Hace algunos días el fútbol femenino volvió a contar con minutos de televisión y con líneas en los medios, volvió a ser noticia. En esta ocasión, con un asunto que puede traer cola. Y es que cinco jugadoras de la selección estadounidense de fútbol femenino, en representación de todo el equipo, interpusieron una demanda contra su federación por discriminación salarial. En concreto, la acción fue llevada a cabo por Alex Morgan, Carli Lloyd, Megan Rapinoe, Becky Sauerbrunn y Hope Solo, auténticos pesos pesados dentro de la plantilla.
Las demandantes alegan, entre otros aspectos, lo siguiente: por jugar veinte partidos amistosos reciben la cantidad de 99.000 dólares, mientras que el equipo de fútbol masculino recibe, por ese mismo número de partidos, 263.320 dólares. Con esta cifra bastaría para dejar claro que existe una abismal diferencia salarial, pero podría sumarse otro ejemplo: si el equipo femenino juega algún partido adicional a esos veinte nombrados anteriormente, no tiene ningún tipo de pago extra, mientras que en el caso del conjunto masculino, éstos reciben entre 5.000 y 17.000 dólares. Ahí es nada.
¿Y qué dice la Federación estadounidense a todo esto? Aseguran que “estudiarán la demanda”, pero también exponen su “decepción” ante lo ocurrido, pues recuerdan que han sido “líderes mundiales” en apoyar al fútbol femenino. “US Soccer (siglas de la federación en inglés) seguirá siendo un defensor en el escenario del fútbol mundial para influir y desarrollar el fútbol femenino y evolucionar a un modelo de compensación de la FIFA”, afirmó la entidad en un comunicado, añadiendo además que están “comprometidos en la negociación de un nuevo convenio colectivo de trabajo (CBA) que se ocupe de la compensación con la Asociación de Jugadoras del Equipo Nacional de mujeres, y que comenzará a aplicarse cuando el CBA actual expire a finales de este año”.
A decir verdad, no se puede negar que Estados Unidos es uno de los países donde más desarrollado y mejor valorado está el fútbol femenino, y dentro de esos apoyos está el de la propia federación. Pero es algo que no puede quedarse sólo en las palabras, sino que los hechos tienen que llegar. Cabe resaltar además, que todo este trámite legal se le presenta a la federación norteamericana a las puertas de los próximos Juegos Olímpicos de Brasil, donde este equipo femenino es uno de los favoritos para revalidar la medalla de oro (mérito que ya obtuvo en las tres últimas ediciones), por lo que el organismo futbolístico deberá meditar bien su decisión si no quiere tener un gran incendio social antes, durante y después de esta competición.
Y hablando de palmarés, las jugadoras estadounidenses se proclamaron campeonas del último mundial (disputado en Canadá). ¿Cuál fue su premio? Dos millones de dólares. En cambio, el equipo masculino recibió nueve millones de dólares por su participación en el mundial de Brasil de 2014, donde fue eliminado en octavos de final. Otro dato que ejemplifica una situación que no debería repetirse más.
Por desgracia, hoy día, las mujeres siguen siendo discriminadas en el ámbito laboral. Desde la cantinela de ‘hay trabajos que no pueden hacer’, hasta tener minoría en cuanto a ocupar altos cargos (de dirección/responsabilidad) en las empresas, pasando por la ya comentada discriminación salarial. Quizá se trate de conceptos que están arraigados en nuestra cultura, quizá se siga pensando que ciertos trabajos no son ‘femeninos’ o que el lugar de una mujer es su casa, pero lo lógico y razonable sería pensar que el trabajo que realiza una persona debe estar remunerado en función al sueldo estipulado según convenio o según la normativa de la empresa, no por una cuestión de género. Si queremos que este mundo avance (y no solo tecnológicamente), sino en cuestión de derechos, de convivencia, de entendimiento, debemos dejar pensamientos anticuados guardados en un cajón, abrir las mentes y por supuesto criticar y denunciar situaciones injustas. Puede que nuestra protesta no sirva para nada o puede que, precisamente, ayude a abrir esas mentes y a cambiar situaciones. No sabemos si las jugadoras estadounidenses conseguirán lo que demandan, pero el hecho de plantarse y decir ‘basta’ es un paso a tener muy en cuenta. ¡Chapó por ellas!