Ahora que falta poco para que termine la temporada 2013/2014, los equipos que militan por la zona baja de la tabla luchan cada partido como si fuera el último. Haya sido peor o mejor su actuación todos quieren conseguir la permanencia y, pegados a la calculadora, viven pendientes de lo que hacen sus rivales.
Es el Elche uno de esos equipos que mantiene en vilo a su afición. Los ilicitanos hicieron una brillante temporada el curso anterior. Líderes de la Liga Adelante durante toda la campaña y proclamados campeones a falta de cuatro jornadas, consiguieron volver a la máxima categoría española después de 25 años. Uno de los principales responsables de esta gesta es su entrenador, Fran Escribá, quien, desde que llegó en 2012, ha sabido sacar lo mejor de sus jugadores.
Dicen que la Segunda División es más difícil, en cuanto que es más competitiva. Soy de las que así lo piensan, pero no dudo ni por un momento el gran esfuerzo que ha tenido que realizar el Elche, demasiado acostumbrado al juego de la división de plata, para hacer frente a lo que la Primera División española significa. Como primer ejemplo podríamos citar que se ha mantenido durante toda la temporada fuera de los puestos de peligro de la tabla, permaneciendo en zona de descenso en apenas un par de ocasiones.
No podemos olvidar tampoco que ha sabido hacerle frente a equipos “grandes” como el Real Madrid. Especial mención merece el primer encuentro en el que midieron sus fuerzas allá por la jornada 6. Los de Ancelotti consiguieron llevarse un 1-2, en el que tristemente, el principal protagonista, fue el árbitro. Muñiz Fernández se equivocó en todo. No sacó una segunda amarilla clara a Sergio Ramos tras media hora de partido y se inventó un penalti inexistente sobre Pepe en el 96, cuando el Elche ya había hecho el empate. Resultado: tres puntos para los merengues, poco fútbol en el Martínez Valero y mucha rabia en la afición.
A pesar de todo, el Elche ha demostrado ser un equipo de solidez defensiva. Quizá no lo avalen sus quince derrotas, pero sí sus doce empates. Es de esas plantillas que ven mejor asegurar un punto que perder tres. Otro ejemplo para esta afirmación lo encontramos en que sus máximos goleadores, Coro y Boakye cuentan con tan sólo seis y cinco tantos respectivamente.
Pero lo que realmente le importa actualmente a la afición del Elche es que su equipo consiga la salvación. Algo que se logra con pasos de gigante como la victoria ante el Málaga por 0-1 el pasado sábado. Los andaluces, con 41 puntos, ya están salvados, y al Elche, todo lo que sea sumar, le viene bien. Con 39 puntos en su haber y colocado en la decimocuarta posición, el conjunto de Escribá necesitaría dos puntos más para conseguir la salvación. No lo tendrá tan fácil pues sus próximos rivales son un Barcelona que necesita aprovechar los tropiezos de Atlético y Real Madrid para reengancharse a una lucha por el título que parecía perdida, y un Sevilla, que aunque ya ha certificado su estancia en Europa para la próxima temporada, querrá terminar la temporada con un buen broche.
Por otro lado están Granada con 37 puntos, decimoquinto; y Almería y Getafe (36 puntos, decimosexto y decimoséptimo respectivamente); equipos que se encuentran por debajo del Elche en la tabla y que también pugnan por no caer en puestos de descenso, marcado actualmente por los 35 puntos de Osasuna.
Estadísticas y números muy apretados se unen a unos rivales a priori nada fáciles de superar. Tan sólo dos puntos necesita el Elche para certificar que su vuelta a primera ha sido algo más que un corto reencuentro. Después de esos largos 25 años en Segunda sería demasiado poco permanecer sólo uno en la máxima competición española. A priori, lo de conseguir los dos puntos (e incluso mejores resultados) depende de ellos mismos. El resto habrá que dejárselo al destino y al fútbol. Una combinación que no siempre puede ser justa, pero que, a estas alturas de temporada, es lo único que queda. Aún así pase lo que pase, no podremos negar que los ilicitanos son de los que más han luchado por aferrarse a Primera.