Como delantero de impresionantes prestaciones, Guillermo Barros Schelotto ha dejado profunda huella en el fútbol argentino y sudamericano con una década de gloria entre Gimnasia y Esgrima La Plata, Boca Juniors, con el que logró dieciséis títulos, y el Columbus Crew de la Major League Soccer. Pero en el banquillo lleva tres temporadas, igualmente trascendentes y meritorias con Lanús de Buenos Aires. Y ahora ha dado un paso más en su ya rica historia al comenzar su trabajo con el balompié europeo, en concreto con el Palermo de la Serie A italiana, que inició este domingo con goleada ante Udinese.
El hermano mellizo de Gustavo Barros Schelotto (ex del Villarreal), con quien compartió equipo en Gimnasia y Boca y ahora lo hace como entrenador (de hecho el Palermo está dirigido conjuntamente por ambos), fue un icono de su país y de los clubes que defendió. Lo fue en el ‘lobo’ platense entre 1991 y 1997, llegando a pelear un par de campeonatos locales hasta la última jornada. Y muchísimo más en el Boca de Carlos Bianchi, donde formó una dupla explosiva con su antiguo rival de Estudiantes de La Plata, Martín Palermo, con goles por doquier y gloria sudamericana y mundial con dos Copas Intercontinentales. También fue una pesadilla para el clásico rival River Plate, al que le marcó tantos decisivos y tuvo recordadas actuaciones, ganándose el título de ídolo de la fervorosa hinchada ‘xeneize’. Y asimismo descolló en el exótico mercado estadounidense, cuando en 2007 fue fichado por el Columbus Crew y a fuerza de asistencias y una Copa MLS fue muy bien considerado por su afición. Tras volver a jugar gratis a Gimnasia y no poder evitar su descenso a Segunda División, en 2012 se convirtió con su arribo a Lanús en integrante de esta generación nueva de técnicos argentinos con poca experiencia pero prometedores, como Omar Asad, Diego Cagna, Matías Almeyda, Gabriel Milito o el mismo Martín Palermo. A pesar de su capacidad de mando y temperamento como futbolista, muchos dudaban de cómo sería su nuevo camino. Sin embargo, Guillermo sorprendió gratamente con un rendimiento sólido que hizo de Lanús otra vez un conjunto animador de campeonatos locales y que lo llevó bien en el plano internacional. En tres años con el “granate”, obtuvo tres subcampeonatos (Apertura 2013, Recopa Sudamericana 2014 y Copa Suruga Bank de 2014) y su mejor momento hasta hoy como entrenador al conquistar la Copa Sudamericana de 2013 tras derrotar al Ponte Preta brasileño.
A fines de noviembre de 2015, Guillermo anunció su salida de Lanús. “No es un tema económico, creemos que es el momento justo para irnos ahora”, dijo en una conferencia de prensa. Despedido con mucho cariño por su gente en su último partido ante precisamente Gimnasia de La Plata, estando en juego una plaza para la Copa Sudamericana 2016, plaza que finalmente consiguió. Tras esto, estuvo en los mentideros como posible candidato para entrenar a Boca Juniors y a Racing de Avellaneda. Especialmente sonoro fue el rumor en el club azul y oro, donde tantas veces se lo apuntó como futuro técnico por su carácter fuerte pero ganador; el candidato opositor en las elecciones del club, José Beraldi, había asegurado que si vencía lo presentaría al día siguiente como nuevo entrenador del conjunto boquense, pero al revalidar la presidencia Daniel Angelici, el técnico de entonces, Rodolfo Arruabarrena fue ratificado. Pero nadie sabía que ‘el Mellizo’ había sido contactado por el presidente del Palermo, Maurizio Zamparini, para intentar sacarlo de la incómoda posición en la tabla de la Serie A. “En diciembre hablé con Barros Schelotto y le presenté un proyecto para el 2016, pero teniendo en cuenta la situación del equipo lo volví a llamar y me dijo que estaba disponible”, contó el dirigente. Así, el hijo del otrora médico y presidente gimnasista Hugo Barros Schelotto vio al conjunto rosanero en la derrota 0-4 contra Genoa, fue presentado el lunes, dirigió su primer entrenamiento el martes y, aunque curiosamente no pudo debutar oficialmente por no estar aún habilitado, lo que se resolverá en las próximas horas, estuvo en el Renzo Barbera de traje y corbata y le dio suerte a su nuevo conjunto, que goleó cuatro a uno a Udinese, un triunfo que lo aleja por el momento de la zona de riesgo del descenso, ya que con 24 puntos aventaja en seis al equipo que marca el descenso, el Carpi.
Según las crónicas del encuentro, hubo varios cambios tácticos y estratégicos en el Palermo con respecto a lo que hacía desde el banquillo Davide Ballardini. Aunque no pudo sentarse allí, Guillermo le imprimió su sello con línea defensiva de cuatro en lugar de la de tres, un esquema 4-2-3-1, orden defensivo, juego de contraataque manejado por el talentoso ítaloargentino Franco “Mudo” Vázquez y el sueco Robin Quaison (una de las figuras del encuentro con un bonito gol y una asistencia), y la importante presencia del campeón mundial. Alberto Gilardino. El guardameta Sorrentino se lució con atajadas en momentos clave, y el lateral marroquí Lazaar, autor de un gol y solvente en la marca como en las proyecciones, fue otro destacado de los orientados por Gustavo Barros Schelotto, con una goleada que avizora un mejor porvenir para el equipo de la isla de Sicilia. Y para Guillermo Barros Schelotto, un histórico del fútbol que sin embargo es un recién llegado al exigente contexto europeo, donde tratará de pasar con nota este reto para continuar su gran trayectoria.