La XVI edición de la AFC Asian Cup, o como se conoce en España, Copa de Asia, arranca hoy en Australia, en la primera ocasión en que este torneo sale del ámbito geográfico asiático para desarrollarse en el enorme país de Oceania que forma parte de la confederación asíatica desde el año 2006. La cita se desarrollará hasta en cinco estadios donde se suele combinar la práctica de rugby y el fútbol, ya que en las Antípodas no hay ningún recinto de magnitud que esté dedicado exclusivamente al ‘soccer’ como lo denominan allí.
La Copa de Asia tiene un sistema similare al que tiene la Eurocopa (antes de la ampliación que sufrirá en la próxima edición del 2016) con una fase de grupos de cuatro cuadros con cuatro equipos de los que se clasifican dos selecciones para cuartos de final. El 31 de enero en el Estadio Olímpico de Sydney, Asia tendrá un nuevo campeón y su representantes para la Confederaciones de Rusia 2017.
Grupo A
En este grupo se encuentra la anfitriona, Australia, una de las dos claras candidatas al título. Los ‘socceroos’ vuelven a estar dirigidos por Ange Postecoglu, que poco pudo hacer en Brasil 2014 ante rivales mucho más fuertes como España, Chile u Holanda, y mantienen casi el mismo bloque que la cita mundialista, a excepción de siete cambios (donde la entrada de Robbie Kruse es la más significativa). Por tanto los viejos rockeros como Tim Cahill, Mark Bresciano aportarán su granito de arena a un combinado que cuenta con un guardameta en alza como Matthew Ryan (posiblemente el mejor de la Jupiler Pro League), un ‘todocampista’ como Mile Jedinak y buenos mimbres en ataque como Tommy Oar o el anteriormente mencionado Kruse.
El principal rival de los ‘aussies’ será Corea del Sur, donde el exmadridista Uli Stielike sustituye a Myung-bo Hong al frente de este combinado. Los ‘Tigres’ tendrán como referencia ofensiva al jugador del Bayer Leverkusen Heung-min Son, tras la ausencia de la convocatoria de jugadores como Chu-young Park o Shin-wook Kim. Una Omán que dirige el francés Paul Le Guen y que capitanea el meta del Wigan, Ali Al Habsi, y una Kuwait donde la mitad de sus jugadores juega en el Qadsia de su liga doméstica, completan el grupo.
Grupo B
El grupo B es sin duda el más heterogéneo y no por la diferencia geográfica y socio-cultural de las selecciones que la forman, sino por las diferentes apuestas futbolísticas. Por un lado está Uzbekistán, la potencia futbolística de Asia Central que siempre en el último momento se le escapan sus opciones de asistir a un mundial. La escuela soviética deja huella en una selección donde ya no tiene una gran figura como sería Maxim Shatskikh (retirado de la selección el año pasado tras quince años defendiendo a los ‘Lobos blancos’) pero cuenta con un bloque disciplinado donde del mediocampo para arriba cuenta con sus mejores hombres: Djeparov, Kapadze y por supuesto Ahmedov. Por otro está una Arabia Saudí venida a menos que en los últimos años intenta, sin éxito, recuperar la gloria que tuvo en los años 90, para ello se ha encomendado al técnico rumano Cosmin Olaroiu que lleva bastante tiempo entrenando en Oriente Medio. Atención al extremo Yahya Al-Shehri, pues atesora mucha calidad en sus botas.
Y representando a la esfera comunista de Asia, en el grupo B están los combinados de China y Corea del Norte. El país más populoso del mundo cuenta con una selección que quiere que se plasme en ella la mejoría de su competición liguera gracias a la multimillonaria inversión de conglomerados empresariales chinos, por lo que esta cita será un baremo ideal para comprobarlo. Bajo la dirección del francés Alain Perrin, China cuenta con una media de edad joven (en torno a los 25 años) por lo que la cita australiana debe servir como una instructiva experiencia para un combinado en evolución. Mientras que la selección norcoreana es como el país que representa, hermética. Debido a que la mayoría de sus 23 jugadores convocados (a excepción de tres) desarrollan su carrera profesional en la liga local, este combinado es un auténtico interrogante, además de que sólo quedan el meta Myong-guk Ri y Jong-hyok Cha de aquel mundial de Sudáfrica. Tong-sop Jo que ha cosechado algún que otro éxito con las categoría inferiores de los ‘Caballos alados’ será el que dirija en esta cita a la República Popular de Corea.
