La Copa de Europa renombrada y conocida casi completamente por Champions League es para muchos aficionados la mejor competición futbolística de la actualidad. Cerca de cumplir 60 años pocos aficionados saben que su origen tuvo en un conflicto entre la prensa británica y la prensa francesa con el Wolverhampton en el ojo del huracán.
Corría el 14 de diciembre de 1954 cuando el Daily Mirror encabezaba la sección de deportes con «Wolves the great!» elogiando al Wolverhampton por su victoria, que el rotativo tiñó de tintes históricos, al Honved de Budapest por tres a dos donde los ingleses remontaron dos goles. El éxtasis del triunfo residía en que el Honved estaba considerado uno de los mejores clubes del momento al estar capitaneado por Ferenc Puskas y formar la columna vertebral de la selección húngara que se proclamó subcampeona del mundo meses antes (y que, en 1953, venció a Inglaterra por 3-6 en Wembley y 7-1 en Budapest).
En el mismo diario que se regodeaba de la victoria de un Wolverhampton liderado por su estrella Billy Wright, había una pequeña columna escrita por David Wynne-Morgan que tenía como titular «Hail, Wolves ‘Champions of the world’, now», y esta adjudicación del título de Campeones del mundo, fue lo que encendió la mecha. Gabriel Hanot, enviado especial de L’Équipe al partido, tomó buena nota de la exaltación de los periódicos británicos y reaccionó de inmediato. Desde el diario parisino escribió «Non, Wolverhampton n’est pas encore le ‘champion du monde des clubs’! Mais L’Équipe lance l’idée d’un Championatt d’Europe des équipes nationales» (No, Wolverhampton no es todavía el campeón del mundo de clubes, pero L’Équipe lanza la idea de un campeonato de Europa con los equipos de cada nación), se había creado el germen de la Copa de Europa.
Meses más tarde, en abril de 1955, el rotativo invitó a quince representantes de clubes europeos para concretar todos los aspectos de esta nueva competición. Unos días después, la UEFA se sumaría al proyecto y se haría cargo de la organización del evento, la primera Copa de Europa, sucesora en parte de la Copa Mitropa y la Copa Latina, ya estaba en marcha.
Es paradójico que el ‘culpable’ de la creación de la máxima competición europea, el Wolverhampton, no haya tenido un extenso historial en Europa, con tan sólo dos ediciones de Copa de Europa (con unos cuartos final como mejor registro), una de la extinta Recopa y cuatro de la Copa de la UEFA. En estas siete ocasiones el mayor éxito de los Wolves fue el subcampeonato en la primera UEFA ante el Tottenham de Mullery y Chivers, un balance paupérrimo para el que una vez fue considerado ‘mejor equipo del mundo’.