Tras la contundente derrota en la Europa League ante el Sevilla, el Oporto vio cortado su única vía de escape de la temporada. Sin ninguna opción de conquistar la Liga, el conjunto de la ribera del Duero parece haber firmado su peor temporada desde que Pinto da Costa está al mando de la gestión del club portista.
En los últimos veinte años hay que remontarse a la temporada 2009/2010 para ver al conjunto blanquiazul no pelear por un título de la liga portuguesa. En esa campaña el Benfica de Jorge Jesús y el Sporting de Braga de Domingos tuvieron una lucha encarnizada para conseguir el campeonato doméstico que al final terminó cayendo del lado encarnado. Sin embargo esa temporada no fue considerada tan nefasta para los aficionados portistas puesto que en los mentideros que rodean al Do Dragão se consideraba que el conjunto había luchado hasta el final y había dado lo mejor de sí. No como en la campaña actual.
El problema de esta temporada es la manera en la que los ‘dragões’ han perdido sus opciones de ‘campeonar’, y la forma en la que se comportó el equipo en la adversidad. El fracaso portista se asienta en tres puntos: Primero, mantener a un entrenador al que le venía grande el cargo y que debilitó el plantel. Segundo, un rendimiento inferior al esperado de jugadores claves como Jackson Martínez o Silvestre Varela en menor medida y Licá en mayor medida. El exjugador del Estoril ha sido sin duda la gran decepción de la temporada, ya que, pese a que ha tenido muchas oportunidades, no ha estado nunca a la altura. Tercero y último, el poco aprovechamiento de los jugadores de la cantera, puesto a que no se ha dado la posibilidad de disputar minutos a jugadores como Mikel o Ricardo, piezas muy válidas para este final de temporada (de hecho se echaba en falta en el partido ante el Sevilla a Mikel, ya asimilado en el primer equipo).
Todo esto puede hacer pensar que el Oporto tenía un plantel débil y desequilibrado, lo que no corresponde a la realidad. La plantilla con la que el cuadro portista comenzó este curso era fuerte, sin ser perfecta. Sin embargo, los errores y reveses que ha sufrido a lo largo de los meses ha provocado el debilitamiento de los dragones hasta conllevar en el mal momento actual.
En definitiva, en la ciudad del Duero no cabe pensar que esto sólo fue un ‘año malo’, como algunos otros que tuvieron a lo largo de estas últimas décadas. Habrá que escoger con criterio, primeramente quién será el sucesor de Pinto da Costa y apartar todos los pretendientes maliciosos del camino. Habrá que firmar un buen entrenador e huir de ‘apaga fuegos’ como Fernando Santos o Luís Castro, que no será suficiente para lidiar con el mejor Benfica del siglo XXI y el buen hacer de Leonardo Jardim. Existe la noción de que se atesora mucho talento en el equipo blanquiazul y de que se puede volver a formar un club campeón como el de Mourinho o el de Villas-Boas. Así, se podrá olvidar la imagen de este año donde el Sporting aprendió a ser el Oporto y el Oporto aprendió a ser el Sporting.