Hablar del Espanyol, Javier Aguirre y Sergio García se ha convertido casi en lo mismo. Un tridente formado por un club centenario, un entrenador mexicano y un jugador que quiere colgar las botas en el equipo catalán. La perfecta simbiosis que se hace realidad desde la pasada temporada, cuando la convivencia entre los tres se hizo factible.
Pero… ¿es convivencia o dependencia? La pregunta estrella. ¿Tiene el Espanyol plantilla suficiente como para entrar la temporada que viene en Europa? Desde el propio club, a efectos oficiales, dicen que sí. Han pedido la licencia necesaria a la UEFA para que ello se llevara a cabo si el equipo acabara la temporada entre los siete primeros clasificados, algo bastante difícil y cuya situación comparte en la actualidad con Valencia y Levante. Que, por cierto, uno de esos rivales directos, el Valencia, cuenta con una plantilla superior y, si seguimos la lógica, tendría más posibilidades de jugar competición europea. Las comparaciones son odiosas, pero, queridos amigos, inevitables.
Volviendo a la pregunta anterior, en el Espanyol qué se está dando, ¿convivencia o dependencia? Javier Aguirre y Sergio García son los bastiones principales del equipo: uno en el banquillo, como entrenador, otro en el terreno de juego. ¿Y si les faltara alguno de los dos de aquí a unos meses? ¿Y si finalmente se clasificara para la Europa League el equipo y no estuvieran ninguno de ellos en el plantel periquito? No se extrañen, para nada. No son preguntas porque sí. Son preguntas con fundamento. Verán, Aguirre ni confirma ni desmiente su renovación en el club blanquiazul, y mucho menos lo hace Joan Collet, el presidente. Y para colmo, dirán los periquitos, tampoco se pronuncian respecto a Sergio García, ni el club ni el propio jugador. ¿A qué juegan? ¿Qué esperan? Preguntas que llevan a más preguntas.
Comencemos por el guía del equipo, Javier Aguirre. Al mexicano se le contrató para asegurar la permanencia del equipo, algo que consiguió con creces. Además de haber cumplido su objetivo, en la actualidad consigue que los blanquiazules sigan escalando puestos, manteniéndose siempre entre los diez primeros puestos de la Liga BBVA desde que comenzara el pasado mes de agosto. Cómo no, una nueva pregunta: ¿se le puede exigir más? Algunos dicen que sí, que por eso precisamente no se afirma si su renovación será un hecho o no, porque la exigencia pasa por jugar competiciones europeas. Ya se sabe: el dinero llama al dinero, y la ambición a lo mismo. Se marca el objetivo más elemental que todo equipo tiene cuando disputa una categoría y cuando se consigue siempre se quiere más, tal vez sin visionar lo más objetivamente posible las posibilidades reales. Unas posibilidades que hacen que se conviertan en juego su propia plantilla.
Esta plantilla de la que hablamos tiene una figura principal: Sergio García. Este jugador que sabe buscar huecos, crea sus propias ocasiones de gol y las materializa en un porcentaje muy alto, se ha convertido en primordial y esencial para el equipo, tras cumplir 100 partidos de liga con la elástica del Espanyol. A pesar de ello, tampoco se confirma su permanencia, aunque el deseo del jugador sea continuar. Según adelanta el rotativo Daily Star, el Everton estaría muy interesado en él, y al Espanyol no le vendrían nada mal los más de 3 millones de euros que el club inglés llegaría a abonar por el jugador, siempre desde la visión del Daily Star. Pero volvemos a lo mismo: el dinero llama al dinero. ¿Y la calidad? «Más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer», dirán los más viejos espanyolistas en una adaptación del conocido refrán. El Espanyol tiene una plantilla que compite a un buen nivel, pero sin Sergio García, sin su definición ante la portería rival, tal vez todo lo demás cayera en picado, como lo haría un castillo de naipes al quitar uno de sus elementos. O dos, en este caso, contando a Javier Aguirre.
Un nuevo nombre que suena bien fuerte y que puede materializarse si finalmente Sergio García decide abandonar el club es el de Javi Guerra. El jugador del Valladolid, equipo del que es su máximo goleador, llegaría al club espanyolista para cumplir los deseos de jugar Liga, Europa League y Copa del Rey con un marcador siempre a favor, y con ventaja. El malagueño, que tiene ya 32 años, marca casi la mitad de los goles que hace su equipo al completo, y es un problema para cualquier defensa que se le ponga por delante. Pero hay un problema: el Cardiff City también apuesta por él, por lo que el Espanyol tendría que tener muy bien atadas sus piezas en el caso de que García saliera para poder hacerse con Guerra en su once, ya que de lo contrario podría quedar huérfano de gol.
En resumen, el Espanyol ha ganado en calidad, en rendimiento, en resultados, pero no se queda conforme ni convencido. Un Espanyol que tendría que poner los pies en el suelo, como ha hecho hasta la temporada pasada, y marcarse límites a corto plazo y muy reales. Poquito a poco se hace camino al andar, como bien ha enseñado Aguirre a sus pupilos y a su afición desde que llegó. La ambición puede dar buenos resultados, pero puede convertirse también en un arma de doble filo, y es que como los dé malos pueden ser los peores posibles.