Hoy en día el fútbol extremeño no vive su mejor momento. Con ni siquiera un solo representante en la Liga Fútbol Profesional y tan sólo tres equipos en Segunda B: Arroyo, Cacereño y Villanovense, Extremadura ostenta el peor bagaje competitivo de nuestro fútbol sólo superado por la pequeña comunidad uniprovincial de La Rioja. Lejos quedan los gloriosos años 90 donde el fútbol de esta región estaba en alza principalmente gracias a tres equipos pacenses: el Badajoz, el Mérida y el Extremadura. Estos tres clubes, que casualmente terminaron desapareciendo, consiguieron elevar la calidad balompédica de Extremadura a la altura del jamón de las dehesas de esta tierra y sirvieron de ejemplo a muchos clubes de la zona que aspiraban también a pasear con orgullo el nombre de su región por la élite futbolística.
Badajoz, el último en claudicar
Fundado en 1905 el Club Deportivo Badajoz fue el primer equipo de fútbol de Extremadura además de uno de los equipos más antiguos del fútbol español. Antes del esplendor de los 90, el Badajoz hizo acto de presencia en los años 50 y 60 en la Segunda División logrando una meritoria séptima plaza en el Grupo Sur en la temporada 56/57 y contando por esa época con jugadores como el exatlético Tacoronte, Blas Jiménez o el meta García Sánchez. Tras esta etapa, vendrían los años 70 y 80 que constituyeron un largo periplo por Tercera y Segunda B hasta que en 1992 una contundente victoria por 5-1 al Cartagena en la liguilla de promoción, llevó al club pacense de vuelta a Segunda tras 24 años de ausencia.
El artífice de aquel ascenso fue Paco Herrera. El que hasta hace poco era entrenador del Zaragoza, fue jugador del conjunto blanquinegro en los años 80 y su primera experiencia en los banquillos fue precisamente en el Badajoz, que por el hecho de haberlo devuelto a Segunda, tenía como premio seguir entrenándolo en la temporada siguiente al ascenso, la 92/93. Pero la experiencia de Herrera duró poco y tras 18 jornadas fue sustituido por José Enrique Díaz que logró mantener la categoría y alcanzar la no desdeñable décimoprimera posición con un equipo en el que destacaban nombres como Cidoncha, Pozo o los exsoviéticos Perepadenko y Broshin. Las dos temporadas siguientes fueron dos campañas de altibajos donde la primera se desaprovechó un buen comienzo para volver a acabar en la undécima posición mientras que en la segunda tuvo algún que otro susto antes de acabar en la posición número catorce. Los protagonistas de estas dos campañas fueron Marco Boronat, Josu Ortuondo y de nuevo Paco Herrera en el área técnica y Pablo Manzano, Rodri, Serrano, Pinto, Agirre o Mladenovic en el terreno de juego.
En la temporada 95/96, la llegada del entrenador inglés Colin Addison y de jugadores como Vilanova, el peruano Zegarra y el paraguayo Carlos Torres supone una revolución el club pacense y casi se hace historia. Gran parte de esa campaña el Badajoz se sitúa en los puestos de arriba pero una racha irregular al final de la misma le lleva a bajar a la sexta posición y para más inri, queda empatado a puntos con el quinto clasificado, el club paisano de Extremadura, que le quitaría la oportunidad de disputar la promoción de ascenso a Primera. En las dos temporadas siguientes se mantendría el empuje y se volvería a conseguir la sexta plaza (mejor posición en la historia del club) bajo la dirección de Antonio Maceda primero y Joaquín Peiró (tras cese de Miguel Ángel Lotina) después. Mario Cotelo, Espeleta, Txutxi, Munitis o el portero Emilio son algunos de los jugadores de este periodo.
Tras estas tres exitosas temporada el Badajoz vivió un cambio significativo al ser comprado por el grupo empresarial argentino Esfinge XX con Marcelo Tinelli a la cabeza. Los nuevos dueños llegaron con la clara expectativa de ascender a Primera para ello consiguieron grandes contratos con la firma deportiva Topper o la empresa láctea italiana Parmalat y entusiasmaron al público con la promesa de traer grandes jugadores como Caniggia o Burruchaga, algo que nunca se cumplió.
