Hace unos años era poco habitual ver al Atlético de Madrid peleando con los grandes de la Liga. Tras sus dos años en Segunda División (2000-2002) poco a poco el club fue creciendo y de la mano de Quique Sánchez Flores se hizo con la Europa League (2010). Habían pasado ocho años de su vuelta a Primera. Un largo bache, un insufrible paso por el desierto que parecía no tener fin. Pero ese título lo cambiaba todo, les volvía a dar esperanzas, les hacía creer que podían dar un paso más y volver a situarse entre los mejores. Como ya lo habían hecho a mediados de los 70 o veinte años más tarde acercándose al final del siglo XX.
Los atléticos no querían pensar que era flor de un día. Soñaban con un crecimiento continuo, con pelear con todo y contra todos. Entonces llegó el ‘Cholo’. Ese jugador que ganó el doblete como rojiblanco. Ese jugador que siempre se identificó con la camiseta y la afición colchonera tanto que parecía nacido a orillas del Manzanares y no en Argentina. Ese jugador se convertía en entrenador del Atlético. Ahí, los sueños se empezaron a tornar en realidad. Superó la historia, la cambió. Empezó con una Europa League y una Copa del Rey en el Bernabéu ante el Real Madrid. Cerraban así un ciclo en el que no conseguían buenos resultados en los derbis conquistando un título en el campo de su eterno rival.
El Atlético siguió creciendo, quería conseguir lo imposible. Y lo hizo, conquistó la Liga y en el Camp Nou. Superando a Real Madrid y Barça. Diez años después la ganaba un equipo que no fuese uno de esos dos (el Valencia la ganó en 2004, el Atleti en 2014). Parecía imposible, pero lo hizo y encima ese mismo año alcanzaba la final de la Champions League, también lo hizo en el 2016. Perdió las dos, pero las compitió hasta el final.
Ha eliminado a los mejores equipos de Europa, siempre tratándolos de tú a tú. Consiguió que fuese normal verlo en esos partidos. Acaba de pasar por cuarto año seguido a los cuartos de final de la Champions. Vuelve a estar entre los ocho mejores de Europa. Desde la llegada del ‘Cholo’ Simeone, lo imposible se ha tornado en normal, en costumbre. Aunque el mundo del fútbol sabe que a pesar de pelear por todo, y llegar a cotas impensables hace menos de una década, este deporte le debe una Champions al Atlético. Nunca el juego fue tan cruel con un equipo, en la misma competición y tantas veces. Hasta tres. Las mismas finales que el Atleti ha jugado y perdido. Una en el ‘replay’ en 1974 ante el Bayern Múnich y las otras dos en 2014 y 2016 ante el Real Madrid, en la prórroga y en los penaltis respectivamente.
Ha cambiado tanto el Atlético en los últimos años que no sólo ha hecho normal lo imposible si no que además todos pensamos igual. No nos sorprende que esté en las rondas más altas de la mejor competición de clubes del mundo. No les ha importado que muchos de sus mejores jugadores se hayan ido a otros equipos. Los nuevos también han aprendido la misma filosofía. El ‘Cholo’ les ha dado un gen ganador, competidor hasta el final. Les ha llevado a cotas tan inimaginables que todos los seguidores ‘colchoneros’ piensan que cualquier año pueden pelear por la ‘orejona’. Les es imposible no creer en los suyos. Saben que el fútbol les debe una y exigen aquello que era imposible porque para ellos y para todos ya es normal.