Uno es participativo, expansivo, amante de la jarana. Quiere siempre el cuero, viene a recibir, gusta del ‘dribbling’. El otro es comedido, casi minimalista. Cuanto menos toca, mejor. Sin embargo, quiere que el último toque sea de él y que la consecuencia sea gol. Pese a esas diferencias, Neymar y Romario, tienen algo en común. En este caso, diez jugadores atrás. En la Brasil de 1994, la ‘canarinha’ tenía diez obreros y un solista. En la Brasil de 2014, lo mismo. Hasta Fred es un importante trabajador en lides defensivas, principalmente en el juego aéreo.
Neymar es en la selección de Scolari lo que Romario era para la escuadra de Parreira. Así de simple. Diez ‘currantes’ y un solista. Ya sabemos el final de la historia de ese primer acto. Final feliz. Dungas, Mazinhos y Zinhos corrían, desarmaban, armaban y aguardaban la chispa de Romario. Ahora, Paulinhos y Marcelos hacen lo mismo por Neymar. Entre el primer y el segundo acto han pasado viente años. ¿Se repetirá la historia?
A partir de los octavos (si es que Brasil se clasifica esta noche) comenzaremos a tener a respuesta, pero es evidente que la dependencia de un único jugador siempre asusta. ¿Y si él falta? Tarjetas, lesiones o ‘bajones’, pueden hacerlo. Que Brasil depende demasiado de Neymar, todo el mundo lo sabe. En 1994, Romario apenas se preocupaba de la demarcación. Él sólo necesitaba de una pelota y algunos centímetros de césped para resolver el partido. ‘Baixinho’ quedaba rígido, como casi congelado entre los centrales, y un segundo después disparaba y la clavaba. Neymar, por contra, es diferente, necesita de balón, por lo que tiene que demarcarse para recibir el cuero. Pensando en eso, Felipão montó su once y fijó posiciones para todo el mundo, excepto para Neymar.
En la selección de Mano Menezes y en el Barcelona, Neymar tiene un área determinada para actuar. En la Brasil de Scolari, él es el único que no tiene que ocupar un espacio designado. Neymar prefiere jugar por el lado izquierdo, pero, si la zona estuviera atascada, opta por ir a la derecha o al medio, y si no, recula en busca de recibir el balón. ¿Cómo marcar a un jugador con pasaporte para transitar por el campo entero? Complicado. El marcaje individual al futbolista barcelonista desarma el esquema del adversario. Intentar marcar a Neymar por su sector también es difícil por la rapidez que destila. En definitiva es una gran ventaja contar con un crack como él, pero estaría bien que el combinado brasileño tuviese alternativas por si las cosas se pusieran feas. Y parece no tenerlas.