La aventura de Tinelli al frente del Badajoz propició la llegada de multitud de compatriotas suyos tanto en la parcela técnica representada por Toti Iglesias (el primer elegido por los nuevos dueños para ocupar el banquillo albinegro) como en la plantilla: Ezequiel Castillo, los hermanos D’Amico, Mauricio López, Bisconti, Mancuso, un imberbe Martín Romagnoli antes de ser leyenda en el Toluca, Bracamonte y un largo etcétera. Tras tres campañas decepcionantes donde el equipo había estado más cerca de descender a Segunda B que otra cosa, cinco entrenadores y un paulatino descenso de asistencia en el Nuevo Vivero, Tinelli daba por finalizado el periodo argentino y vendió el club al empresario portugués Antonio Barradas.
Si con Tinelli el Badajoz se llenó de argentinos, con Barradas se ‘lusificó’ en parte. Entrenadores como Carlos Alhinho o Conhé y jugadores como Tulipa, Zé Tó, Teixeira o Nuno son algunos ejemplos del clan portugués que se formó en el club blanquinegro. Tampoco con ellos se mejoró la situación deportiva y en 2003, dos años después del inicio de esta nueva etapa, el club pacense acabaría descendiendo a los infiernos de Segunda B.
Con el descenso a Segunda B, Antonio Barradas abandonó el barco y el nuevo propietario, Eloy Guerrero,se propuso como objetivo devolver al Badajoz a Segunda y en su primer año casi lo consigue, porque los blanquinegros se clasificaron para la liguilla de ascenso al quedar en la cuarta posición del Grupo IV, sin embargo quien se llevó el gato al agua fue el Pontevedra. El club pacense seguiría rondando por la Segunda B hasta llegar a la histórica temporada 2005/2006. En ese curso se conmemoró el centenario de la entidad con partido homenaje con otro club centenario como el Sevilla, pero ese alborozo sería ensombrecido por un suceso amargo, pues al término de la campaña las deudas le condenarían a descender administrativamente a Tercera.
Tras el amargor de deambular cuatro años en Tercera División el decano del fútbol extremeño volvería a Segunda B, pero poco duraría su andadura. Con el equipo acogido a ley concursal y con una deuda estimada en unos ocho millones de euros la afición del Nuevo Vivero esperaba una sentencia que garantizase la supervivencia del club. Finalmente el 19 de junio del 2012 se dictaba sentencia, Hacienda y Seguridad Social rechazaban el concurso y se decretaba la desaparición del club poniendo fin a 107 años. Una vez el Club Deportivo Badajoz dejara de existir se refundó en el CD Badajoz 1905 que milita actualmente en Tercera.
Último partido en la élite: 28/6/2003 Badajoz 0-3 Sporting || Once inicial: Baines; Mato, Joyce Moreno, César, Cidoncha; Rodri, Mantecón, Teixeira, Nené, Zé Tó; Leandro
Extremadura: poniendo a Almendralejo en el mapa
Fundado en 1924, el Extremadura ya tenía su bagaje histórico notable, pues desde 1954 a 1961 el conjunto azulgrana estuvo militando en el Grupo Sur de Segunda División con jugadores tan variopintos como Luis Jiménez o Tuhami, uno de los primeros internacionales con Marruecos. Tras esa pequeña experiencia en la élite, el equipo caería en los abismos del fútbol regional hasta que en 1990 ascendería a Segunda B.
