Tras la marcha de Pep Guardiola del banquillo del Barcelona muchas han sido las voces que han querido comparar el juego de aquel equipo culé al de las dos temporadas más recientes. Es cierto que ni con Tito Vilanova como técnico ni con el ‘Tata’ Martino la escuadra catalana ha alcanzado la extraordinaria excelencia que consiguió en la temporada 2008/09, en el primer curso del exfutbolista de Santpedor. Pero este hecho no quita que el Barça haya dejado de jugar bien.
La presión que hacía el conjunto de Guardiola era su gran arma, no dejaba respirar a las defensas contrarias y recuperaba el balón a más de 70 metros de área. Esta era su defensa, así evitaba tener que esperar atrás y poder sufrir ocasiones. Además de ser la forma más fácil de sacar a relucir la mentalidad ofensiva de la filosofía blaugrana. También hay que decir que en el curso 2008/09 esa presión culé tuvo como máximo exponente a Samuel Eto’o, el futbolista perfecto para hacerlo y con el que tras su marcha, quizás el Barça perdiese ese plus a la hora de atosigar al contrario.
En los últimos meses mucho se ha hablado de que el Barcelona de Pep no volverá, que es algo imposible. El propio Sergio Busquets así lo atestiguaba. El conocimiento de los otros equipos, sumado a las variantes que se han ido introduciendo en el juego culé han llevado a que el Barça continué haciendo un fútbol brillante pero no tan arrollador como el de aquella maravillosa temporada, en la que lo ganó todo.
De todos modos no hay que olvidar que el Barcelona siempre intentó jugar ofensivo y no por ello fue menos vistoso. Tanto es así, que con Fran Rijkaard (el hombre que devolvió a la casa culé su estilo y al que muchas veces se olvida) un recurso muy utilizado del equipo era el balón largo de Rafa Márquez a Ronaldinho y no creo que por eso, yo al menos, disfrutase menos viendo al conjunto del gaucho, Deco y cía.
Si bien es cierto que con Vilanova y Martino en algunas ocasiones los matices introducidos fueron algo más defensivos. El técnico catalán dejó de lado la presión y el argentino ha llegado a jugar con un doble pivote e incluso a introducir cambios ‘reservones’ en partidos en los que ganaba de forma más justa. Además de jugar de una forma más contragolpeadora. Esa quizás es la principal diferencia en la mentalidad. Aun así, el Barça nunca se olvida de atacar y en pocas ocasiones deja de buscar la portería del equipo rival.
Ante esta tesitura solo me cabe decir que desde mi punto de vista el Barça de Pep es el mejor equipo al que pude ver jugar, especialmente en su primera temporada. El fútbol de más quilates que yo vi nunca. Pero eso no quita que el Barça en otras etapas como la actual haya dejado de jugar bien. Las cosas son así, aquel juego nunca volverá, por eso no hay que dejar de disfrutar con el fútbol que sigue haciendo el equipo, menos brillante, es cierto, pero también bonito de ver. El anhelo sobre la figura de Pep siempre estará ahí, pero aquello ya es recuerdo. Por eso, sólo me cabe concluir diciendo: yo vi jugar al Barcelona de Pep.