pocos resquicios en el club azulón de sus etapas de coqueteo con Europa, Luis García Plaza (ya extécnico) había conseguido mantener al plantel en la zona media de la tabla el tiempo que estuvo al mando.
Sin embargo, 2013/2014 no sería la temporada del madrileño y durante todo el año ha tenido al equipo pasando apuros. Fruto de la incertidumbre y de una mala racha de doce jornadas consecutivas sin ganar, hicieron que la directiva le pusiera el finiquito sobre la mesa y llamaran a un hombre de la casa para intentar reubicar el rumbo. Ya se sabe que en esto del fútbol, cuando los resultados no acompañan, el primero que cae, es el entrenador.
Luis García Plaza se lució en su etapa como técnico del Levante y eso llamó la atención del Getafe que lo contrató en 2011, poniendo con ello fin a la etapa de Míchel. El paso del madrileño Plaza por el club azulón no ha debido ser tan malo cuando ha sido el único técnico que ha logrado alcanzar la cifra de 100 partidos en Primera al mando de la entidad. Pero este año ni él, ni sus jugadores (entre los que hay nombres como Pedro León, Lafita, Colunga o Sarabia), han ofrecido la versión que se esperaba de ellos. A estas alturas de temporada el Getafe está en puestos de descenso, (tras la victoria del Almería sobre la Real Sociedad) en la decimoctava posición con sólo 28 puntos en 29 partidos. Frioleros números que no quedan ahí. El equipo sólo ha conseguido siete victorias y 26 goles a favor esta temporada. Ejemplo de que algo falla.
Soy de las que opinan que los cimientos de un club deben forjarse desde la directiva. Si las cosas entre los que mandan funcionan bien, todo lo que depende de ellos, lo hará de igual manera. Estoy segura de que un gran palo para el Getafe fue que su presidente, Ángel Torres, haya sido el primero en perder la esperanza. No hace mucho intervenía en el programa de radio El Larguero de la Cadena SER y afirmaba con rotundidad que “los jugadores han perdido la confianza en el entrenador” en referencia a García Plaza; o que “el equipo está roto, no defendemos, no jugamos a nada, el sistema no le gusta a nadie”. Una sentencia moral se mire por donde se mire. Pero no contento con eso, Torres, también arremetía contra alguno de los jugadores: “Colunga no sé si lleva 20 partidos sin meter un gol, Diego Castro lleva uno de penalti”. No le falta razón: Pedro León es el ‘máximo’ goleador del equipo con tan sólo seis tantos. Aún así, me parecen unas palabras del todo desacertadas en un momento en el que debería reinar la unidad.
Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero creo que es digno mencionar el caso del Betis. Último en la clasificación, pero con un equipo y un entrenador dispuestos a luchar hasta el final, a pesar de que jornada tras jornada se encuentren con resultados desilusionantes. Y que ni decir tiene, con una afición, que es de las mejores de Primera, pues nunca ha abandonado a los suyos.
Tiene mucho que mejorar el Getafe si quiere seguir en la Liga BBVA la próxima temporada. Si bajara a Segunda, tendría que deshacerse de algunos jugadores, pues su presupuesto no está para tirar cohetes (por debajo de los 40 millones de euros) y buena parte de él se debe a los derechos televisivos. Nada halagüeña esa visión.
Al club azulón aún le quedan rivales fuertes como Villarreal (próximo partido), Valencia, Atlético o Barcelona; o los duelos con Elche y Rayo, con quienes deberá luchar por evitar el descenso. Difícil tarea la de Contra, que deberá intentar recuperar la moral de un equipo perdido y que tiene entre sus méritos el de no haber bajado nunca a Segunda División (aunque sí militó en la categoría de plata española y por ende no desea volver a ella). Más ardua aún la misión de Ángel Torres, que, aunque el equipo se salve, debería dejar de lado su extrema sinceridad y lanzar un mensaje que cale en la afición y cree unión entre todos los ámbitos. No se me ocurre mejor forma de que se recupere el Getafe que hacer que los que quieren al equipo sean los primeros que vuelvan a creer en él.