Hace no demasiado tiempo un rey era aquella persona que estaba por encima de todas. Su palabra era la que guiaba y obedecía todo su pueblo. Era el que imponía la ley porque él era la ley. Sin importar a quien pudiese afectar o si beneficiaba a muchas personas o no. Quizá la frase que mejor resumió esta labor durante, especialmente, el siglo XVIII fue aquella que rezaba: «todo para el pueblo pero sin el pueblo». Eso es exactamente lo que está haciendo el rey Levante en la Segunda División.
Si consideramos que el pueblo es la liga en sí, el equipo granota lo está dando todo por ella. Lidera la clasificación desde las primeras jornadas. Nadie le puede quitar ni un ápice de mérito al esfuerzo de los de Juan Ramón López Muñiz. Por eso podemos decir que lo está dando todo por la categoría (el pueblo) pero que desde luego lo hace por su propio bien, por su felicidad (sin el pueblo). Un estado de alegría que va en aumento conforme pasan los días. La afición del Ciudad de Valencia empieza a sacar la calculadora para saber cuándo podrán celebrar el ascenso. Miran en qué fecha podrán dejar de ser los reyes de Segunda para volver a Primera División. Quedan 39 puntos y su distancia con el tercero, el Cádiz, alcanza los 18 puntos. Además, le saca 25 al Huesca, séptimo. Con esa posición no podría jugar el play-off de ascenso. Pero parece imposible que eso suceda, incluso con una hecatombe de los de Muñiz, no parece viable que no estuviesen entre los seis mejores.
El rey de Segunda no pierde desde el 28 de enero, su regularidad esta temporada está siendo altísima. Funciona y ha funcionado a un ritmo diferente a los demás desde el principio. Sólo noviembre humanizó al líder, un punto de nueve posibles llevó a pensar que lo anterior sólo fue un gran arranque. Pero el Levante dejó claro que no era pasajero. Lo único que sí quieren que sea pasajero es su paso por la categoría de plata. Un año y no más.
Líder en 27 de las 29 jornadas del campeonato y el mejor líder de las segundas europeas, la fuerza de los de Muñiz se centra en saber trabajar como conjunto. Jason y Morales en las bandas le dan ritmo a un equipo que tiene como cerebro a José Campaña. El año pasado su entrenador ya lo dirigió en el Alcorcón y lo tuvo claro desde el inicio, lo quería en el Levante para darle muchos galones. Insa y Lerma le dan peso al centro del campo y atrás la experiencia de hombre como Toño García, Pedro López y sobre todo el peso y la jerarquía de un central como Sergio Postigo dan seguridad defensiva y peligro en ataque. Raúl Fernández bajo palos y arriba el gol del equipo, el pichichi de la categoría, Roger Martí. 18 dianas el año que por fin se puede asentar en su equipo. Tras varias cesiones entre Zaragoza y Valladolid, con dos lesiones de gravedad de por medio, se ha erigido en el goleador que se podía intuir desde hace años en el club. Y si falla él, Juan Muñoz y Víctor Casadesús son dos relevos de muchas garantías.
Es imposible olvidar la mano de su entrenador. Tan difícil de olvidar que cuesta muy poco reconocer que está muy bien trabajado. El Levante es una máquina perfecta con un único objetivo. Reinar en Segunda para recuperar la categoría que perdieron hace menos de un año. Las cuentas salen, no sabemos si será en abril o en mayo, pero nadie duda que el Ciudad de Valencia será pronto de Primera. Desde luego todo el fútbol español sabe que pronto la Liga 123 cambiará de rey porque su imperio se va a expandir a tierras mayores.