Sólo cuatro años más tarde de su debut en Segunda B, los aficionados del Francisco de la Hera vibraron con su vuelta al segundo escalón del fútbol español 34 años después. El artífice de ese ascenso sería el técnico Josu Ortuondo que tras dejar a los azulgranas en Segunda recalaría en un rival provincial, el Badajoz. Para sustituirle se recurrió al trianero Paco Chaparro en la que sería su primera incursión en los banquillos, una incursión que duraría hasta la jornada 16 cuando una mala racha llevó al Extremadura a los puestos de descenso y provocó su despido. El murciano Vicente Campillo sería quien tomase las riendas y salvara al cuadro de Almendralejo no sin muchos apuros (que a la postre hubiera dado igual porque ese año fue el de la reestructuración de la LFP tras el no descenso administrativo de Celta y Sevilla).
Para la siguiente campaña Ortuondo, que no había tenido una buena experiencia en la capital pacense, retornaría para hacerse con los mando de la nave azulgrana en una temporada que se consagró como histórica. Clasificado en la quinta plaza el Extremadura obtendría el premio de jugar la promoción de ascenso a Primera División (gracias a que el Real Madrid B terminó cuarto). El rival sería el Albacete de Iñaki Sáez que contaba con los reconocidos Bjelica, Zalazar, Josico o Luna que había terminado vigésimo en la primera Liga de 22 de la historia de España. El primer envite fue en el Francisco de la Hera bajo el juicio del internacional García Aranda, donde el cuadro almendralejense cobró una ligera ventaja para la vuelta gracias el gol de Manuel en la segunda parte y las impecabilidad de Amador en el marco. El encuentro de vuelta fue un acoso constante del Albacete, más con corazón que con cabeza, que se estrellaba una y otra vez con el muro defensivo orquestado por Ortuondo, hasta que en los instantes finales, Tirado ejecutó un libre directo a la perfección, dando el gol definitivo para certificar el ascenso a Primera. El Extremadura así, relevaba al Mérida como equipo extremeño en la máxima categoría y convertía a Almendralejo en la localidad de menor población que cuenta con equipo en Primera, hito que no ha sido superado hasta hace unos meses cuando el Eibar materializó su ascenso.
Esas dos temporadas en Segunda, el cuadro azulgrana se desenvolvió con un bloque consolidado formado por hombres como Cortés, Pedro José, Manuel, Sastre, Félix o un joven Ito que empezaba a despuntar. Tras el ascenso, el bloque se mantuvo casi intacto a excepción de la salida de dos hombres importantes como Sastre y Manuel (máximo artillero con 19 tantos en el año del ascenso) que volaron al Compostela por lo que desde la directiva que presidía Pedro Nieto se centró en reforzar ese bloque para luchar por la permanencia con garantías. De esta manera llegan veteranos de la Liga Española como Juanito o Quique Estebaranz y talento extranjero como el argentino Duré, el yugoslavo Gluscevic o el paraguayo Ferreira (que llegaba cedido por el Betis tras haberlo fichado de Cerro Porteño).
El 1 de septiembre de 1996 en el Rico Pérez y ante otro ascendido como el Hércules arrancaba la andadura del Extremadura en Primera. El resultado, dos a uno a favor de los alicantinos, fue lo de menos, el cuadro de Almendralejo acababa de entrar en la historia del fútbol español y eso era lo que importaba. Lo malo es que esa historia comenzó muy mal, pues hasta la jornada 8 no conseguiría sus primeros puntos con una victoria ante el Zaragoza (2-1) que cerraba la agonía de las siete derrotas iniciales. Y pese a ese paréntesis positivo el conjunto pacense siguió su pésimo devenir plantándose en enero como colista destacado con ocho puntos (la victoria ante los maños y cinco empates). Para revertir la situación la dirección deportiva se puso mano a las obras y buscaron nuevos mimbres para Ortuondo, así firmaron en el mercado invernal a tres futbolistas argentinos Silvani (ex del River), Basualdo y Navarro Montoya (estos llegados directamente de Boca Juniors). La llegada del ‘Mono’ Montoya, portero con carácter que embriagaba a los suyos de afán de pelea, supuso una reacción en la nave azulgrana, de hecho en los dos primeros partidos del meta sudamericano salió imbatido el Extremadura y consiguió sendas victorias, iniciando una racha que llevaría al equipo a salir de los puestos de descenso en la jornada 30. Sin embargo unos resultados negativos en los últimos cinco partidos llevaron al cuadro del Francisco de la Hera a descender quedando décimonoveno a un solo punto de jugar la promoción por la permanencia.
