La pequeña selección de Samoa Americana, colonia estadounidense en la Polinesia, está acostumbrada a hacer historia de manera negativa. En sus primeros diecisiete años de existencia el combinado oceánico perdió todos sus partidos (exactamente unos treinta). Luego en 2001 sufriría la mayor goleada de la historia en un partido oficial al encajar 31-0 ante Australia durante la fase de clasificación para Corea-Japón 2002. Pero tras tanto infortunio, diez años después al combinado samoano le tocaba hacer historia, pero ahora desde el lado positivo.
El 23 de noviembre de 2011 en Pago Pago, la capital de la colonia, los samoanos lograron su primera (y única hasta el momento) victoria oficial, frente a Tonga por dos tantos a uno. En ese encuentro una asistencia en el segundo gol y un despeje en la línea de gol que hubiera evitado la victoria dan el título de MVP a un defensa central que tiene un lugar propio en la historia del balompié, al ser el primer transexual del fútbol mundial. En la ficha de partido de la OFC (Oceania Football Confederation) ese honor se lo daba a Johnny Saelua, pero en realidad se lo estaba dando a Jaiyah Saelua.
En Samoa como en otros países de la Polinesia, los fa’afafine, hombres que se sienten mujeres, son aceptados abiertamente en la sociedad y los prejuicios occidentales no tienen cabida en su cultura. Este carácter abierto de la civilización polinesia permite que las personas transexuales puedan alcanzar hitos en pro de la igualdad. En palabras de Jaiyah el representar como mujer a la selección de su país «es un auténtico orgullo» y con su paso espera «servir de ejemplo para que otras personas alcancen sus sueños».
La joven samoana quiso siempre jugar con chicas, pero su género de nacimiento le llevó a la selección absoluta masculina con sólo dieciséis años, ya que el programa de ‘reclutamiento’ de la federación samoana depende de los Estados Unidos, que debido a su idiosincrasia no ve con buenos ojos el reconocimiento de Jaiyah. Tanto es así, que cuando la joven jugadora samoana estaba estudiando Artes Escénicas en la Universidad de Hawái le prohibieron entrar en el equipo de fútbol tanto masculino como femenino, donde sus integrantes llegaron a insultarle por su condición de transexual.
Jaiyah ha reconocido que le gustaría progresar con su carrera futbolística en el extranjero pero es sólo en Samoa «donde se siente a gusto y respetada». El fútbol como deporte, absorbe todo el aspecto sociocultural del país en el que se desarrolle, tanto lo positivo como el multiculturalismo de los países europeos, o lo negativo como la discriminación que afecta a la población LGTB en determinadas naciones. Que la historia de Jaiyah se conozca hace resaltar los aspectos positivos del fútbol y es romper una lanza a favor en pro de la igualdad de todas las personas.