Automáticamente cuando sale a relucir en cualquier conversación el Cagliari Calcio, aparece inmediatamente el nombre de Luigi ‘Gigi’ Riva. Denominado por muchos ‘rey de Cerdeña’ y considerado uno de los mejores delanteros de la historia de Italia, Riva fue fiel al equipo sardo durante catorce años y consiguió llevarlo a alcanzar la gloria.
Nacido en un bello y pequeño pueblo de la Lombardía, Gigi Riva comenzó su andadura futbolística en el modesto Legnano donde con dieciocho demostró una determinación sin igual y rápidamente, en 1963, fue fichado por un Cagliari que un año antes había ascendido a la Serie B. Ya en su primera temporada en el equipo sardo el jovencísimo Riva formó una buena asociación con Danilo Torriglia que fructificó en dieciséis goles (ocho goles cada uno) que serían vitales para lograr la segunda plaza y el ascenso a la Serie A por primera vez en su historia.
La marcha de Torriglia al Livorno dejaba a Riva como único referente ofensivo del Cagliari, pero este ni el equipo acusó ‘la novatada’ y en su debut en la élite del Calcio, el atacante lombardo fue el máximo goleador, con nueve tantos, del club que con su décimo primer puesto se aseguraba seguir un año más en la Serie A y con su buena temporada en la Coppa d’Italia (cuartos de final) daba un aviso a navegantes. La temporada siguiente fue más o menos similar para Riva y el Cagliari al volver a ser el máximo goleador del equipo y estar toda la temporada en la zona media de la tabla, con la única salvedad que el ‘Rombo di Tuono’ (rugido de trueno) como bautizó el periodista Gianni Brera a Riva, se asentaba en una selección italiana en la que había debutado con tan solo veinte años, justo al finalizar la campaña anterior.
El curso siguiente, el 66/67, Riva, bien acompañado de Boninsegna (que posteriormente se convertiría en una institución en el Inter) y el brasileño Nené (el otro gran referente del Cagliari de esa época), superaría barreras al quedar un gran sexto puesto y al conseguir Gigi ser ‘cappocannoniere’ (máximo goleador de la Serie A) con dieciocho tantos. Y el ascenso tanto de Riva como del Cagliari fue a más. En 1968 Riva se coronó campeón con la selección italiana de la Eurocopa de ese año donde marcaría el primero de los dos goles del partido de desempate de la final (Italia 2-1 Yugoslavia) y seria ‘alineado’ en el once del torneo; y al año siguiente, Riva (de nuevo máximo goleador liguero) llevaría al Cagliari a lograr una segunda plaza, que abría al conjunto sardo por primera vez las puertas de Europa al clasificarse para la antigua Copa de Ferias, y a ser finalista de la Copa de Italia.
Pero si por aquel entonces alguien pensaba que Gigi Riva y su Cagliari habían llegado a tocar techo se equivocaron de lleno por culpa de la campaña 69/70, probablemente la mejor temporada en la carrera futbolística del atacante lombardo. Dejando aparte la Copa de Ferias, donde el cuadro ‘rossoblù’ hizo un discreto papel al caer en dieciseisavos ante el Carl Zeiss Jena de la RDA, en la liga italiana se comportó como un ciclón. Riva con sus 21 goles (‘cappocannoniere’ por tercera vez) llevó en volandas al equipo sardo que en la jornada 28 (dos jornadas antes de finalizar la temporada) venció por 2-0 al Bari (con un gol de Gigi) y aprovechó el traspié de la Juventos en campo de la Lazio, para proclamarse campeón de la única liga que posee en sus vitrinas. La locura se desató en la isla de Cerdeña y pese a que el entrenador del Cagliari, Manilo Scopigno, y otras figuras como el portero Albertosi, Nené ‘il capitano’ Cera o Domenghini tuvieron un rol importante en el título, la afición señalaba a Riva, ‘rey de Cerdeña’, como verdadero artífice.
Gigi Riva había triunfado con el Cagliari, y ahora los italianos esperaban que lo hiciera con Italia en el Mundial de México 70 al que acudía hasta con cinco compañeros de equipo como Albertosi, Domenghini, Gori, Niccolai o Cera. Riva era la pieza central de una delantera de ensueño formada por Domenghini, Boninsegna (ya en el Inter) y el gran Sandro Mazzola. Pese a ese gran calado ofensivo el combinado italiano pasó a cuartos de la manera más discreta posible al anotar tan solo un gol (Domenghini) en toda la fase de grupos en la victoria por uno a cero ante Suecia que unido a los empates a cero ante Uruguay e Israel daría a la ‘squadra azzurra’ el liderato del grupo y la clasificación. Pero llegó la fase final e Italia se desperezó y comenzó a jugar y venció con comodidad en cuartos a la anfitriona México por 4-1, donde Gigi marcaría dos de esos cuatro goles. En semifinales esperaba una poderosa Alemania que tenía en Beckenbauer, Gerd ‘Torpedo’ Müller y el milanista Schnellinger, por lo que se auguraba un encuentro de grandes dimensiones. Y lo fue, de hecho muchos aseguran que ese cruce es el mejor encuentro en la historia de los mundiales. Italia se adelantó pronto gracias a un tanto de Boninsegna y resistió las embestidas germanas hasta que en el minuto 90 Schnellinger forzó la prórroga. En el tiempo extrarreglamentario fue de locura y se marcaron cinco goles, donde uno de ellos tenía la firma de Riva, e Italia terminó imponiéndose por 4-3. Italia se plantaba en la finalísima del Azteca con la ilusión de ganar un mundial sin que la figura de Mussolini quede asociada, pero enfrente tuvo a la Brasil de Pelé, Jairzinho y Carlos Alberto que cercenó todas sus esperanzas.