Como cada equipo que desciende, el Extremadura fue privado de sus jugadores más relevantes. De esta manera el jugador más representativo de los azulgranas, ‘Mono’ Montoya cometía acto de traición junto con Cortés al irse al vecino Mérida (que había relevado en Primera a los de Almendralejo), la gran promesa, Ito, se iba al Celta (donde sería internacional), y los argentinos Silvani (al Salamanca) y Basualdo (al Real Jaén) cogían diferentes rumbos. Para paliar estas salidas llegaron jugadores como Toril (Espanyol), Eraña (Compostela) o Fredi (Sporting de Gijón). Sin embargo, el principal fichaje tuvo lugar en el banquillo. Josu Ortuondo dejó el equipo para hacerse cargo del también descendido, Rayo Vallecano, y en su lugar se firmó un entrenador, por aquel entonces casi sin experiencia, que en tierras extremeñas tendría el primer éxito de la que hoy es una prestigiosa carrera, el actual técnico del Nápoles, Rafa Benítez. La temporada fue brillante consiguiendo el regreso a Primera tras estar 32 de 42 jornadas en puestos de ascenso directo y desplegando un fútbol virtuoso con un destacado protagonista, Igor Gluscevic, máximo goleador de la categoría con 24 goles, que tras esa campaña recalaría en el Sevilla (donde pasó con más pena que gloria). La 97/98 también sirvió para el regreso (en el mercado de invierno), del hijo pródigo, el gallego Manuel, que ya no se movería de Almendralejo hasta el fin de sus días como futbolistas en el 2005.
Para la vuelta a Primera, el Extremadura se reforzó con criterio para así conseguir ser el primer equipo extremeño que permanecía en la máxima categoría un segundo año consecutivo. De esta manera engrosarían las filas azulgranas el argentino Gabrich que cumplía con la tradición de intercambio entre el Mérida y el Extremadura, Toni Velamazán, el mundialista Kalla, Belenguer. David Castedo cedido por el Mallorca y el meta belga Gaspercic. Durante toda la temporada el conjunto de Almendralejo estuvo en los puestos de abajo junto con cuatro o cinco equipos que se encontraban en una horquilla que no iba más allá de los cinco puntos. En la última jornada, el conjunto que dirigía Benítez le valía la victoria, o en su defecto el empate y que no venciera el Alavés, para permanecer en Primera. El Francisco de la Hera estaba hasta los topes para apoyar a su equipo en la consecución de la salvación y en frente estaba el Villarreal que también buscaba la victoria para evitar la promoción. Fue un encuentro épico que terminó en empate a dos, gracias a los dos goles postreros de Gabrich, y que tras la victoria del Alavés a la Real Sociedad significó que el punto obtenido llevara a los pacenses y a los castellonenses a disputar la promoción. El Rayo era el rival en esa promoción y le venció ampliamente en los dos encuentros (en el que de ida estuvo marcado por la expulsión de Gaspercic al cuarto de hora) por dos tantos a cero, terminándose así la aventura del Extremadura en Primera.
La vuelta del conjunto de Almendralejo a Segunda significó el regreso del máximo conocedor de la casa azulgrana, Josu Ortuondo. Con prácticamente la misma plantilla del descenso, a excepción de algunos nombres como Velamazán Castedo o Gabrich, el Extremadura estuvo dos terceras partes de la temporada rondando el ascenso a Primera pero en los últimos compases el club pacense se desfondó quedando finalmente sexto a sólo cinco puntos del ascenso. La temporada siguiente el cuadro azulgrana se mantendría todo el curso en zona de nadie terminando el año en el puesto once de la tabla.
