Terry Henderson tiene 76 años y vive en Hallen, un pequeño pueblo cercano a Bristol. Dedicó los últimos 40 trabajando en pro del modesto Hallen AFC de la Western Football League (noveno escalón del fútbol inglés). Es el encargado del campo del pequeño club inglés, cuida del césped, lava las equipaciones, se ocupa del material, hace todo lo que le encargan.
Sin que nadie se lo pidiera, Terry quiso salvar el segundo mayor amor de su vida. El Hallen atraviesa una grave crisis financiera, corre serio riesgo de perder el complejo deportivo que utiliza, Moorhouse Lane, y necesita veinte mil libras (cerca de 27 mil euros) para llegar un acuerdo con el gobierno municipal dueño de ese recinto.
Veinte mil libras es precisamente lo que el bueno de Terry tiene su cuenta corriente. Son los ahorros de toda una vida. El veterano trabajador (que vive en una caravana estacionada dentro del pequeño estadio) no imagina mejor destino para su dinero que el ayudar a evitar el fin de su equipo. «Mi mujer Eileen murió hace unos meses. Perdí el gran amor de mi vida y ahora tengo que hacer todo lo que pueda para salvar el otro amor que me queda, el Hallen», así de tajante es Terry Henderson que demuestra valores como la sencillez, el altruismo y la verdadera pasión por un club de fútbol.
«Todos mis recuerdos están ligados a Moorhouse Lane. Quedaría hundido si el equipo perdiera el campo y desapareciera. El Hallen lo significa todo para mí«, otra de las frases que demuestra el amor a sus colores de Terry Henderson, el trabajador en activo con más edad de todo el fútbol británico.
Esta necesidad urgente de fondos radica en que el Ayuntamiento de Almondsbury (término municipal al cual pertenece la pedanía de Hallen) subió el alquiler del Moorhouse Lane en un cuarenta por ciento. Las doce mil libras anuales pasaron a veinte mil, un precio difícil de asumir para las arcas del modesto Hallen.
La directiva del Hallen AFC, respetuosamente, declinó la oferta salvadora de Terry Henderson. «Él es una persona generosa y nunca olvidaremos su gesto. Pero no podemos aceptar este ‘donativo’, pues nuestro objetivo es convertir el club en una entidad sostenible. El dinero de Terry nos salvará un año sí, pero, ¿y después?» justificó la decisión de ‘The Armadillos’, Francis Fairman, vicepresidente del club.
En un comunicado publicado a principios de este mes de junio, la directiva del Hallen pasa a la ofensiva y muestra su intención de adquirir «de forma definitiva» el complejo deportivo municipal. «Enviamos una propuesta al ayuntamiento para la adquisición inmediata y completa de los terrenos mediante un pago dividido en cuotas a pagar durante los próximos 25 año», recoge el comunicado oficial.
El ente municipal reaccionó con otro comunicado oficial: «Siempre apoyamos financieramente al Hallen AFC, especialmente durante los doce últimos meses […] Desgraciadamente no fue posible encontrar una solución satisfactoria y el club no está en condiciones para asumir un compromiso financiero con este organismo. No estamos echando al club de sus instalaciones, pero lo hemos apoyado ya de la forma posible y no podemos olvidar el interés de los otros residentes de Almondsbury […]».
Tras la negativa municipal, el club lanzó una petición pública donde pide el apoyo financiero de la comunidad a través del crowdfunding (micro-donaciones). Nada más hacer público esta apelación a la generosidad centenares de personas se juntaron en el instituto de Secundaria de Hallen para apoyar la lucha del club local para evitar su muerte, la cabeza visible de esa multitud era, por supuesto, Terry Henderson.
La tajante y despreocupada postura del municipio de Almondsbury ante esta situación está generando una revolución en todo el fútbol británico. Clubes (Preston North End, Bristol Rovers…), futbolistas (desde jugadores en activos como Scott Golbourne de los Wolves a leyendas como Sir Geoff Hurst) y la sociedad civil (con miembros del Parlamento como Jack Lopresti o Ben Walker a la cabeza) se colocan del lado del Hallen AFC y de Terry Henderson en esta lucha.