La mayor parte de su carrera futbolística ha sido y es de éxito. Desde aquel prometedor inicio en el juvenil de Newell’s Old Boys y la sub 17 y sub 20 hasta sus tiempos en el mejor marco europeo y la selección absoluta, ha destacado enormemente por su firmeza en el centro de la defensa. Pero recientemente, Ezequiel Marcelo Garay González ha conquistado un título quizá más importante que los de la cancha con la bella historia de su paternidad, realzando aún más su gran presente.
Otro rosarino de nacimiento en octubre de 1986, surgió en 2003 ya como un importante nombre propio de la albiceleste sub 17 de Hugo Tocalli, primero en el Sudamericano de Bolivia que obtuvo en mayo y luego en el mundial de Finlandia, donde se colgó la medalla de bronce anotando dos goles, uno en la electrizante semifinal que Argentina le ganaba a la España de Cesc Fábregas y David Silva por dos a cero y que finalmente terminó 2-3 en alargue, y en el que compartió el once con jugadores de renombre como Oscar Ustari, Fernando Gago, Lucas Biglia o Nahuel Guzmán.
Se debut en la Primera División con Newell’s llegó un año más tarde, en diciembre de 2004, cuando proveniente de la cantera fue puesto por Américo Rubén Gallego, campeón del mundo en 1978 y entonces su entrenador, en la penúltima jornada del Torneo Apertura que se saldó con victoria por dos a cero sobre Gimnasia y Esgrima La Plata, un triunfo vital para el equipo rojinegro ya que lo impulsó a su primer campeonato, que conseguiría una semana después. Ya en 2005 se afirmó en el conjunto titular, marcó su primer gol nada menos que para ganarle el superclásico rosarino a Central y volvió a destacarse con las inferiores argentinas, ahora en la sub 20 junto a un par de promesas llamadas Lionel Messi y Sergio Agüero. Con sus futuros compañeros de selección absoluta fue tercero en el clasificatorio de Colombia, donde firmó el gol del empate a uno ante el anfitrión que los clasificó al mundial de Holanda, en el que pese a ser suplente pudo jugar la final ante Nigeria gracias a que el titular Gustavo Cabral fue suspendido por acumulación de amonestaciones, y así conquistó en dos años su tercer trofeo y segundo internacional. Buenas actuaciones que sirvieron para que el Boca Juniors de Mauricio Macri se fijara en él y adquiriera el cincuenta por ciento de su pase y el de su compañero de club Fernando Belluschi en alrededor de dos millones de dólares. Entonces parecía que su destino era con el poderoso azul y oro, pero en un movimiento poco claro, el polémico presidente de Newell’s, Eduardo López, terminó transfiriéndolo al Racing de Santander, al que llegó a inicios de 2006.
Rápidamente Garay se acomodó en su primera excursión europea, marcando en la temporada 2006/07 diez goles en 31 partidos y siendo el defensa más goleador del continente por entonces; entre ellos le marcó dos de penalti al Real Madrid en el triunfo racinguista por 2-1. Pero en marzo de 2007, una complicada lesión en su pierna derecha sufrida ante el Getafe en la vuelta de semifinales de la Copa del Rey lo privó de terminar la temporada con el Racing y con la selección de Alfio Basile, que lo había convocado para una gira por Europa y lo tenía en cuenta para la Copa América. Tras su recuperación se puso por primera vez la camiseta blanca y celeste absoluta, en agosto de ese año en un amistoso ante Noruega.
En mayo de 2008 se oficializaba su fichaje por el Real Madrid por diez millones de euros, y meses más tardes, en agosto, se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín como titular de la fantástica sub 23 de Sergio Batista, formando dupla en la zaga con Nicolás Pareja; sin embargo no sería fijo del combinado absoluto hasta la década siguiente. Con el Racing disputó una temporada más gracias a que el Real Madrid lo cedió, por lo que el debut con el cuadro merengue finalmente llegaría en julio de 2009. Un gran prestigio para el joven zaguero se avecinaba, pero no tuvo el espacio en el once al punto que en tres temporadas jugó apenas 31 encuentros, con un solo tanto en diciembre de 2009 al Valencia.
La segunda década del siglo XXI fue la del despegue para el ex de Newell’s. En 2011, tras alzar la Copa del Rey ante el Barcelona e integrar el plantel argentino en la Copa América en su país, pasó al Benfica por 5,5 millones de euros y aparte de jugar más y hacer goles, volvió a conquistar títulos: la Liga de Portugal en 2014, la Copa de la Liga en 2012 y 2014 y la Copa lusitana el año pasado. Y fue llamado en más ocasiones para Argentina, especialmente a partir de la llegada de Alejandro Sabella, que le dio la confianza de adueñarse de la zaga central del equipo, un puesto muy discutido y donde habían pasado muchos nombres sin terminar de afirmarse. Así se consolidó junto a Federico Fernández como dupla titular y llegó al mundial de Brasil, su primera Copa del Mundo, donde disputó los siete encuentros hasta el subcampeonato y marcó uno de los tiros desde el punto de penalti en la semifinal ante Holanda. Terminado el certamen, Garay fue contratado por el Zenit San Petersburgo por quince millones de euros, y con el equipo ruso consiguió otro título para su palmarés al ganar la liga de ese país, siendo incluido en el equipo ideal del año y un inamovible en la formación esta temporada. Por supuesto que por esa gran forma continuó como referente de la selección albiceleste, logrando su segundo subcampeonato consecutivo al caer ante Chile en la Copa América trasandina.
Pero su triunfo quizá más notorio fue el de la vida. Casado desde junio de 2012 con la española Tamara Gorro, intentó ser padre durante casi tres años y no lo consiguió ya que ella tenía un problema de fertilidad. Luego de una larga lucha legal, el pasado abril ambos anunciaron que iban a tener un bebé por el método de gestación subrogada, es decir, mediante vientre de alquiler. En octubre se adelantó el parto y nació Shaila, la hija tan esperada por la pareja. Fue por eso que el central fue liberado para el segundo compromiso de Argentina de la fase de clasificiación mundialista ante Paraguay y viajó rápidamente a Utah, Estados Unidos, lugar del nacimiento, para estar con Tamara y conocer a la niña. Entonces Ezequiel escribió en su cuenta de Instagram un emotivo mensaje: «Ya estamos juntos, mi vida. Después de tantos años buscándote por fin te encontré. Te amo para siempre». Verdaderamente, y aunque en su trayectoria hizo pocos goles, el esperado acontecimiento de su paternidad fue otro gol que agrandó aún más su ya exitosa historia.