Son incontables los casos que los futbolistas han dado el salto del césped del terreno de juego a las pantallas de cine, pero la mayoría de estos casos constituyen en simples ‘cameos’ en películas de temática futbolística o filmes destinados a ser ‘taquillazos’ comerciales. Así contamos con la aparición de futbolistas de Real Madrid y Newcastle United en la saga Goal!, un elenco estelar con Pelé, Bobby Moore, Ardiles, Deyna, Paul Van Himst en Evasión o Victoria, los fugaces ‘cameos’ en las ‘pelis’ de Torrente de Guti, Casillas, Iván Helguera, Fernando Torres, ‘Mami’ Quevedo, Figo, Agüero, Arbeloa, Cesc o Higuaín o los pequeños papeles de Andrés Iniesta en ¿Quién mató a Bambi? o Maradona en ¡Qué linda es mi familia! y Los fierecillos se divierten. Pero hay algunos casos excepcionales de futbolistas que han tenido peso en el mundo del cine, llegando varios de ellos a hacer carrera en el celuloide.
Los pioneros: Di Stefano y Kubala
Los dos grandes futbolistas de Real Madrid y Barcelona en los años 50, Alfredo Di Stefano y Ladislao Kubala tuvieron su paso destacado en el mundo del cine. El hispano-argentino cuando era una estrella en el River Plate debutó en el film de su país natal Con los mismos colores que narra la historia de tres muchachos que llegan a convertirse en futbolistas de fama y en el que Di Stefano interpreta a uno de ellos, siendo los otros dos encarnados también por futbolistas reales, Norberto Méndez y Mario Boyé. Ya en España ‘Don Alfredo’ proseguiría su carrera cinematográfica con un pequeño papel en la comedia romántica Once pares de botas que narra las vicisitudes de un futbolista y su novia, y en la que también aparece el mítico guardameta del Barcelona, Antonio Ramallets. Y entonces le llegó el trabajo fílmico de su vida Saeta rubia un film en la que se interpretaba a sí mismo y que narra su amistad con una pandilla de chavales y que fue un éxito de taquilla. Su cuarta y última película llegaba casi al ocaso de su carrera en 1964 y se trataba de un film autobiográfico en la que volvía a interpretarse a él mismo y que se titula La batalla del domingo.
Kubala, por su parte, sólo tiene una película en su haber, pero su papel protagonista le hace pasar el corte de futbolista que ha tenido un desembarco serio en el cine. El que fuera uno de los pocos futbolistas en vestir la camiseta de tres selecciones diferentes (Hungría, Checoslovaquia y España) se interpretó a sí mismo en el film Los ases buscan la paz en la que narra sus inicios futbolísticos en Hungría y de como escapa de la dictadura comunista de su país natal y encuentra acomodo en España y en el Fútbol Club Barcelona.
Zico y el cine de Serie B
El cine brasileño nunca ha gozado de buen nombre hasta la llegada de títulos recientes como Central do Brasil, Ciudad de Dios o Tropa de élite (a excepción de la coproducción Orfeo negro de 1959), por lo que buena parte de la producción filmográfica de Brasil se puede catalogar como ‘Serie B’. Y es en ese tipo de cine donde entra uno de las grandes figuras del balompié ‘brasileiro’, Arthur Antunes Coimbra, más conocido como Zico. El ‘Pelé blanco’ comenzó con un pequeño papel en el que hacía de sí mismo en Los tres payasos y el niño que narra la rocambolesca historia de tres payasos de un circo ambulante que unen sus fuerzas para salvar al hijo secuestrado de un multimillonario local. Posteriormente, durante su estancia en el Udinese, Zico haría un cameo en la comedia futbolística L’allenatore nel pallone sobre un equipo que para no descender de categoría firma al ficticio astro brasileño Aristóteles (una clara alusión a Sócrates que por aquel entonces jugaba en la Fiorentina). Y ya una vez colgadas las botas, el futbolista carioca coprodujo y protagonizó Una aventura de Zico, donde volvía a interpretarse a sí mismo y además a su gemelo malvado que quería destruir su legado.
Jones, Cantona y Leboeuf: haciendo carrera profesional en el cine
Tres nombres conocidos en la Premier League han dado el salto al cine de manera profesional tras poner fin a sus carreras. El que ya está revirtiendo el que se le conozca más por su condición de futbolista que por su condición de actor es Vinnie Jones, gracias a su cada vez más extensa filmografía. Este futbolista galés de equipos como Chelsea o Wimbledon adquirió fama en la Premier por su juego duro y, hasta en ocasiones, violento, algo que le ha servido para llevar a la pantalla ese arquetipo de tipo duro de los bajos fondos, un rol que parece haber nacido para interpretar. Cuando apuraba sus últimos días como futbolista en el QPR, Guy Ritchie le dio la oportunidad de debutar en su ópera prima Lock and Stock, donde interpretó a un matón a sueldo. Convencido de su capacidad como actor y ya retirado del balompìé, Jones apareció con un rol similar en la segunda película de Ritchie, Snatch, cerdos y diamantes y desde entonces ha desarrollado una envidiable carrera cinematográfica con cerca de cincuenta películas en su haber como por ejemplo Operación Swordfish, X-Men. La decisión final (donde interpretaba a Juggernaut) o Año Uno.
Reconocido central en el Chelsea y campeón del mundo con Francia en 1998, Frank Leboeuf es el último futbolista en subirse al carro del cine. Debutó interpretándose a sí mismo en la película indonesia Golden Goal! para luego dar un salto mayúsculo al tener un papel en La teoría del todo, película que es una de las grandes favoritas en los próximos premios Oscar con cinco nominaciones (incluyendo mejor película). En este film inglés Leboeuf interpreta a un médico suizo, encargado de examinar a Stephen Hawking (encarnado por Eddie Redmayne) a raíz de los duros síntomas de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padece. Un comienzo esperanzador de una carrera que se va ampliar muy pronto con tres películas Caravaggio y mi madre la Papisa, El octavo pecado y 400 Boys y que plasma que el salto del césped al celuloide no es tan complicado.