Stephen Gerrard apura sus últimos días en Merseyside y una de las máximas preocupaciones de en el equipo ‘red’ es quién cogerá el testigo del capitán cuando éste culmine su marcha al fútbol norteamericano. Un auténtico quebradero de cabeza para la dirección técnica del Liverpool que parece que se va mitigando.
El pasado 4 de febrero cayendo el Liverpool por 1-0 ante el Bolton Wanderers (1-2 para el Liverpool al final), en el replay de dieciseisasvos de la FA Cup, parecía evidente que Brendan Rodgers haría entrar al campo a Daniel Sturridge para sustituir a un Joe Allen con un pobre rendimiento a falta de veinte minutos para el pitido final. Steven Gerrard y Jordan Henderson ya estaban en el terreno de juego, concretramente en el mediocampo, y por otra parte Rodgers contaba con Alberto Moreno para jugar en banda izquierda y una terna formada por Raheem Sterling, Fabio Borini o Philippe Coutinho en la que cualquiera de ellos podría pasar a la derecha para así armar su esquema de 3-4-3. La entrada de Sturridge era un cambio lógico y continuista (y más buscando el empate) pero sorprendentemente, el técnico norirlandés apostó por un cambio más audaz y menos sutil.
Con el Bolton Wanderers encerrado en su propio campo y sin amenaza de ataque por los ‘trotters’ a la vista, Rodgers optó por dar entrada a Emre Can en el centro del campo, dejando sólo dos hombres atrás y empujando Henderson hacia la derecha variando su esquema al 2-4-1-3. Una probatura que responde a construir una maraña defensiva dos mediocentros apoyados por un enganche y de los dos carrileros largos que desarbole el juego del Bolton que con diez tras la expulsión de Neil Danns, apenas se atrevía a pasar al terreno de juego del Liverpool y se apuraba a defender el 1-0 que le daba el pase.
Después de haber formado una defensa impenetrable junto a Martin Skrtel y Mamadou Sakho, Emre Can ha demostrado ser un defensor capacitado para el nivel de la Premier League. En los catorce partidos en los que Can disputó todos los minutos, los ‘reds’ sólo encajaron nueve goles. Si bien es importante tener en cuenta que cuatro de esos nueve goles se dieron contra rivales de categoría, concretamente dos ante el Tottenham, y otros dos con el Chelsea en las semifinales de la Capital One Cup, y que sólo se dobló la rodilla una vez, en la vuelta de esa semifinal por culpa de un penalti que transformó Eden Hazard en la prórroga.
Can se complementa con Skrtel a la perfección a la hora de defender y a la hora de llevar el balón hace gala de una tranquilidad y seguridad admirable posesión. Se maneja bien con ambos pies de todo el cuadro ‘red’ es el más capacitado dar salida al balón desde la parte de atrás e iniciar el juego ofensivo. Sin embargo, el alemán posee algunas debilidades, como su juego aéreo (58,5 % de balones ganados) que deja mucho que desear. Sin embargo, su gran versatilidad cubre cualquier carencia. Puede jugar tanto en el centro del campo, como de lateral izquierdo o defensa central como se ha podido ver en sus últimas campañas en el Bayer Leverkusen, y no sería de extrañar que su futuro está más arriba de la zaga, en el mediocampo.
Justo cuando se concretó su fichaje por el Liverpool, Emre Can actuaba de mediocampista en el Leverkusen y nada hacía presagiar su retroceso a la zaga vistas las propias palabras de Rodgers en verano: «Emre tiene muchos de los atributos que buscamos: carisma en el terreno de juego y coraje de querer la pelota y hacer que las cosas sucedan (con respecto a juego ofensivo)».
¿Es un accidente que el futbolista nacido en Fráncfot terminara en la defensa, y más con los 27 millones de euros desembolsados por Dejan Lovren? Los hechos responden que sí. Pues el croata firmado del Southampton, perdió su puesto en el once de Liverpool después de liderar el ranking de errores que conllevan a ocasión de gol en la Premier League esta temporada (con seis), a pesar de disputar sólo diecisiete partidos. A priori, con Skrtel, Lovren, Sakho y Kolo Touré en sus filas, Rodgers no contemplaba que Can acabaría siendo titular en la zaga.
Pero como demostró en la victoria de la FA Cup ante el Bolton, Can también es un centrocampista eficiente. Tras encuentro alcanzó un promedio de 52 pases por partido con una tasa de éxito del 83,6 por ciento, estadística que hubiera sido mayor si no fuera por su deseo de buscar el pase de la muerte. Una faceta por la que Gerrard fue a menudo criticado pero que lo convirtió en el jugador especial que es.
Rodgers parecía saberlo, y pudo ver la ambición y la excelente visión de juego de Can cuando este sacó un balón perfecto para que Sterling hiciera el empate. Mientras el equipo se apresuraba a celebrar el gol con el internacional inglés, Henderson se volvió y corrió hacia el autor de la asistencia. El joven Emre ya gozaba del aprecio de los pesos pesados del cuadro ‘red’.
Tras el anuncio del Liverpool de no prorrogar el contrato de Gerrard y el consiguiente fichaje de éste por Los Angeles Galaxy, han sido muchos los futbolistas que han relacionados al club de Merseyside como posibles sustitutos de su capitán, la mayoría excesivamente caros. Eso por un lado. Por otro, el dúo el centro del campo de Henderson y Lucas Leiva no es una solución viable a largo plazo para un club que alberga la esperanza de jugar Liga de Campeones con regularidad, por lo que Emre Can se resalta como el candidato idóneo para coger el testigo de Gerrard. En la actualidad es una parte vital de una defensa formidable, pero su futuro pasaría por ser el motor del centro del campo de los ‘reds’, y Rodgers lo sabe.