Para la campaña 2001/02 el Extremadura sufriría en la parcela trasera bajas sensibles pues el meta Gaspercic y el zaguero Óscar Montiel cambiaban de aires mientras que en la zona de vanguardia para suplir la marcha del máximo goleador de la temporada anterior, David Karanka, llegó en el mercado invernal un ilustre de nuestro fútbol para apurar sus últimos días como profesional: Kiko Narváez. El jerezano no destacaría mucho en esta nueva etapa de su carrera pues tuvo un paupérrimo registro goleador (un solo tanto). También sería poco destacada la temporada del club de Almendralejo pues pese a los esfuerzos de Ortuondo, primero y Gori García después, descendería a Segunda B tras ocho años en la élite.
Tras el descenso el conjunto azulgrana se desarmó quedando sólo unos pocos fieles como Pedro José, hasta un histórico como Félix huyó de la Segunda B para encontrar acomodo en el Levante. El mando del equipo se le dio a Francisco López (exjugador del Sevilla que entrenara al Numancia en Primera) que tras buena parte del curso posicionando al equipo en las posiciones de promoción, al final de la temporada se quedó con la miel en los labios al terminar los azulgranas quinto clasificado a sólo tres puntos de jugar liguilla de ascenso. Las temporadas siguientes estuvieron llenas de altibajos donde el club de Almendralejo quedaba clasificado en la zona de media hasta que llegó la campaña 2006/07, donde el Extremadura quedó décimosexto, una posición que le obligaba a jugar una promoción por la permanencia en Segunda B. El rival fue el Pájara Playas Jandia canario que le endosó un 3-0 en las islas, que el cuadro azulgrana no pudo remontar.
Pero no recalaría en Tercera División sino que tras llevar sin pagar a sus jugadores seis meses, amén de tener también deudas millonarias, se le impone un descenso administrativo y termina con sus huesos en la Regional Preferente extremeña. Tras tres años luchando por subsistir debido a sus graves problemas financieros, finalmente el Extremadura desaparece poniendo punto y final a un histórico del fútbol extremeño. El testigo del fútbol almendralejense lo cogería el Extremadura Unión Deportiva que sería fundado tres años antes de que el Extremadura original desapareciera (de hecho llegaron a enfrentarse en Preferente durante la 2008/09) y que ahora mismo se encuentra en Tercera División.
Último partido en la élite: 25/5/2002 Gimnástic 3-1 Extremadura|| Once inicial: Felip; Cortés, Edu Moya, Jonathan, Poli; Félix, Jorge Pérez, Jesús Vázquez, Lolo; Asensio, Manuel
Mérida: el pionero
Al contrario que sus vecinos, el Mérida carece de un pasado glorioso, de hecho el equipo en sí se llamaba Mérida Industrial y no es hasta 1985 cuando llega el empresario José Fouto con el objetivo de llevarlo a cotas más altas, que se renombra como Club Polideportivo Mérida, la denominación que ha tenido en su época dorada. Y en tan solo cuatro años, el nuevo C. P. Mérida dio su primer gran paso al abandonar el pozo de la Tercera División y recalar en Segunda B, la meta que se marcó inicialmente cuando llegó Fouto al club.
En su regreso a Segunda B (donde había estado en la 80/81) el Mérida se adaptó bien a la categoría y no tuvo sobresalto alguno para quedar en una octava posición. La temporada siguiente, el equipo fue más allá y se clasificó cuarto, lugar que le daba derecho a participar en la liguilla de ascenso a Segunda, donde contra todo pronóstico el conjunto emeritense se alzó con la primera plaza superando así al Barcelona Atlético, Osasuna Promesas y Lugo y poniendo a un equipo extremeño en Segunda 23 años después (pues no hubo equipo de la región tras el descenso del Badajoz en 1968).
