En algunas ocasiones cuando sale la figura de Luuk de Jong en un debate me encuentro con alguna opinión discordante. Esa opinión contraria, que por fortuna no está generalizada, tiende a menospreciar la labor del ariete neerlandés en su primer año en el Sevilla Fútbol Club.
La razón de ese menosprecio radica en que los registros goleadores no han sido tan notorios para la posición que desempeña: delantero centro. A falta de que termine la andadura del club hispalense en la UEFA Europa League, De Jong ha anotado un total de siete goles (seis en La Liga y uno en Copa del Rey) en 43 partidos.
Y es que un futbolista que llega para cubrir la bajo del que fuera goleador sevillista los últimos tres años, el franco-tunecino Wissam Ben Yedder, y que además lo hace con la vitola de máximo goleador de la Eredivisie, en la que logró 28 tantos con el PSV Eindhoven, lo normal es que levante unas altas expectativas y se le exija un determinado número de goles.
Por ello, el escueto número de goles de De Jong esta campaña, unido a que protagonizó actuaciones erráticas como el encuentro que perdió el Sevilla en el Camp Nou, para algunos es razón más que suficiente para calificar la temporada del holandés de fracaso.
Sin embargo, el fútbol es más que tener acierto de cara a la portería. Hay otros matices de juego a tener en cuenta y que aportan en el buen devenir del equipo. Asimismo, hay que remarcar que el nivel de la Eredivisie difiere mucho al que tiene La Liga y que salvo casos excepcionales como Ronaldo, Romario o Van Nistelrooy, un goleador que alcanza buenos registros en Países Bajos no suele hacerlo en destinos de mayor nivel futbolístico. De hecho, De Jong en sus experiencias en Alemania con el Borussia Mönchengladbach y en Inglaterra con el Newcastle no ha tenido los registros goleadores que cosechó en el Twente o en el PSV Eindhoven.
En este sentido, si ponemos la lupa en De Jong, vemos que es un jugador que se entrega en los partidos. Que intenta disputar todos los balones y que si hay que dar un paso atrás y ayudar en labores defensivas, no duda en hacerlo. Asimismo, el ariete neerlandés es un valor seguro en el juego aéreo, faceta en la que suele superar al resto de rivales, bajando balones al área que pueden llegar a ser el inicio de una jugada que desemboque en una ocasión de gol.
Y si esto fuera poco, la ya mencionada entrega de De Jong y su lucha constante por el balón o por estar desmarcado hace que éste sea un quebradero de cabeza para los defensores rivales. Tener al delantero sevillista en liza significa que uno o dos defensores rivales le sigan de cerca creándose así espacios en la zaga que pueden aprovechar los compañeros del holandés. Una situación que se ha visto frecuentemente a lo largo de la campaña.
En suma, estadísticas y registros goleadores aparte, De Jong ha realizado un trabajo soterrado muy encomiable sin el cual el Sevilla hubiera sufrido para lograr varios de los puntos que le han llevado este año a lograr la ansiada plaza de Liga de Campeones.