Son varios los ejemplos que existen en el fútbol actual de hombres que, por deseo propio (afición al deporte rey), o como modo de enriquecerse un poco más, deciden invertir en algún club y convertirse así en el principal responsable de que lleguen nuevos y grandes fichajes a la entidad sobre la que toma control (o al menos cierta parte de él). Como ejemplos, podemos citar a Mansour Bin Zayed, miembro de la familia real de Emiratos Árabes Unidos y actual dueño del Manchester City, equipo al que ha convertido en un grande de la Premier sobre todo a golpe de talonario.
En España, el representante más conocido de esta casta es Abdullah Al Thani, propietario del Málaga, quién también está poniendo todo su empeño en llevar a lo máximo al equipo andaluz tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, dentro de poco probablemente habrá otro ‘magnate’ dentro de la Liga BBVA. Me refiero a Peter Lim, quién casi seguramente se convertirá en el dueño del Valencia.
Este empresario singapurense se ha presentado como la opción más factible para que el club ché liquide sus deudas. Hay que recordar que el Valencia tiene deudas sobre todo con los bancos (primero Bancaja, luego Bankia) y que el hecho de no pagarlas a tiempo hizo intervenir a la Generalitat Valenciana en calidad de avalista (que afrontó parte del pago con dinero público).
Así las cosas, la Fundación Valencia CF, por ahora máximo accionista de la entidad, empezó una reestructuración y se colocó a Amadeo Salvo como presidente. De la mano de este último se hace saber el interés de Peter Lim en comprar el 70% de las acciones del club valenciano. Con todo a su favor, a Lim sólo le falta que en la reunión que se producirá mañana los miembros de la Fundación voten favorablemente por su propuesta.
Aún así, el magnate asiático ya ejerce como dueño del Valencia, hasta el punto de que ya ha empezado a traer a gente de su confianza (o recomendados) a Mestalla. Y digo lo de recomendados porque en la mayoría de las llegadas de las nuevas caras puede notarse la gestión de Jorge Mendes, conocido representante y amigo personal de Lim.
El portugués se ha hecho un hueco dentro del mundo futbolístico por representar a hombres como Mourinho, Cristiano Ronaldo o Falcao. Él es el principal responsable de que Lim designara a Nuno como nuevo entrenador del Valencia y que, por tanto, Pizzi fuera destituido (algo que no tomó demasiado bien el técnico argentino).
Como exportero, el portugués Nuno perteneció al equipo técnico de Jesualdo Ferreira en la labor de preparador de porteros durante su paso por el Málaga o el Panathinaikos. Su experiencia como entrenador en solitario se resume al Río Ave de Portugal, un equipo modesto del cual salta a un Valencia al que quieren volver a colocar en lo máximo.
De la mano de Mendes también se fichó en el pasado mercado invernal al argentino Otamendi. El defensa, por aquel entonces en el Oporto, no pudo recalar en el Valencia porque el club ché ya tenía el cupo de extracomunitarios completo. Se decidió entonces por ceder al jugador al Atlético Mineiro para que volviera en julio a tierras españolas.
Del mismo modo, André Gomes (primero) y Rodrigo (después) llegaron para reforzar la plantilla de Mestalla. Ambos, propiedad de Peter Lim y jugadores del Benfica, aterrizan en Valencia como cedidos, pero si se produce la compra de la entidad por parte del magnate singapurense pasarán a ser futbolistas del Valencia.
La única incorporación que parece no haber sido obra de la dupla Lim-Mendes es la de Rodrigo de Paul. El ex del Racing de Avellaneda llegó en la época de Pizzi (con un contrato de cinco temporadas) aunque no coincidió con él en los entrenamientos.
A pesar de ello, el argentino, junto con sus nuevos compañeros, forman parte de un nuevo Valencia que pretende dar confianza a jugadores jóvenes, futuras promesas que lleven al club al lugar que se merece. Este año, el objetivo europeo no pudo conseguirse: octavo en Liga y eliminado in extremis en las semifinales de la Europa League. Aún así, el papel representado por los ché no fue del todo malo. Quizá por eso Lim lo haya elegido, quizá por eso lo ve como el candidato perfecto para moldear a su antojo (haciendo caso de lo que de su asesor Jorge Mendes le aconseje) y así reconvertir en un grande, amparado siempre en el poder de su talonario.