Grupo C
Irán es el claro favorito para pasar a cuartos de final en este grupo, de hecho el pasar siendo segunda sería un tímido fracaso. Los iranios siguen estando dirigidos por Carlos Queiroz tras un buen mundial, donde tuvieron sus opciones de clasificarse para octavos y subieron jugar de tú a tú contra Argentina. De Brasil 2014 a Australia 2015 el expreparador del Real Madrid vuelve contar con los pesos pesados: Heydari, Nekounam, Masoud, Teymourian, Ghoochannejhad, Dejagah… En la portería seguirá Alireza Haghighi tras su buena actuación en Brasil que le llevó de la segunda lusa (Sporting de Covilhã) a la primera categoría del mismo país (Penafiel) y a la titularidad en la selección iraní.
Tres combinados árabes serán los rivales de los persas. Los Emiratos Árabes Unidos donde su seleccionador Mahdi Ali lleva un lustro apostando por un grupo de jugadores que a raíz de la convivencia parece que empieza a carburar satisfactoriamente visto su victoria en la última Copa del Golfo, pese a tener a gente algo díscola como el guardameta Majed Naser (que llegó a abofetear a Quique Sánchez Flores cuando era su entrenador en el Al Ahli). Dirigido por el argelino Djamel Belmadi y sorprendentemente sin un extranjero nacionalizado en sus filas (en clara referencia al argentino Sebastián Soria), Catar acude a esta Copa de Asia para seguir cogiendo ritmo de competición que le sirva para el gran evento futuro del 2020. De momento es una selección algo anárquica donde abusan de los balones largos en su juego y en la que hay mucho trabajo por hacer. Y por último, Baréin que está lejos de la proeza del 2005 que casi le lleva al mundial de Alemania (cayó en el playoff ante Trinidad y Tobago), pues a la bajada de calidad de sus jugadores, que mayoritariamente juegan en la modesta liga del estado insular, cuenta con inestabilidad en los banquillos (hasta cuatro técnicos en los dos últimos años).
Grupo D
Aquí se encuentra el otro gran candidato para alzarse con el título, la Japón de Javier Aguirre. Los vigente campeones y máximos dominadores históricos de este torneo, llegan a la cita australiana tras haber hecho una decepcionante Copa del Mundo donde los de Zaccheroni no pudieron cumplir con las expectativas previas que habían generado. Pese a que con el técnico mexicano se esperaba una revolución en la forma de jugar, pues el estilo del ‘Vasco’ es más directo que el que practica habitualmente Japón, sin embargo el combinado nipón sigue prefiriendo en tener la posesión de balón en busca de trenzar vistosas jugadas. Donde sí ha habido cambios ha sido en la gestión de la plantilla con respecto a la del pasado mundial, pues Aguirre no ha contado con jugadores que han caído en el ostracismo en Europa como Kakitani (apenas nueve encuentros en el Basilea), ha ‘jubilado’ a gente como Okubo o Inoha, y ha dado mayor protagonismo a gente como Endo u Okazaki. La buena noticia para los samurais azules es la gran mejoría de Maya Yoshida (un fijo en el medio campo) mientras que la mala nueva será el bajo estado de forma del meta Kawashima.
Jordania fue vapuleada en el ‘repechaje’ para Brasil 2014 por Uruguay, pero antes de eso en la clasificación de la zona asiática dejó muy buenas sensaciones. Para dar una vuelta de tuerca a eso, ha llegado el técnico inglés Ray Wilkins (asistente de Ancelotti en el Chelsea) y de momento está apostando por la gente joven como Raja’i Ayed o Ahmed Sariweh que le devuelven la llamada con empeño e ilusión. Irak, que ya dio la sorpresa en 2007 al alzarse con el título, vuelve a una Copa de Asia con un rejuvenecido plantel pues Hakeem Shaker y su sucesor en el cargo Radhi Shenaishil ha introducido paulatinamente a varios jugadores que llevaron a la selección mesopotámica a la cuarta plaza del último mundial sub 20, por lo que ese relevo generacional puede o bien ser una ventaja o bien un inconveniente. Y por último, pero no menos importante, la selección de Palestina, la única debutante de la Copa de Asia, que con sólo disputar esta competición, ya ha cumplido un sueño.