La historia siempre nos ha mostrado, ciudades, regiones o incluso países que se han sublevado, levantado ante enemigos más poderosos. Grupos humanos a los que su coraje y valentía les ha llevado a pelear mirando a los ojos a auténticas potencias a las que a otros les habría dado miedo tan siquiera intentarlo. Si lo extrapolamos al fútbol, Napolés es una ciudad exactamente así, entregada a su equipo, vive por y para él.
Los napolitanos son conscientes de su inferioridad en cuanto a historia o masa social (más allá de la propia ciudad), con otros equipos pero en su casa, en su campo, mandan ellos. San Paolo no es un estadio normal, no tiene una afición normal. Napolés es especial y su sentir por el fútbol, por su equipo, traspasa lo humano para alcanzar unas cotas de identificación increíbles. Es imposible pasear por la ciudad del sur de Italia y no encontrar cada pocos metros alguna distinción de su club, ya sea en forma de bandera o de hincha con una camiseta. Sobre todo, cuanto más cerca estés de su templo.
San Paolo es un estadio muy complicado, los tifosi napolitanos aprietan mucho y se convierten, más allá del tópico, en parte del equipo. La afición sabe que su apoyo es importante y que sus jugadores los están esperando. Un partido del Nápoles como local no se entiende sin un campo encendido, con una afición tirando de su equipo e intimidando al rival. Un ruido infernal, un apoyo hasta el desaliento. Eso es, exactamente, lo que sufrirá el Real Madrid. El 3-1 de la ida da una importante ventaja pero, en uno de los partidos más importantes de la historia napolitana, el factor San Paolo puede dar fuerzas al débil. A ese que no teme a nadie cuando está rodeado de su gente.
Napolés y sus vecinos son diferentes. El futbol y su equipo son casi una religión para ellos y todos los napolitanos la procesan. Todos sienten lo mismo, juntos son más fuertes. Napolés no se puede conquistar, no se llega a someter, siempre tiene un último aliento mientras mira a los ojos al rival. Ellos pondrán la caldera, el infierno y todo su empuje pero el Real Madrid es superior futbolísticamente y tiene en su mano salir vivo, y con el billete de cuartos, de un estadio que apretará lo imposible por evitarlo.