El fútbol es mucho más que un deporte. Para mucha gente,e incluso algunos futbolistas, el fútbol es algo a detestar, pero para otros lo es todo. Es el caso de Erison Turay, que se aferró a un balón como medio de construir un futuro en una región devastada por el virus del Ébola.
Kenema, al sur de Sierra Leona, fue una de las zonas de mayor propagación del virus, en el pasado 2014. En ese país, que junto con Liberia fue el más afectado, perdieron la vida cerca de cuatro mil personas. Casi la mitad del total de los afectados de una epidemia que comenzó en diciembre de 2013 y alarmó a medio mundo.
Erison Turay, de 24 años, podría ser sólo un nombre más en la lista de los finados. Enfermó a mediados de 2014, en un momento en el que el caos total asolaba el país y con una situación trágica en su casa, pues todos su familiares estaban infectados.
No había ambulancias ni gente que los ayudaran por lo que Erison transportó, una a una, a toda su familia en su moto al hospital más cercano. Mientras pasaba los días con el tratamiento de choque creyó que no escaparía y que su fin estaba cerca. Pero, afortunadamente, se equivocó.
No corrió la misma suerte su familia. El Ébola segó la vida de 38 familiares y sólo su madre y quince sobrinos sobrevivieron. En un vídeo-reportaje del New York Times, Erison relató con amargura este periodo de horror. «Algunos murieron en junio, julio… Poco a poco perdía la esperanza, me estaba quedando solo», confesó.
De aspirante a periodista a fundador de un club
Antes de que el Ébola le robara casi toda su familia y le cambiara la vida, Erison Turay tenía el sueño de ser periodista radiofónico. Cuando se recuperó, sabía que difícilmente podría cumplir esa aspiración e inició una viaje personal en busca de un nuevo rumbo. En ese viaje encontró el fútbol. Así lo cuenta Nadia Wauquier, voluntaria francesa que conoció a Erison, en un reportaje de BBC World: «El quería hacer algo productivo para ocupar el enorme tiempo libre que tenía ahora y le pregunté que era lo que más le gustaba hacer, y me respondió que jugar al fútbol».
Surgió, entonces, la idea de crear un equipo. No sólo para entretener a la población local, sino que más bien bien para luchar contra la discriminación que sufren los que estuvieron infectados en la epidemia. Nació así el Kenema Ebola Survivors FC, equipo abierto para quien lo había perdido todo a causa de este virus. Actualmente tiene inscrito ya 137 personas, tanto hombres como mujeres.
El día de su nacimiento el club debutó con dos partidos, uno masculino y uno femenino. Los rivales serían equipos formadas por los voluntarios extranjeros llegados a Sierra Leona para luchar contra el virus. Se iniciaba así un vínculo para todos esos supervivientes que comenzaban a pasar página. «Cuando estamos jugando al fútbol olvidamos el pasado. Estamos felices, como si estuviésemos en el cielo» afirma Edison Turay en el vídeo-reportaje.
Kenema Ebola Survivors, puente para reconstruir un país
El Kenema Ebola Survivors FC tiene un claro objetivo, el favorecer la reintregración de los jóvenes supervivientes en la comunidad, promoviendo la unión a través del deporte más importante de África. Es decir, utilizar el fútbol como puente de reconstrucción de un país. El Ébola se llevó miles de vida, y eso creó un claro recelo que el club debe combatir reduciendo así el miedo y el estigma social.
Este club es un proyecto que comienza a ganar protagonismo y a recibir apoyos fundamentales. Recientemente fueron donados varios lotes de balones, silbatos y guantes de portero. En el primer partido contra los voluntarios, el Kenema Ebola Survivors usó una equipación alternativa de la selección de Ghana que donó un negocio local. Pero el creciente numero de asociados está sirviendo para que poco a poco se pueda crear material propio.
De hecho, en el pasado mes de abril, el Kenema Ebola Survivors FC fue inscrito en Federación de Fútbol de Kenema (federación regional dependiente de la Federación de Sierra Leona). Un paso importante en el desarrollo del club y de su servicio a la comunidad basada en transmitir esperanza a decenas de personas que lo han perdido todo.