Pase lo que pase y le pese a quien le pese, Steven Gerrard y Arsene Wenger han hecho historia en la Premier League. No sólo por su larga trayectoria en tierras británicas (dieciséis años para uno y diecocho para el otro, contando esta temporada), sino también por su lealtad a un club y el impacto de sus respectivas capacidades, las de un jugador de mucho talento y un entrenador precursor en sus métodos, por no decir un revolucionario. Gerrard y Wenger, es la historia de dos gigantes con puntos débiles, incapaces de ganar el título de la Premier League (capitán del Liverpool) o la Liga de Campeones (entrenador del Arsenal) como si constituyera la búsqueda del Santo Grial. Dos cantantes que ahora ven el ‘top five’ de las listas de éxitos desde el retrovisor. Dos fragatas que parten hacia un horizonte donde va a ponerse el sol.
Hace un par de semanas, Steven Gerrard no comenzó el partido contra el Stoke. Era el día del decimosexto aniversario de su debut liguero con los ‘reds’ ante el Blackburn Rovers (29 de noviembre de 1998). Gerard Houllier dio la vez al por entonces chaval (dieciocho años) en los minutos finales, en lugar del noruego Vegard Heggem. Sábado 29 del 2014 en Anfield, Lucas Leiva ocupa el lugar de Gerrard en el pivote defensivo junto a Joe Allen, mientra que el capitán ‘red’ se hastía en el banquillo acompañado de Markovic, Lovren, Alberto Moreno, Lallana y Can, es decir, casi todos los nuevos reclutas del verano. Según Steven, no hay ningún problema con Brendan Rodgers. Eso es cierto. El problema está en otra parte, concretamente en la pérdida de influencia del jugador en el terreno de juego, a pesar de mantener un remanente de su enorme calidad técnica. Es evidente que 34 años a su espalda, Gerrard no es la que era. Al centrocampista inglés le desgasta cada vez más alternar los envites europeos entre semana con los cruces domésticos del fin de semana y los rumores sobre su desembarco al New York Red Bulls de la MLS son cada vez más consistentes.
También parece que está tocando el fin de Wenger. Pancartas de «Wenger se acabó» o «Gracias por los buenos momentos, pero es hora de marcharse» se ven ya a menudo en el Emirates. Steven siente el peso de los años y, Arsène, también, pero a diferencia del mediocampista ‘red’, el francés lo es más en la mente que en el cuerpo. El alsaciano ha ganado todo en sus primeras nueve temporadas en el Arsenal. A partir de entonces tan sólo una triste F.A. Cup, y tras esos fracasos, se quedó paralizado, encerrado en un silencio donde la más mínima protesta, cualquiera que sea su origen, se interpreta como un sacrilegio. Él sabe que su tiempo ha acabado pero se sigue aferrando al sitio diciendo que cada verano comienza un nuevo sueño y que esta vez tendrá un final feliz.
Dos leyendas vivas de la Premier League, y una cualidad en común, que su trayectoria en las Islas está sutilmente decayendo. Una de las grandes cualidades de Alex Ferguson es haber ganado 38 trofeos con el Manchester United, la otra es haberse retirado en el momento exacto, un ejemplo que no parce inspirar a Gerrard y sobre todo a Wenger.