Hay futbolistas de primer nivel que tienen un hermano con el que comparten profesión y estos pese a que no llegan al espectacular rendimiento de su pariente están dentro de los llamados profesionales ‘correctos’. Ejemplos de futbolistas que están un escalón por debajo de sus hermanos pueden ser Parfait Mandanda (Charleroi), Juanmi Callejón (Bolívar) o Jordan Lukaku (Oostende). Sin embargo, hay hermanos de futbolistas que se empeñan a seguir los pasos de su familiar más por empeño personal que por cualidades. Es el caso de David Eto’o y Digão.
David Pierre Eto’o y Rodrigo Izecson dos Santos, ‘Digão’ son los hermanos pequeños de dos futbolistas de clase mundial como Samuel Eto’o y Kaká pero su única similitud entre ellos es algún que otro parecido físico y el compartir el mismo apellido, porque futbolísticamente distan de manera exacerbada. Estos jugadores han tenido carreras de los más animadas pasando por varios equipos en los que nunca pudieron hacerse un hueco.
David Eto’o daba sus primeros puntapiés en la Kadji Sports Academy de Duala (Camerún) cuando de la mano de su hermano Samuel aterrizó en el Mallorca. Contaba con apenas dieciséis años cuando se le firma para las categorías inferiores bermellonas con el objetivo de confirmar si los piropos de su hermano mayor eran ciertos y estaban ante otro delantero de gran calidad. Tras el primer año en las filas mallorquinistas, se ve que los técnicos del club balear no quedaron muy satisfechos con el ‘otro Eto’o’ y lo cedieron primero al Ciudad de Murcia, donde llegó a disputar un partido en Segunda División, y luego al Yverson suizo. Tras esas dos cesiones, David rescinde su contrato con el Mallorca y comienza un periplo de lo más accidentado llegando a pasar en tres años por varios equipos sin asentarse en ninguno. Comienza esa etapa en el Sedan francés donde tras unos meses vuelve a tierras helvéticas con el Meyrin y de ahí regresa a España para convertirse en ‘el fichaje mediático’ de la Ponferradina en el debut del cuadro leonés en Segunda.
Su vuelta a tierras españolas no tuvo el éxito que esperaban ni el propio David ni el club berciano, por lo que el camerunés tuvo que preparar las maletas de nuevo rumbo a Francia para enrolarse en el Créteil. Tampoco encontró acomodo allí y semanas más tarde firmaría por el Metalurh Donetsk, el equipo donde viviría su mejor etapa como profesional. Jugar en la primera categoría de una liga prometedora como la ucraniana, siendo habitual en los onces durante su estancia de cinco meses en los que llegó a disputar quince partidos y anotar dos goles, parecía que abría por fin la senda de ser un futbolista reconocido. Pero su ambición truncó esa senda. Tras su aceptable periplo por Ucrania quiso saltar a un equipo más reconocido y firmo por el Aris de Tesalónica, equipo donde no gozó de oportunidades y acabó prestado a otro equipo griego, el Ilisiakos.
Visto los avatares del destino prefirió empezar de nuevo y volvió al fútbol español. Creyó que a la tercera iba la vencida y más si defendía los colores de un equipo modesto como el Reus de Tercera División, pero el resultado, de nuevo fue infructuoso con sanción del club tarraconense por demora al incorporarse tras navidades, incluido. El hermano pequeño del jugador del Chelsea, rescindió con los rojinegros el año que le quedaba de contrato y escarceó con el Kadji y el Koper esloveno antes de retirarse definitivamente en 2011 con tan sólo 24 años y una trayectoria de más de diez equipos.
Por otra parte está Digão, con el que las comparaciones con su hermano Kaká son odiosas básicamente porque tienen demarcaciones distintas. Si el ex madridista es un jugador ofensivo su hermano pequeño desarrolla su carrera futbolística como defensor. Definido por los analistas como un central elegante y de toque, Digão estaba en los juveniles del São Paulo cuando de la mano de su hermano recaló en el Milan vía Sampdoria. Rápidamente los técnicos milanistas buscaron un equipo en el que el zaguero se fogueara y cogiera experiencia, y recaló en el Rimini de la Serie B. En el conjunto del Adriático pese a sus actuaciones esporádicas no desentonó y demostró que podía dar un paso más en su carrera y desde las oficinas ‘rossonere’ buscaron cederlo a un equipo de mayor enjundia para el progreso del joven brasileño.
Así Digão llega a uno de los históricos del fútbol belga, el Standard de Lieja, con la intención de hacerse un hueco, pero he de aquí que sólo logra disputar un partido en toda la temporada que estuvo cedido. Este traspiés supone un retroceso en su carrera del cual no supo reponerse. El Milan quiso colocarlo a préstamo en el Friburgo alemán pero tras realizar la pretemporada con ellos, los técnicos del conjunto germano declinaron su inclusión en el equipo, por lo que hubo que recurrir a un plan B, y el brasileño recaló cedido en el Lecce finalmente. Los salentini acababan de descender de la Seria A y buscaban retornar de manera inmediata por lo que todo refuerzo era bienvenido. Pero ni con esa premisa, Digão tuvo oportunidades y en enero se fue cedido a otro conjunto de la segunda categoría italiana, el Crotone.
La temporada siguiente el zaguero se preparó para su enésima cesión y esta vez fue a parar al Penafiel. Los rubronegros estaban encuadrados en la segunda categoría del fútbol portugués por lo que se presuponía un buen destino para que Digão tuviera minutos, y así fue, de los treinta partidos ligueros, el de Brasilia disputó once encuentros, tres de ellos como titular, en busca de la redención. Pero en vez de llegar la redención lo que sí llegó fue el fin de su relación con el Milan donde ya no estaba su hermano para ser su principal valedor. Entonces vino una travesía por el desierto que terminó tras casi un año en forma de un contrato con el New York Red Bulls de la Major League Soccer. Tras una temporada en la que no llegó a disputar ni un solo minuto oficial, el pasado mes de julio Digão ponía fin a su periplo a su aventura estadounidense y dejaba en ‘stand by’ su carrera como futbolista.
Dos historias parecidas con denominadores comunes. Hermanos de futbolistas que quisieron tener su oportunidad en el deporte que engrandeció a sus parientes. Ni el camerunés ni el brasileño han podido tener una carrera estable pero si hay algo que les es loable, es su empeño por intentar hacerse un hueco en el mundo del fútbol a base de esfuerzo y no tirar la toalla.