El elegido para comandar la nave en la primera aventura en Segunda fue Eduardo Caturla que contaba en su plantel con ilustres como Santi Cañizares, Julio Prieto o los yugoslavos Goran Milojevic y Josip Visnjic. En la jornada once tras una derrota en casa ante el Sabadell, la directiva decidió prescindir de Caturla y puso a los mandos a un ilustre de nuestro fútbol, especialmente del Real Madrid, Juanito Gómez. El ‘7’ por excelencia se había retirado hace poco en el modesto Los Boliches malagueño necesitaba un nuevo reto en su carrera y lo encontró en tierras emeritenses. Juanito supo imprimir su carácter aguerrido a su jugadores algo que se tradujo en puntos muy prontamente. Pero la tragedia se ciñó sobre el Mérida. El 2 de abril de 1992, tras presenciar el Real Madrid-Torino de la Copa de la UEFA, Juanito regresaba a Mérida cuando la muerte le sorprendió en un trágico accidente de tráfico. El luto se apoderó del cuadro blanquinegro que despedía a un entrenador que había dejado un balance positivo (8 victorias, 5 empates y 6 derrotas) y cedió el puesto al sevillano José Enrique Díaz que dirigió al equipo hasta el final de temporada cosechando un meritorio séptimo puesto.
Las dos temporadas siguientes con entrenadores como Fabri o José Armando Ufarte y con jugadores tales como el Toro Aquino (que logró ser pichichi) o Pacheta fueron bastantes irregulares intercalando grandes gestas a domicilios con tropiezos en el Romano de Mérida y terminarían en ambas campañas a mitad de la tabla con un noveno puesto. Pero la temporada 94/95 sería diferente.
Buscando otro estilo de juego, la directiva decidió prescindir de Fabri y optó por un gran conocedor de la categoría como el croata Sergio Kresic. El conjunto emeritense tuvo un arranque excepcional que supuso una dinámica positiva que ya no abandonaría el resto de temporada y que se fundamentó en una gran solidez defensiva, siendo el equipo menos goleado de la categoría encajado tan sólo diecinueve tantos. Todo cristalizó en que a tres jornadas del final del campeonato el Mérida consiguiera una victoria por 0-1 en Ipurúa que significara el ascenso a Primera y el hecho de ser el primer club extremeño en llegar a la máxima categoría. Paco Leal (premio Zamora ese año), Momparlet, Loren, Luis Sierra, el uruguayo Gabi Correa, el veterano Salguero o el paraguayo Benítez fueron algunos de los protagonistas del campeón de Segunda.
El debut en Primera trajo el brazo una importante renovación en la plantilla pues llegaron más de diez caras nuevas entre las que destacan Quique Martín, Sinval, David Pirri o Ángel Luis para un equipo que sólo tuvo dos bajas sensibles la de Benítez (Espanyol) y Mosquera (Valladolid). Ese remozado plantel no sirvió de mucho pues el Mérida se pasó toda la temporada rondando las zonas peligro hasta que finalmente acabó penúltimo y picó el billete de vuelta a Segunda División. Pese a la mala temporada los de Kresic consiguieron algunos hitos como puntuar en campos importantes como el Camp Nou (Barcelona 2-2 Mérida) o el Vicente Calderón (Atlético 1-1 Mérida).
Pese al descenso, el conjunto emeritense mantuvo a sus jugadores más destacados a los que se les unió nombres interesantes como el serbio Milojevic (que regresaba a la disciplina emeritense) o el polaco Podbrozny (que sería pieza importante con sus nueve goles). Pero sin embargo quien causó sensación fue un joven gallego que había arribado a la capital extremeña el curso anterior, y que este año se asentaría en la delantera luciendo una excelsa clase pese a que era un ariete de corte alemán y aportando diez goles. Con estos mimbres, Kresic comandaba la nave blanquinegra de manera notable, el equipo era segundo (posición de ascenso directo) y dominaba claramente en los partidos, pero en febrero, de manera inexplicable, el consejo de administración del Mérida decidió la destitución del técnico croata pese a que en palabras de José Fouto «es el mejor entrenador que ha tenido el Mérida». El argentino Jorge D’Alessandro fue el encargado de culminar la obra iniciada por Kresic, teniendo como resultado final el segundo título de campeón de Segunda para el cuadro romano y por consiguiente el regreso a Primera.
