El pasado domingo se confirmó un hecho que pasará a los anales del Deportivo Alavés. El equipo vasco volvía a Primera tras una ausencia de diez años. Una década completa en la que el conjunto blanquiazul ha pasado todo tipo de penurias: desde estar en Segunda B, a casi desaparecer, para ahora volver a la máxima categoría de la Liga española tras haber hecho los deberes, dejando una gran impresión por cierto.
Y es que el Alavés se ha proclamado campeón de Segunda con una semana de anticipación. Eran ya muchas las jornadas en las que la plantilla de Bordalás había oscilado entre el primer y segundo puesto, dando lugar a una bonita batalla con el Leganés, que a la postre merecería esa medalla de plata. Esta vez el destino quiso brindar un momento mágico a Mendizorrotza y su afición (uno de los baluartes de este club, pues no lo ha abandonado ni cuando peor pintaban las cosas en años anteriores), siendo testigo del ascenso en directo.
Pero si hablamos de protagonistas el primer nombre a destacar es el del propio Pepe Bordalás. El técnico alicantino ha sido pieza fundamental para lograr este ascenso (el primero de su carrera), y a pesar de ser su primer año al frente del equipo, le transmitió su sello y un carácter siempre competitivo. Fue contratado para subir a Primera y no ha decepcionado.
En cuanto a jugadores, nombres como Bernardello, Carpio, Juli, Laguardia, los Pachecho (Fernando y Dani), Manu García, o Toquero han sido algunos de los grandes referentes. La mayoría de ellos han sido incorporaciones para esta temporada, lo que supone un ejemplo del buen hacer de otro hombre indispensable para este club, Javier Zubillaga. El particular ‘Monchi’ del Alavés comenzó su segunda etapa en el equipo blanquiazul en 2012. Desde entonces ha sido testigo de su vuelta a Segunda División, de la eliminación de la deuda y de la culminación del sueño del ascenso a Primera. Todo ello sabiendo aprovechar al máximo los recursos económicos de la entidad para hacer llegar fichajes rentables sin gastar más de lo necesario.
Otro que ha vivido muy de cerca todo este proceso de resurrección ha sido Josean Querejeta. El exjugador de baloncesto y presidente del Saski Baskonia se hizo cargo del club en 2011 como accionista mayoritario, si bien su proyecto contó con el beneplácito y apoyo institucional. De este modo, se podría decir que Querejeta ha extrapolado el modelo de éxito del club baloncestístico vitoriano al Alavés, pues con él al frente la deuda fue reduciéndose hasta que en 2015 el club abandonó por fin el concurso de acreedores. Finalizaba así una etapa negra propiciada en su mayor parte por la mala gestión del innombrable Dmitry Piterman.
Con esas, el Alavés vuelve ahora a Primera. Un territorio en el que ha conocido la gloria. Difícil olvidar su participación en Europa y aquella mágica final con el Liverpool. A pesar del resultado (5-4 para el equipo inglés, que se llevó el trofeo gracias a un gol de oro en la prórroga), la afición celebró hace pocos días el quince aniversario de aquel hito, una derrota para la historia.
Una afición a la que ahora le toca volver a disfrutar. Tras diez años de ausencia en la máxima categoría habrá que ver si el Alavés se adapta bien. Varios son los ejemplos de equipos que han logrado ascender tras varios años de lucha y, sin embargo, a las primeras de cambio, han vuelto a bajar. De momento, hay que felicitar al club. Por el ascenso y por lo que este significa: haber resurgido de sus propias cenizas, demostrar garra, batallar hasta el final. Virtudes todas que demuestran que la vuelta del equipo vasco a Primera puede ser para muchos años. Por todo ello solo resta decir, bienvenido de nuevo ‘Glorioso’.