Como ya sabe cualquiera que entienda un poco de fútbol, Real Madrid y Barcelona son los dos grandes del fútbol español. Merengues y culés son los que más títulos de Liga acaparan (32 y 22 respectivamente), y los únicos clubes españoles que han alzado la Copa de Europa y además varias veces con diez títulos para madrileños y cuatro para barceloneses. No sólo son los equipos españoles con más presencias en competiciones europeas tienen, dejando muy atrás al siguiente equipo en la terna, el Atlético de Madrid, sino que lo son de todo el continente europeo.
Tanto es así que el Barcelona es el único equipo que ha estado siempre presente en una competición europea desde que estas se crearan en 1955, todo un hito que engrandece la historia blaugrana. Dos equipos seguían el ritmo del cuadro azulgrana pero en los 70 tuvieron un traspié que les privó de continuar haciendo historia, uno de ellos es el Lausana suizo, que pese a partir de los 80 desapareció prácticamente de las competiciones europeas, de 1955 a 1971 compaginó presencias en Copa de Europa, Recopa y fundamentalmente Copa de Ferias, hasta que una mala campaña en la 70/71 rompió la racha. El otro equipo es el Real Madrid.
El conjunto blanco seguía sin problemas acumulando temporadas en Europa desde que en 1955 debutara en Copa de Europa, competición que contó con su presencia quince años seguidos desde la 55/56 hasta la 69/70, siguiendo el ritmo del Barcelona, pero en 1977 se mascó la tragedia pues el conjunto blanco no se clasificaría para una competición europea por primera vez en su historia, algo que repetiría en 1996.
De esta manera, el Real Madrid pese a ser el equipo más laureado de Europa, es el segundo club europeo con más ediciones disputadas en torneos europeos con 58, tan sólo dos menos que su eterno rival, el Barcelona. Una espinita clavada que se hubiera haber evitado si dos campañas fatídicas hubieran terminado de otra manera.
La primera vez que el conjunto madridista se quedó en blanco fue en la temporada 76/77. En esa campaña el Real Madrid estaba comandado por el macedonio Miljan Miljanic, el entrenador elegido por Santiago Bernabéu para suplir a una institución como Miguel Muñoz (entrenador blanco durante 14 campañas seguidas), que dos campañas antes había llevado al club de La Castellana a ganar sendas ligas y una Copa del Rey. Esa temporada suponía un antes y un después (que quizá sería uno de las razones del batacazo posterior) pues el Real Madrid había perdido a dos líderes de vestuario tras la retirada de Grosso y Amancio a la que se le unía la importante baja de Günter Netzer que arribaba al Grasshopper de Zúrich para poner fin a su carrera. En el aspecto de fichajes no se había traído nadie hiciera olvidar el vacío que habían dejado Amancio y compañía pues el ‘fichaje estrella’ de ese año, el danés Henning Jensen (firmado del Mönchengladbach), dejó mucho que desear.
Tras la bajas, el alma y el carácter recaía ahora en Pirri que estaría bien escudado en el medio campo con el alemán Breitner y Del Bosque, los goles eran responsabilidad de Santillana y el hispano-argentino Roberto Martínez y, en la defensa comenzaba a despuntar un joven José Antonio Camacho. A priori estos elementos son suficientes para, como mínimo, clasificarse para la UEFA o hacer algo en la Copa del Rey, pero todo ‘salió rana’. En la Copa de Europa, el cuadro merengue decía adiós casi a las primeras de cambios tras besar la lona en octavos ante el Brujas de Raoul Lambert, en la reinstaurada Copa del Rey (en esa campaña retomó ese nombre) sí que cayeron a las primeras de cambio tras ser eliminados por el modesto Hércules, mientras que en la Liga, quedó en una novena plaza tras una dura pugna con hasta siete equipos por una plaza en la UEFA, plaza que se llevó la UD Las Palmas que le sacó dos puntos al Real Madrid.
La temporada siguiente, pese al descalabro, siguió Miljanic al frente del Real Madrid, hasta que una derrota ante el Salamanca en la primera jornada hizo que el macedonio presentara su dimisión. Su segundo, Luis Molowny, cogió el mando de una nave blanca remozada con la llegada del ilustre Juanito, la estrella del Las Palmas, el argentino Wolff y del alemán Stielike, y lo llevó a conquistar la liga iniciando la etapa del «Madrid de los García» cuyo mayor hito fue llegar a la final de la Copa de Europa de 1981.
La otra campaña en la que el Real Madrid se quedó fuera de Europa fue la 95/96, temporada que será recordada en la casa blanca por ser en la que dimitió Ramón Mendoza como presidente y dejó su puesto a Lorenzo Sanz y en la que un joven Raúl se encumbró como gran promesa al marcar diecinueve goles. El curso anterior, el técnico Jorge Valdano había roto el dominio azulgrana de Cruyff, gracias a los goles de Zamorano y la calidad de Redondo y Laudrup, por lo que en esa campaña decidió mantener el mismo bloque (si algo funciona para qué lo vas a tocar, pensaría Valdano), y a las pocas bajas como las de Butragueño o Alfonso, se las suplió con gente como Esnaider o Freddy Rincón (cuya aportación fue muy tímida).
El comienzo no fue el que se esperaba con derrotas en casa ante Oviedo, Rayo Vallecano, la eliminación temprana de la Copa del Rey ante el Espanyol, y la pobre imagen que dio el cuadro blanco en la victoria del Ajax en el Bernabéu en la fase de grupos de la Champions, por lo que a Valdano se le invitó a salir comenzada la segunda vuelta y su lugar lo ocupó Arsenio Iglesias, el artífice del «Súper Depor». Con el gallego bajo los mandos, el equipo mejoró, e incluso plantó cara a una Juventus a la postre campeona, en los cuartos de final de la Liga de Campeones, pero derrotas en casa contra el Sporting o el Racing privaron a los madridistas conseguir la quinta plaza (que daba acceso a UEFA) al quedar tan solo a dos puntos de su ocupante, su bestia negra por aquel entonces, el Tenerife.
La campaña siguiente supuso una auténtica revolución con la llegada de Capello, la marcha de nombres como los de Luis Enrique, Laudrup, Zamorano o Míchel y la inversión de más de 5.000 millones de pesetas (30 millones de euros) en fichajes: Illgner, Seedorf, Suker, Mijatovic, Roberto Carlos y Secretario. Esta revolución daría sus frutos con la consecución de una Liga y sentaría los cimientos del equipo que logró la ‘Séptima’.
Desde que a Europa van los seis primeros y el campeón de Copa (o en su defecto el subcampeón o séptimo clasificado) el Real Madrid la posición más baja que ocupó fue una sexta plaza en la 99/00 (que de no haber ganado la Copa de Europa ese año, hubiera jugado la Copa de la UEFA en el curso siguiente), y viendo que desde 2004 no acaba fuera de los tres primeros puestos, se antoja difícil que los de La Castellana se queden fuera de una competición europea, algo que da un valor histórico a estas dos campañas en blanco.