Desde el amanecer del siglo XX, en la década de 1900, cuando ambos eran vecinos bien cercanos del barrio capitalino de La Boca, Boca Juniors y River Plate han sostenido una eterna rivalidad, que de un simple partido de fútbol en 1913 pasó a través de las décadas a ser sinónimo del balompié argentino y mundial. Como sucede en este noviembre de 2014, donde a pocos días de enfrentarse por las semifinales de la Copa Sudamericana los ‘primos’ se recuerdan sus aventuras y desventuras todo el tiempo. Boca se mofa de River por el descenso de éste en 2011, River le responde que es el más laureado de Argentina… Verdaderamente, viven como perro y gato no sólo en La Bombonera (la cancha de Boca) o el Monumental, sino en cada momento y lugar. Para ponerle un poco más de sana pimienta al superclásico que se viene, repasemos qué se dicen el uno al otro por estos días.
Boca: el descenso, la semi del 2004 y la paternidad
Sin duda, la mofa principal de Boca a River es el descenso del club millonario el 26 de junio de 2011, cuando tras perder 2-0 y empatar 1-1 con Belgrano de Córdoba cayó a la segunda división por primera vez en 110 años. A tal punto que la popular “número 12”, la barra más radical de la hinchada azul y oro, lo expresa en uno de sus cantos así el equipo esté perdiendo o jugando mal: “River decime que se siente haber jugado el Nacional. Te juro que aunque pasen los años, nunca lo vamos a olvidar. Que te fuiste a la B, quemaste el Monumental, esa mancha no se borra nunca más!!…” y luego palabras irreproducibles contra los “Borrachos del Tablón”, la barra riverplatense.
Pero las bromas también van al mismo fútbol dentro de la cancha. Los ‘xeneizes’ le endosan a su archirrival haberlo eliminado en instancias decisivas de las Copas Libertadores, como los cuartos de final de la de 2000 (1-2 afuera y 3-0 en La Bombonera con un recordado gol de Martín Palermo). Y ni hablar de 2004, justamente diez años atrás, cuando Boca dejó afuera a la banda roja en dos inolvidables batallas, ambas sin público visitante como será ahora: el 10 de julio, cuando ganó 1-0 con gol de Schiavi y hubo pelea de jugadores, tres expulsados (entre ellos el actual entrenador de River, Marcelo Gallardo) y un arbitraje polémico de Claudio Martín que no sancionó un tiro libre para Boca cerca del área por mano grosera de Eduardo Coudet sobre la hora. Y el 17, cuando en el Monumental lleno de hinchas millonarios River ganó 2-1 con un gol de Cristian Nasutti en fuera de juego, también hubo tres tarjetas rojas, peleas, un gesto irregular de Carlos Tévez (emergente figura en Boca) que le valió la expulsión y una apasionante definición por penales, donde Roberto Abbondanzieri le atajó uno a Maxi López y Javier Villarreal convirtió otro para marcar el triunfo 5-4 y dejar mudos a casi setenta mil hinchas riverplatenses.
También Boca le arrebata la supremacía en el historial de encuentros entre ellos (70 a 63), un duelo muy marcado en los últimos tiempos, donde los boquenses no vencen desde hace un año, concretamente en la jornada diez del Inicial 2013 con tanto de Emanuel Gigliotti. Lo mismo que la finalísima del antiguo Campeonato Nacional de 1976, ganada por Boca 1-0 con aquel tiro libre de Rubén Suñé. Hasta en los amistosos de verano, donde también el auriazul ha dibujado una buena racha ante su enemigo, con triunfos como el de 2000 que le costó el puesto de entrenador a Ramón Díaz o el primero tras el descenso de River en 2012, cuando ganó con dos goles de Nicolás Blandi.
River: El mayor campeón de Argentina, el último clásico del milenio y las derrotas ajenas
Crucemos de vereda y vamos a algunas de las indirectas de River. Los hinchas repiten a cada rato en los medios o a quien le pregunte que su amado club es el mayor campeón de Argentina, lo cual es cierto con 35 títulos profesionales contra 24 de su rival, aunque Boca lleva considerable ventaja en el plano internacional, pero a ellos esto no les importa. Por eso también remarcan haber ganado el último superclásico del milenio, en octubre de 1999, por 2-0 con goles de Pablo Aimar y el colombiano Juan Pablo Ángel. Se ríen de cierta clase social baja que existe en La Boca o el feo aroma de las aguas del famoso Riachuelo, por el que le endilgan el mote de “bosteros” (de bosta, excremento). O lo que es más denigrante, últimamente la emprenden con la discriminación y el famoso canto “son de Bolivia y de Paraguay”. Y por supuesto festejan cada derrota ajena importante, como en 2004 cuando tras haber ganado la batalla del Monumental, Boca finalmente perdió la Libertadores ante Once Caldas de Colombia.
Mofas, mensajes en la radio, las populares chanzas callejeras, las bromas en los patios de colegio entre los niños o adolescentes, que tal partido, que tal gol, que aquella derrota, que esta victoria… Cualquier argumento vale, cualquier elemento del pasado y del presente sirve para que Boca Juniors y River Plate, o simplemente Boca y River, sigan manteniendo viva la rivalidad y la llama del fuego de la pasión futbolera, como lo vienen haciendo desde más de un siglo atrás.