Tan sólo contaba con 25 años y Riva tenía su nombre en el Olimpo calcístico al llevar al Cagliari a ganar la liga y a Italia a la final de un mundial, pero aún tenía cuerda para rato. La 70/71 fue la del estreno de Riva en la Copa de Europa y en su primer envite no defraudó, anotó dos goles en la victoria ante el Saint-Etiènne de Larqué por tres a cero y dejó encarrilada el pase a cuartos de final de la ‘orejona’. En esa siguiente ronda se cruzó con el Atlético de Madrid de Luis Aragonés, Irureta, Ufarte y compañía y el primer partido ante los colchoneros en el Sant’Elia el cuadro sardo lo resolvió favorablemente con un 2-1. Justo antes del encuentro de vuelta en el Manzanares, el infortunio llegó a Riva en un Austria-Italia donde una entrada del central Norbert Hof le mandó al hospital y le tuvo buena parte de la temporada lesionado. La baja de Gigi la acusó en demasía el Cagliari, en Madrid, el Atlético lo eliminó de Europa con un contundente 3-0, y en la liga los sardos acabaron en una discreta séptima posición.
La temporada siguiente, una vez superada su lesión, Gigi Riva volvió por sus fueros y anotó 21 goles lo que llevó al Cagliari a clasificarse para la Copa de la UEFA tras alcanzar la cuarta plaza. El nuevo periplo europeo del club sardo no duraría mucho pues caería a las primeras de cambio ante el Olympiakos griego. Este traspié evidenciaba para Riva una realidad que muchos murmuraban, con el cierre de mercado a extranjeros (de 1965 a 1980 no se pudo fichar futbolistas extranjeros, sólo oriundos y nacionalizados) el fútbol italiano se estaba estancando ya que sus estrellas como Rivera, Mazzola, Faccheti o el propio Riva, pasaban de la treintena y no parecía haber recambios a la vista, por lo que el futbolista lombardo alzó la voz en favor de la reapertura y que se garantizara «al menos un extranjero por equipo, para que aprendan los más jóvenes».
A partir de 1972, Riva bajó el pistón y sus aportaciones goleadoras bajaron una tercera parte algo que acusó el Cagliari logrando clasificaciones discretas en la Serie A, pese a eso, el ariete ‘rossoblù’ fue convocado para defender a Italia en Alemania 74. El papel de Gigi, al igual que el de Italia, fue decepcionante. La ‘azzurra’ se fue del mundial germano a las primeras de cambio y pudiendo ganar solamente a la débil Haiti y sin que Riva viera puerta.
A la vuelta de la cita mundialista, el Cagliari visto que su estrella no pasaba por buenos momentos, le propuso reducir la mitad de su contrato, algo que provocó un culebrón en Italia. Gigi se negó aceptar la proposición del club sardo, por lo que fue apartado del equipo y durante la pretemporada, mientras se entrenaba en solitario, recibió llamadas de Inter, Mila y Juve, especialmente del primero, pues el español Luis Suárez lo requería para su primer proyecto como entrenador. Finalmente Riva y el Cagliari llegaron a un acuerdo y el ‘rey de Cerdeña’ se quedaba en su isla.
A Gigi Riva le restarían dos campañas en la escuadra ‘rossoblú’. La primera tuvo una grave lesión que lo mantendría en el dique seco casi toda la temporada y en la segunda su recuperación no fue total y su faceta goleadora se redujo a sólo seis tantos algo que no ayudó mucho a un Cagliari que sin pólvora sólo ganaría cinco encuentros y quedaría colista. Tras el descenso a la Serie B, y a sabiendas que estaba lejos de su mejor forma, il ‘Rombo di Tuono’ decidió poner fin a su carrera como futbolista.
La marcha de Riva abriría una ominosa etapa en el Cagliari que llegaría a descender en los 80 a la Serie C y que hasta los 90 cuando con Dely Valdés y el belga Oliveira alcanzarían las semifinales de la UEFA no volvería la sonrisa a la afición sarda. En los últimos años, el Cagliari se ha convertido en un equipo que se pasea siempre por mitad de la tabla y que actualmente vive una situación delicada (pues ocupa posiciones de descenso) y que siempre tendrá como era dorada, la época en la que Riva vestía la elástica ‘rossoblù’. No en vano, retiraron el dorsal número 11, el dorsal que lucía el ‘rey de Cerdeña’.