El segundo ascenso trajo consigo novedades, el principal de ellos es que el estadio del cuadro emeritense pasara a denominarse Romano José Fouto en honor a su presidente que había llevado a su equipo de Tercera a Primera. Otro de los cambios fue que la perla del conjunto albinegro, Canabal, se fuera al Real Madrid por petición expresa de Capello, dejando en las arcas del club unos cinco millones que sirvieron para paliar un poco el profundo gasto que hicieron en reforzar el equipo de cara a garantizar la permanencia. Así llegaron jugadores ilustres como Pablo Alfaro, Biagini, Sabas, Pirri Mori, repescados de equipos que descendieron como el ‘Mono’ Montoya y Cortés del vecino Extremadura, De Quintana y Radchenko del Rayo, Marcos Martín proveniente del Sevilla, o promesas sudamericanas como Gabrich, Leo Franco o De los Santos. Los pupilos de D’Alessandro comenzaron de manera aceptable la temporada, e incluso realizaron un buen papel en Copa (1/4 de final ante el Barcelona), pero tras una mala racha en la recta final de la temporada (con cuatro puntos de veinticuatro posibles) dieron con sus huesos en Segunda.
De vuelta al segundo escalafón del fútbol español, el Mérida con los fieles que se quedaron tras el descenso (Marcos, Pablo Alfaro, De Quintana, etcétera), con algunas caras nuevas como el ariete brasileño Barata o el meta portugués Nuno, y bajo la dirección técnica de Paco Herrera primero, y Juan Señor después, mantuvo un buen nivel competitivo que si bien no le sirvió para optar al ascenso le condujo a salvar la categoría de manera cómoda quedando noveno en la 98/99 y sexto en la 99/00. Pero si bien lo deportivo tenía estabilidad, lo financiero era todo lo contrario. En julio del 2000, Fouto dimite dejando al club emeritense con una deuda de 9 millones de euros y a los jugadores con varios salarios pendientes algo que conllevó dos meses después a que la LFP le diera la extrema unción y el equipo desapareciera, siendo el primero de los grandes clubes extremeños en caer.
Su legado lo cogió su filial, el Mérida Promesas que se renombró como Unión Deportiva Mérida y que llego a competir siete temporadas en Segunda B, disputando una vez, aunque sin suerte, la liguilla de ascenso a Segunda. Y como su antecesor volvió a tropezar en la piedra de la inestabilidad económica y desapareció el pasado 2013. Su hueco lo ha cubierto el Mérida Asociación Deportiva que ahora mismo compite en Tercera.
Último partido en la élite: 4/6/2000 Atlético B 0-0 Mérida|| Once inicial: Nuno; Mariano, Pablo Alfaro, De Quintana, César; Tal, Pedro García, Marcos, David, Sinval; Prieto
Otros protagonistas
Si en los años 90 era la época gloriosa de Badajoz, Extremadura y Mérida, el fútbol extremeño también estaba de enhorabuena porque esa buena salud salpicaba además a otros equipos de la región que llenaban una categoría de Segunda B, que hoy sólo cuenta con tres representantes extremeños.
Uno de estos equipos es el Cacereño, el único histórico de Extremadura que aún persiste. Fundado en 1919 y con una campaña en Segunda en su haber (52/53) el Cacereño era uno de los equipos más competitivos del tercer escalón del fútbol español donde llegó a ser campeón del Grupo I (97/98) algo que le brindó disputar una liguilla de ascenso a Segunda donde no tuvo la misma suerte. Tras una etapa de seis años en Tercera, el conjunto de Cáceres ha vuelto a ser un asiduo de Segunda B y busca el salto de calidad que le abra las puertas de la Liga Adelante.
Pero ha habido más equipos que han dignificado a Extremadura en los años 90, concretamente estos son los que disputaron al menos una temporada en Segunda B por esas fechas: Villanovense (actualmente en Segunda B), Plasencia, Moralo, Jerez, Don Benito y Diter Zafra.